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Rescate a Grecia

LA UE no despeja la sombra del «grexit»

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la rueda de prensa del pasado viernes tras el Eurogrupo, en Bruselas
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la rueda de prensa del pasado viernes tras el Eurogrupo, en Bruselaslarazon

Syriza ha tenido que claudicar ante Merkel para ganar algo de tiempo, pero el riesgo de que

Grecia salga del euro no ha desaparecido aún del todo.

Europa espera la lista de reformas a las que se comprometerá el Gobierno griego a cambio de los cuatro meses de prórroga del programa de rescate actual. Mañana lunes se cumple el plazo para enviarlas al Eurogrupo, que prevé discutirlas al día siguiente por teleconferencia. Aunque ambas partes calificaban de positivo el acuerdo nocturno del viernes con Grecia, Alemania fue la clara vencedora. Grecia accedió a continuar con el programa vigente, que Syriza siempre ha considerado tóxico, por menos tiempo del que en un principio había solicitado, lo que implica que recibirá menos dinero europeo.

Durante estos cuatro meses de extensión, el trabajo político y técnico se hará indispensable. A nivel político, seguirán las negociaciones al más alto nivel. Para el acuerdo del viernes se involucró incluso el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien mediaba para desbloquear la situación con los principales actores implicados: el primer ministro griego, Alexis Tsipras, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y la canciller alemana, Angela Merkel.

En el lado técnico, no será una etapa fácil para Atenas, que buscará mejorar sus condiciones para la devolución de la deuda, enfrentándose así a la doctrina económica europea. La flexibilidad del programa será la clave a la que el Ejecutivo heleno se aferrará para intentar aliviar en alguna medida la carga del pago de la deuda. Siempre tendrá que ser valorada por las instituciones europeas, el trío anteriormente denominado troika (BCE, FMI y CE).

Desde Bruselas, las instituciones se han comprometido a implementar esa flexibilidad de la mejor forma posible en el caso griego, pero los países que han estado inmersos en procesos de rescate vigilarán que las condiciones para Atenas no difieran en exceso de las que se les impusieron a ellos. Es el caso, por ejemplo, de Portugal o Irlanda, que han seguido estrictamente el mandato europeo. La justicia a la hora de cumplir las reglas también es uno de los requisitos que España exige a Grecia. Por ello, el ministro de Economía español planteó ciertas reservas al final de la reunión sobre las condiciones que Atenas debería cumplir.

En lo que parece haber unanimidad es en mantener a Grecia dentro de la zona euro. Sin embargo, el fantasma del «Grexit» resurge cada día en la actualidad de la política comunitaria de la mano de ministros europeos, editoriales de periódicos internacionales o incluso de algunas agencias de rating que evalúan el impacto que tendría una hipotética salida de Grecia de la eurozona.

A pesar del acuerdo del Eurogrupo, el debate sobre el «Grexit» seguirá presente. Ha pasado de estar casi prohibido mencionar la palabra en Bruselas a que se oiga a menudo. Informaciones de «Der Spiegel» revelaron estudios de técnicos del BCE sobre cómo enfrentarse a una posible salida de Grecia de la zona euro o la evaluación de sus consecuencias respecto al resto de socios europeos. Sin embargo, la mayoría de los líderes europeos rechazan que esta posibilidad esté sobre la mesa.

«No hay otra alternativa que un acuerdo de 19», señalaba al respecto el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Para el ministro de Economía español, Luis de Guindos, «la integridad de la zona euro es un valor fundamental, y de eso estamos todos convencidos». «Grecia está en la zona euro y debe permanecer en ella», señalaba el presidente francés, François Hollande en una rueda de prensa compartida con la canciller alemana, Angela Merkel. Sin embargo, los mensajes de tranquilidad ante la posibilidad de que Atenas abandone el club de los países con moneda única suelen llegar desde Berlín.

El mismo día que se celebraba el Eurogrupo, también llegaba ese mensaje del ministro de Finanzas maltés, Edward Scicluna. Reconocía cierto malestar entre los «grandes países europeos» sobre las pretensiones griegas, que habrían determinado a las principales capitales a decidir que si Grecia se quiere ir del euro, «que se vaya». En este contexto se entienden las palabras del ministro de Finanzas alemán a su llegada al Eurogrupo: «No se trata de un único país (en referencia a Grecia), se trata de Europa. Se trata de que podamos confiar unos en otros y entre todos los ciudadanos de los países europeos para fortalecer el proceso de esta Unión Europea», declaraba Schäuble.

Otra de las instituciones que han relajado la gravedad de las consecuencias de un hipotético «Grexit» ha sido el FMI. La organización dirigida por Christine Lagarde indicaba, según «Der Spiegel», que una salida de Atenas podría ser manejable y no contagiaría a otros países. «Riesgos limitados» era la expresión que elegía la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) para referirse a ello. Una de las razones a las que aludía S&P es la relación cada vez menor de Grecia con los mercados financieros. Parece que la situación actual es muy diferente a la que se vivió en el año 2012.