Salarios
Los trabajadores españoles, de los más baratos
Los costes laborales en nuestro país están bastante por debajo de la media Europea. No obstante, las empresas en España nunca habían pagado tanto por mantener a un empleado debido al ascenso de las cotizaciones. Las compañías reclaman una bajada. Mientras, los asalariados quieren mejores sueldos, lo que encarecería aún más los costes laborales,
La recuperación económica ha hecho surgir una duda en los trabajadores españoles: ¿por qué todo vuelve a marchar pero no mejora mi sueldo? Muchos opinan que, en la situación actual, las empresas podrían aumentar los salarios y asumir el crecimiento del gasto por ocupar a un empleado. España, de hecho, está más de un 20% por debajo de la media de la Unión Europea (UE) en cuanto a coste laboral. No obstante, nunca antes una compañía de nuestro país había pagado tanto por un trabajador. ¿Se pueden permitir que se siga encareciendo el mantener a alguien contratado?
Ahora, el coste laboral en España se sitúa en 21,04 euros por hora, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras, en la UE es de 26,8 y en la Zona Euro de 30,3. Reino Unido con 25,7; también se sitúa por debajo de la media, pero las mayores potencias económicas del continente tienen costes más elevados: Italia, 28,2; Alemania, 34,1; Francia, 36 euros; y Bélgica casi duplica la cifra con 39 euros la hora.
Las diferencias, explican desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), se sustentan en la riqueza que cada Estado produce: «Todo hay que verlo también en relación con el nivel de vida de cada país. En España los costes laborales son un 20% inferiores a los de la media de la UE, pero es que el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, es también casi un 18% inferior al de la media de la UE. Como se ve, ratios similares».
Comparaciones
Además, recuerda que la media de la UE en cuanto a costes laborales es tan alta porque en ciertos países es muy caro mantener un trabajador, pero realmente España no está a la cola respecto a este tema. «Hay un mayor número de naciones donde estos costes son inferiores a los nuestros que donde son superiores», sostienen. Entre ellos, Portugal (14,1 euros por hora) o los países del Este, como Lituania (8 euros) o Letonia (8,1 euros). En este sentido, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) informa de que España ocupa el puesto 18 en costes laborales de los 44 países analizados y que conforman las principales economías del mundo.
La comparación, entonces, se debería realizar respecto a los estados que tengan un PIB per cápita similar al nuestro. Junto a España (con 25.000 euros), otros cuatro países de la UE se sitúan entre los 10.000 y los 20.000 euros por cabeza. Son Italia (28.400), Malta (23.900), Chipre (22.400) y Eslovenia (21.000). Italia, como ya se ha visto, cuenta con unos costes laborales de 28,2 euros por hora; España, 21,04; Eslovenia, 17; Chipre, 16; y Malta, 13,8 euros.
Por lo tanto, añaden desde la CEOE, España no posee unos costes laborales bajos, sino adecuados a su PIB: «Lo interesante es tenerlos lo más ajustados posibles a los de nuestros principales competidores, entendiendo éstos como aquellos otros países donde los factores de riqueza y productividad puedan obtener unas valoraciones bastante similares a las nuestras».
En eso consiste parte de la competitividad de las empresas y la inversión. Y aunque es verdad que las compañías españolas resultan ciertamente atractivas por los costes laborales tan reducidos que enfrentan, «no son un chollo», comenta el economista Juan Ramón Rallo; porque no disfrutamos de tanta ventaja respecto a los países con economías similares a la nuestra.
Máximo histórico
Y es que en España los costes laborales nunca habían sido tan altos. Si miramos atrás, en los primeros momentos de la crisis, en 2008, las empresas pagaban 19 euros por cada trabajador. Y es de los pocos datos que continuaron creciendo durante la recesión hasta alcanzar los 21,04 euros por hora actuales. Una cifra que, según Juan Ramón Rallo, es incluso demasiado elevada teniendo en cuenta nuestros niveles de productividad. Los últimos datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reflejan que en el mismo periodo de aumento de los costes laborales, la productividad española decreció.
Las empresas no generan lo suficiente para mantener el gasto que le supone un trabajador hoy en día y, por lo tanto, «no existe incentivo para la contratación», afirma Rallo. Mientras los costes no desciendan, la solución que se ha buscado desde el Ejecutivo para atajar el problema de la creación de empleo ha sido correcta, dice: «Afortunadamente se ha seguido la alternativa de recolocar gente para reajustar los costes, y sobre esa base vayan aumentando la productividad y los salarios».
El sueldo, en España, ocupa bastante menos del conjunto de los costes respeto al resto de Europa. Los últimos datos publicados por Eurostat indican que de todo lo que una empresa paga por empleado en la media de la UE, el 97,9% se dedica al salario. En España, sin embargo, sólo supera levemente el 74%. Esta brecha se debe a que en nuestro país el 21% del gasto lo ocupan las cotizaciones a la Seguridad Social, y en la suma de naciones continentales sólo el 0,58%.
