Macroeconomía
Los nuevos motores
Los mercados emergentes y las economías en desarrollo siguen generando el 70% del crecimiento mundial
China, el Sudeste asiático, África y, sobre todo, India están identificadas desde hace bastantes años como las áreas que presentan un mayor potencial de crecimiento económico.
Si bien las dudas sobre China atemorizan al resto del mundo, Brasil retrocederá este año más de un 3% y Rusia caerá por encima del 1%. Los tradicionalmente considerados como países emergentes han frenado en seco y se han sumergido, debido al desplome de las materias primas y al cada vez más debilitado comercio mundial. Aunque haya que encontrar un modelo de crecimiento que permita recuperar el protagonismo de las economías desarrolladas, la parálisis de estos mercados representa una amenaza para el avance global y obliga a buscar nuevos motores.
Estados Unidos tiene un potencial muy razonable pero, desde hace años, el peso de otros países en el crecimiento económico mundial se ha incrementado de forma significativa. Además, tras la crisis se están propiciando dos cambios de paradigma: uno por la digitalización y su impacto en la productividad y el empleo. Y el otro viene dado por una acumulación de deuda muy importante que deberá gestionarse durante muchos años. «Saber dónde están las referencias de crecimiento mundial es importante para los inversores y para las relaciones comerciales. Por eso ahora se habla tanto de nuevos acuerdos entre grandes áreas de crecimiento». Santiago Carbó, que también es coordinador del área de Economía e Historia de Cunef, admite que China, el Sudeste asiático, África e India están identificadas desde hace bastantes años como las áreas que presentan un mayor potencial de crecimiento económico. En cualquier caso, advierte de que no están exentas de riesgos, ya que acumulan desequilibrios y desigualdades que las hacen vulnerables, a corto plazo, a turbulencias financieras y, a largo plazo, a inestabilidad social.
Carbó asegura que China e India, por su dimensión, potencial poblacional y punto de partida, son referencias esenciales. China continúa siendo el mayor contribuyente al crecimiento global, muy por encima de EE UU y Europa. Este año, que crecerá un 6,6% según las proyecciones del FMI, contribuiría a cerca del 39% del crecimiento global. El efecto arrastre del gigante asiático sobre los «nuevos emergentes» –especialmente África– hace que la aportación china al crecimiento mundial se incremente por el impacto que tienen sus inversiones en África y el potencial de crecimiento de estas zonas.
En India, hay grandes inversiones en innovación al tiempo que una diversidad cultural, poblacional y de desarrollo muy acusada. «Son países extraordinarios en sus posibilidades y, de momento, no tienen uno de los grandes problemas de las economías más maduras a los dos lados del Atlántico, el envejecimiento de la población». El Sudeste Asiático es también un área interesante, con polos de comercio y áreas financieras muy competitivas. «África sigue siendo la gran incógnita. Sus posibilidades son enormes, pero las condiciones de partida y la inestabilidad política son factores limitantes muy significativos», agrega Carbó.
Por su parte, Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de Asinver, resalta que Tailandia, Filipinas, Indonesia y, sobre todo, India presentan las mejores perspectivas. India, que crecerá este año un 7,4%, se beneficiará de las recientes reformas, el consecuente repunte de la inversión y la caída de los precios del petróleo. También es destacable la evolución de la economía polaca.
Estados Unidos
A diferencia de lo que sugieren algunos expertos, Flores no piensa que el potencial de crecimiento estadounidense se haya agotado y mucho menos que éste sea el origen del actual estancamiento global, que se sufre más en países emergentes o en otras regiones desarrolladas como Europa o Japón, que son las que sistemáticamente vienen incumpliendo las expectativas. Los mercados emergentes y las economías en desarrollo siguen generando el 70% del crecimiento mundial, por lo que es lógico que su peor desempeño afecte al resultado global en mayor medida. En términos generales, añade Flores, el crecimiento de EE UU viene superando los pronósticos gracias a una demanda interna apuntalada por el retroceso de los precios del petróleo, la moderación del ajuste fiscal y el respaldo que significa la orientación acomodaticia de la política monetaria, a pesar incluso del alza gradual proyectada de los tipos de interés y del freno que significa para la exportación neta la reciente apreciación del dólar.
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