Ministerio de Economía
Los inversores extranjeros temen una vuelta atrás de las reformas
Los grandes fondos valoran lo que se ha hecho en estos cuatro últimos años y temen el final del proceso de liberalización
Los grandes fondos valoran lo que se ha hecho en estos cuatro últimos años y temen el final del proceso de liberalización
«La economía con ruido funciona poco». Estas seis palabras pronunciadas por uno de los máximos responsables de un despacho profesional de asesoramiento empresarial e institucional, por el que pasan buena parte de las operaciones empresariales que se producen en este país, definen a la perfección el sentimiento de incertidumbre y de soledad, que vive la economía española desde las elecciones generales del 20 de diciembre. Y es que un país con un Gobierno en funciones desde hace casi dos meses en el que se intercambian miles de mensajes de todo tipo acaba, de una forma u otra, calando en la economía, por muy bien que ésta haya finalizado el pasado ejercicio.
El secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, confirma el buen arranque de año de los principales indicadores económicos. «Lo que está sucediendo en estas últimas semanas en los mercados no tiene nada que ver con la situación de España. Nuestra economía está arrancando el año 2016 con un fuerte impulso, que es consecuencia de las reformas puestas en marcha, especialmente la bancaria. Si no sucede nada extraño el objetivo de crecer un 3% este año es completamente factible, lo que significaría crecer nada menos que el doble que la zona euro».
Pero entre la terca realidad de los datos, con el consumo privado y las exportaciones tirando del PIB, y la percepción de los empresarios, los ciudadanos y de los inversores media un abismo. ¿Qué pasa en situaciones como las actuales? «Que las inversiones en grandes proyectos se paralizan y las operaciones de compra en los mercados esperan a tiempos mejores y algunos procesos que permanecían latentes, como pudieran ser las reestructuraciones laborales, se anticipan por si acaso», señalan algunas de las fuentes consultadas por LA RAZÓN.
Aunque el gobierno está en funciones hasta que no sea investido un nuevo presidente, las consultas con los grandes inversores institucionales y las agencias de calificación de rating se mantienen con periodicidad. «Los inversores internacionales están tranquilo», asegura Íñigo Fernández de Mesa. «Lo que les gusta es lo que se ha hecho en estos últimos cuatro años y de lo que no quieren oír hablar es de una posible marcha atrás en el proceso reformista emprendido, en la liberalización de nuestra economía. Son muy sensibles a una posible regresión de las reformas. ¿Por qué? Porque España no puede permitirse crecer por debajo del 3%, porque hay que crear más empleo, exportar más...».
De momento las dudas que mantienen los inversores se reflejan en las consultas que realizan a los diferentes bufetes especializados. Las principales se centran en el mercado laboral y la posibilidad de que la reforma aprobada por el Gobierno en 2012 se derogue, y sobre una hipotética también modificación del sistema fiscal. «Nos preguntan qué posibilidades hay de crear nuevos impuestos a la riqueza, sobre el impuesto de sucesiones o sobre el patrimonio, si en el concepto de riqueza se va a incluir la vivienda... Todos esos mensajes que se han lanzado durante la campaña electoral generan dudas».
Otro de los problemas que no termina de despejarse, a pesar de que han transcurrido nueve meses desde la celebración de las elecciones autonómicas y municipales (mayo de 2015), es qué va a pasar realmente en las CC AA y en los negocios dependientes de concesiones públicas en los que tiene presencia el sector privado. Los nuevos responsables de los gobiernos autonómicos y de las grandes corporaciones locales «lanzan mensajes confusos, poco nítidos y claros» (asegura otra fuente) sobre sectores como la sanidad, la distribución, las infraestructuras, la energía... muy dependientes de los boletines oficiales correspondientes. «Son temas que ayudan poco».
Todas estas dudas están ensombreciendo una economía que mantiene récords en la llegada de turistas, que tiene a pleno rendimiento el sector del automóvil y que no encuentra techo en sus exportaciones y donde los inversores extranjeros siguen manteniendo su apuesta.
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