Bajar las Cotizaciones
Desde la CEOE, defienden la necesidad de homogeneizar estas cargas a las compañías con el resto de Europa: «Lo que tradicionalmente hemos venido pidiendo es una rebaja de las cotizaciones sociales a cargo de las empresas, que en España son más elevadas que la media de la UE y que la media de la Eurozona, con la finalidad de que los costes laborales continúen siendo competitivos, máxime en un entorno cada vez más globalizado».
Juan Ramón Rallo apoya esta decisión. No obstante, apunta que el momento que atraviesa la Seguridad Social es bastante complicado para llevarla a cabo: «Con el problema que tenemos tan acuciante con las pensiones, es difícil que bajen las cotizaciones. Eso llevaría a caídas de la recaudación y el déficit sería más grande». Justo, la Seguridad Social ha seguido la tendencia opuesta durante la última década, aumentar sus ingresos para mantener las prestaciones y rebajar el déficit para cumplir con los objetivos que se marcaban desde las instituciones europeas. Por ello, las cotizaciones de las empresas han aumentado un 8% por trabajador desde 2008 hasta alcanzar los 596,04 euros por trimestre.
Si las cotizaciones sociales bajasen, las empresas podrían dedicar cerca del 100% del coste de un trabajador, en pagarle su propio sueldo. Es la fórmula más lógica para que suban las salarios, pero parece imposible de cumplir. Más cuando ya se ha anunciado una medida que provocará que el crecimiento de los costes laborales: un incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 850 euros en 2020 en 14 pagas.
SMI
Esta medida provocará que el sueldo base aumente un 4% este mismo año. Pero el Gobierno se ha guardado un as en la manga para que el gasto por trabajador no se dispare frente a la riqueza del país. Así, la subida del SMI está condicionada a que el PIB español mantenga un ritmo de mejora del 2,5% anual. Según los últimos cálculos del Banco de España, este ejercicio el crecimiento será del 2,7%, con lo que se cumpliría el requisito para que el Salario Mínimo Interprofesional siga elevándose y, como consecuencia, a la vez lo hagan los costes laborales.
El coste laboral varía según el sector. No cuesta lo mismo mantener a un trabajador en la industria, que en la construcción, o en los servicios. De todos ellos, el más caro está en la industria. Juan Ramón Rallo sostiene que «los costes laborales industriales son grandes, sobre todo en determinados apartados, como lo relacionado con la producción energética, donde los salarios son más altos porque la actividad es intensiva en capital sin requerir tantos trabajadores. Además, suelen ser empleados bien cualificados que demandan un sueldo equivalente a su formación».
Sectores
El coste laboral en la industria ha crecido un 10% desde 2008, siendo el único sector que ha experimentado un aumento en este sentido, hasta situarse actualmente en su máximo históricos, 3.243 euros trimestre y trabajador. Los servicios se han mantenido en el entorno de los 2.500 euros, y alcanzaron su tope en 2011. Por su parte, la construcción sufrió las consecuencias más graves de la recesión, frenando casi en seco su actividad. Su coste laboral subía como la espuma. Se incrementó en casi más de 600 euros entre 2008 y 2013, pero desde entonces no ha parado de descender, acumulando una caída del 4%.
La brecha en el coste laboral entre sectores también ha ido elevándose en los últimos años. Y la industria ha despegado, ganando mucho más terreno en España que en el resto de Europa. La diferencia de costes laborales entre este sector y el de la construcción, era de 263 euros por trimestre y trabajador en 2008. Ahora, es de casi 500. Si lo comparamos con los servicios, la grieta que se genera es de un volumen parecido. En 2008, una empresa dedicada a la industria asumía un gasto por empleado 310 euros mayor a una compañía de servicios. En el último trimestre de 2017, indica el INE, la desigualdad fue de 686 euros.
La subida de las cotizaciones sociales, de la que ninguna actividad se ha escapado, no se ha compaginado con el hecho de que las distinciones sectoriales sean cada vez más acuciantes. La industria paga un 14,5% más que en 2008, y la construcción un 13,5% más a pesar de que la fuerza que ha perdido en el mercado laboral sea mucho mayor. Las empresas de servicios, con un 7,5%, sí se han enfrentado a un aumento de las cotizaciones proporcional al crecimiento del sector.
Europa
Recuperando la comparación de España con el resto de Europa, hay que destacar que aquí la construcción sale más cara que los servicios. Al contrario, ocurre en el conjunto de la UE, donde la construcción es el sector con el coste laboral más bajo, con 23,7 euros por hora trabajada; mientras, los servicios cuestan 26,6 y la industria hasta 27,4 euros por hora.
