Impuestos
Las renuncias a herencias no tienen techo y suben un 10,8%
Desde 2007 se han disparado un 289%. La alta fiscalidad de algunas comunidades en algunos casos y las cargas que acarrean en otros motivan estos rechazos.
Desde 2007 se han disparado un 289%. La alta fiscalidad de algunas comunidades en algunos casos y las cargas que acarrean en otros motivan estos rechazos.
Heredar no siempre es la bicoca que muchos imaginan. De hecho, para algunos, asumir un legado de este tipo es una carga tan pesada que no tienen más remedio que renunciar a ella. En España, cada vez son más los forzados a hacerlo. En 2017 se registraron 42.987 renuncias a herencias, según los datos del último ejercicio completo que tiene recopilados el Consejo General del Notariado. La cifra es un 10,5% superior a la del año anterior y supone que, en conjunto, los españoles renunciaron a casi una de cada diez herencias a las que tenían derecho, pues estas transmisiones sumaron 409.402. Desde 2007, estas renuncias se han disparado un 289%, al pasar de 11.048 a 42.987. Y el porcentaje tiene todos los visos de que seguirá subiendo. En el primer semestre de 2018, los notarios tenían contabilizadas ya 24.124 renuncias, lo que, de continuar la progresión en la segunda mitad del año, implicaría superar las 48.000 a finales de año.
Dependiendo de dónde se viva, heredar en España es más o menos oneroso. Según un estudio del Consejo General de Economistas (CGE), una persona soltera, de 30 años, que herede bienes de su padre por valor de 800.000 euros –200.000 correspondientes a la vivienda del fallecido– pagaría más de 100.000 euros por el Impuesto de Sucesiones en puntos de España como Asturias –103.135–. En otros como en Andalucía se bonifica el 100% de la tasa para los casos más comunes desde el 1 de enero de 2018. Previamente, sin embargo, una herencia tipo suponía un desembolso de 164.049 euros para un andaluz. En esta comunidad es en la que se produjeran más renuncias en 2017, 8.341. Algunas regiones como La Rioja –3.176–, Murcia –1.640–, Extremadura –1.588–, Madrid –1.586– o Islas Canarias –134– bonifican este impuesto por encima del 95%. Entre medias quedan Castilla y León –81.019–, Comunidad Valenciana –63.194–, Castilla-La Mancha –31.759–, Galicia –15.040–, Cantabria –14.796–, Cataluña –9.797– e Islas Baleares –5.959–. Tras Andalucía, la segunda región en la que más renuncias se contabilizaron fue Cataluña, con 8.184, aunque el número de herencias en esta comunidad –78.618– fue muy superior al de la andaluza –59.158–. Castilla y León, con 2.630, completó el podio.
La disparidad de fiscalidades ha desatado una suerte de «guerra fiscal» que ha motivado que Hacienda esté empujando para lograr una «amornización» al alza del Impuesto de Sucesiones, de manera que las regiones con mayores recursos no «arrastren» a las autonomías menos favorecidas, tal y como informó LA RAZÓN en su edición del pasado 31 de diciembre. La tesis del Gobierno choca con la defendida por PP o Ciudadanos, partidarios de la supresión de este impuesto por considerarlo injusto al gravar unos bienes por los que consideran que ya se han pagado y se pagan otros impuestos.
Evitar sobresaltos
Pero la disparidad fiscal no explica, por sí sola, la renuncia a las herencias. Como explican fuentes del Notariado, «muchas herencias vienen “envenenadas” con fincas que tienen hipotecas, con deudas... y a muchos, en esas condiciones, no les interesa heredar». En Andalucía, por ejemplo, el cambio de fiscalidad no ha reducido las renuncias. En la primera mitad de 2018 se contabilizaron 4.610. Y en Extremadura, donde el gravamen para el ejemplo de los Economistas pasó de 158.796 euros a apenas 1.588 el 1 de enero de 2018, en el primer semestre del ejercicio anterior se registraron 482 renuncias, por las 883 sumadas en todo 2017. Para evitar renuncias y prevenir sobresaltos, los notarios están haciendo énfasis en los últimos años en la figura de la herencia a beneficio de inventario. Aunque es un proceso más lento, también es más seguro. Se hace un inventario de los bienes heredados y, tras pagar a los deudores, lo que queda se entrega al heredero. Desde 2015, estas herencias han crecido de 184 a 1.243.
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