Rescate a Chipre

Merkel mira a Francia tras la zozobra de Chipre

La canciller aprovecha una cumbre con empresarios para sugerir reformas a Hollande. Elude opinar sobre el euro

El presidente del Gobierno de Francia, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, ayer, durante su reunión en Berlín
El presidente del Gobierno de Francia, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, ayer, durante su reunión en Berlínlarazon

La canciller aprovecha una cumbre con empresarios para sugerir reformas a Hollande. Elude opinar sobre el euro

Aunque se trataba de una iniciativa franco-alemana, François Hollande no jugaba ayer en casa sino en la del enemigo. Con el riesgo de que la cena de trabajo que en Berlín ofrecía la canciller germana a una quincena de empresarios europeos, la élite industrial del Viejo Continente, para hablar de empleo y competitividad se tornara en una requisitoria de la «jet» patronal, apoyada por Angela Merkel contra el dirigente socialista galo por las tímidas reformas económicas que está llevando a cabo desde que llegó al Elíseo.

Oficialmente, se trataba de una reunión «de nuevo formato», inédita hasta la fecha, y con un objetivo claro: buscar los medios para relanzar el crecimiento y la competitividad de una Europa en crisis, según fuentes galas. El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, que también participaba, fue el encargado de resumirlo: «Discutiremos sobre cómo crecer» y «cómo lograr bienestar» en Europa, apuntó en una breve introducción y añadió que será necesario hacer «correcciones», superar desafíos e introducir «mejoras». Un mensaje hacia países como Francia, al que su socio alemán mira con recelo por no poder contar con él para promover la ortodoxia presupuestaria, y que además está en el visor de los mercados como la próxima víctima de la crisis a la que quizá habrá que socorrer.

Sin embargo, Hollande no quiso darse ayer por aludido.

El presidente galo se limitó a apuntar que «Europa no es sólo un mercado o una moneda que hay que reforzar, sino que también es un modelo de bienestar que hay que mantener». Merkel, por su parte, también se refirió a la necesidad de buscar el crecimiento, el empleo y la competitividad, eludiendo hablar de la estabilidad del euro porque «no es hoy el tema», ante las rutbulencias que ha provocado el rescate de Chipre. Sin embargo, parece probable que en vísperas del informe que la OCDE presentará sobre Francia, los quince empresarios miembros de la asociación ERT (Mesa Redonda Europea), una estructura presidida por Leif Johansson, patrón de Ericsson, no comentaran con Hollande las rigideces del mercado laboral francés o la falta de competitividad que sufre su economía además de la irrefrenable tasa de paro, que no ha dejado de subir en 18 meses.

Este fin de semana, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, señalaba la necesidad de flexibilizar el mercado de trabajo francés o vincular automáticamente la edad de jubilación al aumento de la esperanza de vida, lo que implicaría trabajar más años. Reformas que el socialista François Hollande se resiste a acometer. Sobre la competitividad en Europa, tanto Hollande como Merkel confían en que la «reflexión» de ayer junto a los principales industriales del Continente sirva para elaborar una «hoja de ruta» que ambos presentarán en la cumbre europea de junio.