Los países con un PIB per cápita similar al de España (Italia, Malta, Chipre y Eslovenia), ponen por delante a los servicios que a la construcción. Sólo hay otras tres naciones europeas, junto a España, donde el coste laboral en la construcción sea mayor que al de los servicios: Países Bajos, Finlandia y Reino Unido.
Con esto, los costes laborales del sector se han convertido en una característica española frente a los países comparables con nosotros, que somos más atractivos para la inversión en cuanto a servicios, teniendo en cuenta que una empresa turística (por ejemplo) paga menos por trabajador que otra italiana.
Pero, aseguran desde la CEOE, «los costes laborales influyen para atraer inversión, pero no son el único factor. Existen otros elementos que también son muy relevantes, como, por ejemplo, el nivel de infraestructuras, los servicios públicos, el idioma, la situación geográfica, la formación de los trabajadores, la estabilidad socioeconómica, la seguridad jurídica, un marco regulatorio flexible e incluso el clima, por citar algunas de los más importantes».
Inversión
Quizá sumándolo todo, los servicios españoles no resultan tan llamativos si nos fijamos particularmente en los costes laborales. Y es que el reparto de la inversión extranjera en España no demuestra que, cuanto más bajos sean los costes laborales, más dinero se atrae. De los 36.122 millones de euros de inversión extranjera que llegaron a nuestro país en 2017, el sector inmobiliario fue el que más congregó, con un 13% del total. Luego, le siguieron las compañías de energía eléctrica y gas con un 10%. El pódium sí lo completa un apartado de los servicios, los financieros, pero con un escaso 7%.
Los costes laborales reducidos pueden provocar un fenómeno de concentración de grandes empresas en determinados núclos donde se pague poco para mantener un empleado. Desde la CEOE apuntan que «las multinacionales, cuando toman las decisiones de instalarse en un país, sopesan muchas variables, y sin duda los costes laborales son una de ellas». Pero indicen en que los costes laborales nunca son un factor único para la llegada a España de capital o de empresas.
Respecto a las compañías españolas, están en una encrucijada con sus contratados. Mientras las empresas piden el descenso de los costes laborales a través de las cotizaciones; los empleados demandan que crezcan mediante un aumento de sueldo, y también quieren tener asegurada su futura pensión pública. Los dos puntos de vista, a día de hoy, son imposibles de compaginar por la circunstancia económica que arrastran algunas empresas desde la crisis.
Particularidades
«Hay que recordar que en nuestro país, la tasa de desempleo es aún muy elevada, el 16,5% en el cuarto trimestre de 2017, y que si bien la situación económica ha mejorado, todavía quedan muchas empresas que siguen teniendo pérdidas. Por lo cual, consideramos que el incremento de los costes laborales debe adecuarse a las condiciones de cada empresa o sector, con el objetivo de favorecer la competitividad y la creación de empleo», apuntan desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales.
La misma fuente sostiene que no es veraz mantener que los costes laborales en España son bajos. «Hemos entrado en una dinámica que a base de repetirla parecería que tiene que ser cierta», pero las peticiones de salarios más altos por parte de los trabajadores ha difuminado la realidad del gasto de una empresa con sus empleados.
Extremadura, a la cola del país
Los costes laborales dependen de la situación económica de cada región. Y en España hay grandes diferencias entre comunidades que provocan desigualdad en cuanto al gasto por trabajador. Extremadura, con diferencia, es donde más barato sale mantener un empleado. En concreto, 2.192 euros por trimestre, según los últimos datos registrados por el INE en 2017. Le sigue Islas Canarias con 2.250 y Región de Murcia con 2.408. La diferencia de Extremadura con el resto de España, comenta el economista Juan Ramón Rallo, se debe a que es un territorio donde «no hay inversiones de grandes capitales. Tampoco existe la industria y los servicios son casi nulos. En esas condiciones, sólo les queda vivir de las transferencias del resto del país». Mientras, otras comunidades gozan de una riqueza que le permite tener altos costes laborales. Las que más, País Vasco con 3.114 euros; Madrid con 3.105; y Navarra con 2.937.
Servicios, llenos de vacantes
Uno de los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de valorar los costes laborales en un sector concreto, es el cálculo de vacantes que permanecen en dicha actividad. Si el sector servicios es el que tiene los costes más bajos, el motivo también se encuentra en el alto número de vacantes que ostenta: 67.491 en el último trimestre de 2017. No obstante, en ese periodo registró un descenso gracias a la campaña de Navidad, tras haber alzcanzado su máximo en el trimestre anterior con 74.559. La industria tiene más vacantes que la construcción, pero ha conseguido reducir el número de puestos vacíos de los 8.427 en 2013 a los 5.306 en la actualidad, siendo el sector que mejor ha recuperado el empleo perdido. Por su parte, la construcción sólo cuenta con 1.940 vacantes, sin haber logrado una gran recuperación de este dato durante los años del nuevo tirón económico, pues en 2013 la cifra era de 2.555.
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