Caso Tarjetas «B»

Las noches en «Black» de la cúpula de Caja Madrid

Blesa acudía a hoteles de lujo
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Los directivos y consejeros de la entidad gastaron 1,2 millones de euros de madrugada. Blesa acudió a hoteles de lujo en la capital, donde tiene su residencia, justo después de divorciarse de su ex esposa

Los consejeros y directivos de Caja Madrid gastaron casi 1,2 millones de euros de madrugada. Las famosas tarjetas «black» se hacían aún más oscuras al caer la noche. Las visas opacas, que escapaban de los ojos de Hacienda, fueron confinadas por la entidad para gastos de representación. Los directivos y consejeros de Caja Madrid tuvieron a bien pensar que la mejor forma de representar a su entidad era yendo bien vestidos, bien comidos, bien bebidos y bien... dormidos. Por ello, no dudaban en tirar de tarjeta para pagar hoteles a altas horas de la madrugada en su propia ciudad de residencia, cenas que parecían no tener fin y cuyo precio incluso excedía de los 1.500 euros, reservados en lujosas discotecas o retirar 3.000 del cajero a las cinco de la mañana. No importaba que fuera lunes o martes. Todos los días son de felicidad con una visa «black» en la cartera. Que siga la fiesta.

Suites en el Hotel Hesperia

Miguel Blesa (67 años) fue el ideólogo de las tarjetas del gratis total. El ex presidente de Caja Madrid gastó más de 400.000 euros con su visa B. Parte de este dinero ha ido a parar a restaurantes no aptos para todos los bolsillos, hoteles de cinco estrellas y conocidas salas de fiesta. Blesa encontraba en el barrio de Salamanca todo cuanto quería. Las noches del ex presidente estaban llenas de actividad allá por 2003. Primero, una cena en Zalacaín, luego, unas copas en Gabana y, para acabar, una suite en el Hotel Hesperia o en el Ritz. Por aquellos maravillosos años, Blesa, divorciado de su ex esposa, María José Portela, estaba conquistando a su actual pareja, Gema Gámez –17 años menor–, que trabajaba con él. Y es que el jienense no sólo encontró una tarjeta «black» en Caja Madrid, también el amor. Aunque entre los consejeros y directivos de la entidad hay más románticos. El socialista Virgilio Zapatero se gastó 2.600 euros en flores en un año y medio.

El hombre de los mil euros por minuto

El ex consejero ejecutivo Ramón Ferraz Ricarte es un hombre de hacer gastos a horas intempestivas. Su tarjeta B se queda a tan sólo 30.000 euros de la de Blesa. Cuando todo el mundo dormía, Ferraz salía de fiesta previo paso por el cajero. El 27 de diciembre de 2005 sacó 3.000 euros en tres minutos. En concreto, a las 04:57, 04:58 y 04:59 horas. Pese a que las fechas navideñas invitan a las compras, no es precisamente regalos de Reyes lo que puede consumirse a esas horas de la noche. Además, sólo 15 horas antes se había hecho con otros 1.000 euros en otro cajero. No tuvo una mala noche Ferraz. Muchos se lo pasan mejor con menos, pero es una realidad que el ex consejero es la envidia de todo veinteañero que se precie. Las noches de farra por todo lo alto de Ferraz no son cuestión baladí. De hecho, es el cuarto que más dinero gastó a altas horas de la noche de todo el clan de las tarjetas «black». Y es que mientras haya cajeros, hay buena fiesta. Además, cuando la ocasión lo requería pasaba la noche en el Hesperia o el Ritz.

