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La banca quiere captar bonistas para el segundo crédito: 90 millones en enero

La Razón
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Solventado el primer asalto, la inyección de liquidez que necesitaba Abengoa para acabar el año, la banca acreedora ultima ya la siguiente línea de crédito para enero. La intención del denominado G-7 (Banco Santander, Banco Popular, Caixabank, Bankia, Sabadell, HSBC y Credit Agriccole) es que sean los bonistas los que sustituyan al Instituto de Crédito Oficial. El próximo mes, la empresa sevillana deberá afrontar pagos corrientes próximos a los 90 millones de euros entre nóminas y gastos de agua, electricidad, etc.

El preacuerdo alcanzado para que Abengoa salve los muebles de aquí al cierre de este ejercicio, que deberá ser ratificado por unánimidad este miércoles por los miembros del G-7, incluye la entrada del ICO con una inyección de entre 15 y 20 millones de euros al préstamo, como adelantó LA RAZÓN.

El resto, hasta alcanzar los 113 millones de euros necesarios, los aportarán los bancos acreedores. La cuantía que deberá poner cada uno de ellos depende del volumen pero también del tipo de deuda que Abengoa tiene suscrita con cada entidad. En este sentido, fuentes próximas a las negociaciones indicaron que Banco de Santander sería la entidad que más capital deberá aportar (por encima de 20 millones).

Como garantía para el primer préstamo –con un plazo de cuatro meses– Abengoa aporta un 25% de sus títulos en la filial estadounidense Yieldco, de la que posee el 43%. Su participación se ha visto reducida al 43% al hacer efectivos sus derechos de canje varios tenedores de bonos convertibles con vencimiento en 2017.

Ese 25% corresponde a la parte de sus acciones que no se encuentra «hipotecada» en otras inyecciones de capital logradas a través de fondos de inversión como TCI, con el que la firma energética tiene pignorado el 14% de su participación en Yieldco.

Para ofrecer garantías ante las siguientes necesidades de capital hasta marzo, fecha para la que Abengoa debería haber encontrado con o sin ayuda del Gobierno de turno un socio industrial capaz de reflotar la empresa, la firma se propone acelerar sus planes de desinversión.

La valoración de los activos de los que dispone la empresa suma 3.000 millones, pero no todos son efectivos puesto que en algunos casos pueden contener deudas. La empresa estima que de esos activos podría desprenderse de una cantidad libre de cargas capaz de generar ingresos por unos 1.200 millones.

En cualquier caso, ni Abengoa ni sus acreedores bancarios quieren colocar a la venta plantas, producción, concesiones o derechos a la baja, por lo que confían en que la entrada de un accionista haga viable el plan de desinversiones sin generar graves pérdidas de valor de dichos activos.