Economía
La vida en un pueblo sin efectivo
Un millón de españoles no disponen de un cajero en su municipio para sacar dinero, según el Banco de España.
Un millón de españoles no disponen de un cajero en su municipio para sacar dinero, según el Banco de España.
Un gesto tan sencillo como sacar dinero del banco es imposible para un millón de personas en España, según indica el Banco de España. Ni cajeros, ni sucursales, el 2,1% de los españoles tiene que desplazarse a otro pueblo (o pedir ayuda a familiares y amigos) para no verse obligados a pagar con tarjeta, si es que los establecimientos de la zona aceptan pequeños pagos de esta forma. Desde la crisis, el número de bancos en nuestro país se ha reducido en un 30%. Cuatro de cada diez sucursales han cerrado, hasta un total de 26.011 oficinas, 19.651 menos que en 2008. En el caso de los cajeros, aunque desde 2015 han comenzado a crecer, a finales de 2018 había 51.391 operativos, 10.300 menos que hace un decenio (una caída del 17%).
La Serna del Monte, un pequeño pueblo en la sierra de Madrid, es uno de los 3.399 municipios que no tienen acceso de ningún tipo a dinero en efectivo. Carlos y Susana gestionan un bar cerca de la iglesia del pueblo y aseguran que, a pesar de que el cajero más cercano está a cinco kilómetros, «casi todo el mundo paga en efectivo». «Es necesario bajar a los pueblos grandes, es algo que tenemos que hacer todos los que vivimos en los pequeños, pero se puede vivir sin efectivo». No obstante, hay veces que «le hemos prestado 40 o 50 euros a un amigo para que no tenga que bajar hasta Buitrago del Lozoya», el pueblo más cercano con cajero.
Hay personas que, como Amparo, viven en Madrid, pero todos los años pasan una larga temporada en los pueblos de la zona, sobre todo en verano. «A veces tenemos que ir a sacar dinero a Buitrago, pero lo normal es que vengamos de Madrid con todo preparado». Amparo, cuando está en su casa del pueblo, prefiere pagar con efectivo, ya que la tarjeta de crédito la usa «nada más para cuando voy a los grandes almacenes». Respecto a los pagos directos con el teléfono móvil o con un reloj inteligente asegura que «estas cosas» no son para ella.
Begoña no vive en La Serna del Monte, pero trabaja en un restaurante del pueblo en el que se puede pagar con tarjeta porque los clientes son gente que va y viene de paso a Madrid. Asegura que hay que estar pendiente porque «como te quedes sin cambio, tienes que bajar a Buitrago, pero claro, de lunes a viernes». No obstante, la gente que pasa por la zona viene prevenida de este tipo de problemas y «siempre trae dinero en efectivo». «Muchos preguntan si pueden pagar con tarjeta porque vienen de otros sitios en los que no es posible», dice Begoña, quien se ofrece a presentarnos a Juana, una vecina de municipio de toda la vida, no sin antes advertir de que «estos pueblos, poco a poco, van a tender a desaparecer porque no hay vida para la gente joven».
Juana compra todos los días una barra de pan al repartidor que pasa todos los días por el pueblo para que sus 77 habitantes, según el censo de 2018, no tengan que desplazarse a otros pueblos. «Le compro porque, si no, no comemos. Es eso o tenemos que bajar a Buitrago a por ello». Juana ni siquiera tiene tarjeta y, si quiere sacar algo de dinero, su hija la tiene que llevar hasta otro pueblo. «Normalmente bajo una vez al mes y guardo bien el dinero. Ella no está muy preocupada por si le ponen un cajero en la puerta de su casa, siempre y cuando «tenga a alguien que me acerque». Al final, «lo que hago es vivir al día, como todo el mundo».
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