Ibiza socialista

La noche madrileña no es la única de la que disfrutó el apodado como clan de las tarjetas negras. En Ibiza se recibía a los consejeros y directivos de Caja Madrid siempre con los brazos abiertos. El socialista Jorge Gómez pasó su tarjeta por el datáfono de la discoteca Amnesia Ibiza para pagar un reservado de 370 euros el 8 de julio de 2011. Gómez no pudo resistirse al «musicote» del dj español Brian Cross. Él no fue de los consejeros que más dinero gastó, pero la noche parece que le confundía. No superó los 100.000 de gastos en su visa opaca. No obstante, tampoco se privó de su viaje de más de una semana por Ibiza a todo tren, en la que también disfrutó de paseos en yate.

l 1.800 en una cena

El ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán utilizó la tarjeta sin rastro para pagar sus interminables cenas que se dilataban hasta la madrugada. Las facturas de 1.200, 1.500 o 1.800 euros cargadas a esta visa son una constante durante los años en los que tuvo la tarjeta. Todo hace indicar que o Ferrán es de buen comer o a las cenas acudía hasta el apuntador. Además, los restaurantes en los que era un habitual pertenecían en su inmensa mayoría al Grupo Cantoblanco, propiedad de Arturo Fernández –ex vicepresidente de la CEOE–, que también es su concuñado. Todo es mejor cuando el dinero se queda en casa.

Largas noches en Buddha

Por su parte, Ramón Martínez Vilches, responsable de la Dirección de Riesgos, era un asiduo del mítico Buddha madrileño. La discoteca, que era casi la segunda casa de muchas estrellas del balón y del papel couché, cerró sus puertas a principios de este año, muy al pesar de varios ex consejeros de Caja Madrid. Vilches, que se encuentra en el «top ten» del clan de las tarjetas negras que más dinero gastaba cuando los búhos despiertan, tiró de ésta en varias de sus visitas en 2010 a la discoteca. En total, se gastó 700 euros en reservados y copas en el local más importante de Madrid por aquellos tiempos.

De hotel en hotel

Ildefonso Sánchez Barcoj, ex director financiero de Caja Madrid, ha sido el que más ha gastado, tanto de día como de noche. Sus salidas nocturnas tuvieron lugar por varios puntos de España. Pese a esta cifra de cargos en su tarjeta, que casi llega a los 600.000, en bares y pubs no hizo gastos excesivos como sus compañeros. Eso sí, Barcoj dormía en hoteles con bastante asiduidad, incluso en su propia ciudad de residencia.

1.600 euros en un club

Luis Gabarda Durán, ex consejero ejecutivo de Caja Madrid, visitó durante 2005 algunos clubes. En uno de ellos, el 25 de abril, el extracto de su tarjeta «black» recoge un pago de 1.600. Un mes antes también estuvo en el lugar, aunque en esa ocasión su cuenta no llegó a los 400 euros. Gabarda, pese a que sólo tuvo la visa opaca operativa durante cinco años, generó gastos de supuesta representatividad por valor de 135.000.

Gabana, la discoteca preferida

Por otro lado, Rafael Pradillo, consejero nombrado a propuesta del Partido Popular, sólo tuvo la tarjeta durante el año 2003. En concreto, ocho meses. No obstante, le dio tiempo a ir a Gabana con sus amigos. Allí, su tarjeta «black» también pasó por el datáfono del local. La realidad es que las tarjetas a nombre de Caja Madrid les sonaban familiares a los camareros de la discoteca, ya que muchos de los ex consejeros del clan de las tarjetas negras eran asiduos a las fiestas entre semana hasta altas horas en la discoteca Gabana. Su compañero de partido Estanislao Rodríguez prefería el casino. Así, su visa B recoge más de 1.300 euros de gasto en estas salas. La mayoría de los 86 ex consejeros y ex directivos de la entidad madrileña usaron esta tarjeta opaca para cargar gastos nocturnos de toda índole. Mientras ellos gastaban en restaurantes de lujo, discotecas, hoteles y casinos, la entidad continuaba en caída libre. En 2011 se acabaron las tarjetas, y fue el momento en el que muchos aprovecharon el final de vida de las tarjetas «black» para intensificar los gastos. Apenas un año después, el Gobierno tuvo que rescatar Bankia por cerca de 23.000 millones de euros.