Transporte por carretera

O la ley o la dictadura de Uber

El Gobierno blindó por ley el pasado viernes las restricciones que tienen las compañía de vehículos VTC como Uber o Cabify para competir con el taxi

En España hay 7.058 licencias para vehículos de alquiler sin conductor (VTC), una por cada nueve de taxi
En España hay 7.058 licencias para vehículos de alquiler sin conductor (VTC), una por cada nueve de taxilarazon

El Gobierno blindó por ley el pasado viernes las restricciones que tienen las compañía de vehículos VTC como Uber o Cabify para competir con el taxi.

La que acaba hoy ha sido una semana que puede resultar decisiva en la guerra sin cuartel que mantienen desde hace años el taxi y las compañías de vehículos de alquiler con conductor (VTC) como Uber o Cabify. Arrancó en el Tribunal Supremo, donde el martes quedó visto para sentencia el proceso por el recurso presentado por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) para liberalizar por completo el sector; y culminó el viernes con la aprobación en el Consejo de Ministros de la ley que deja en papel mojado la normativa recurrida por la CNMC y que blinda al taxi contra los VTC. O, por ser más precisos, contra Uber. Porque el pulso de los taxistas contra estas compañías se ha convertido en un cara a cara contra la app estadounidense, la única que defiende la liberalización completa del sector. El resto de firmas VTC, como puso de manifiesto en el Tribunal Supremo la asociación mayoritaria del sector, Unauto, es partidaria de mantener en lo fundamental las cosas tal y como están, y como las blindó la ley que aprobó el Gobierno el viernes: con la proporción de una licencia VTC por cada 30 de taxi y con la habitualidad, que impide a estos vehículos hacer más de un 20% de sus servicios en su cómputo trimestral fuera de la autonomía en la que están domiciliados.

Amenaza de monopolio

¿Por qué se ha quedado Uber sola en su pugna con el taxi? Porque es la más fuerte y, en unas condiciones de liberalización absoluta, es la que tiene las de ganar y acabar imponiendo un mercado casi monopolístico. Así de simple, resumen expertos del sector. «Uber es la única que tiene potencial suficiente para inundar el mercado de coches y bajar los precios. Además, dispone de una ventaja tecnológica más que notable, con algoritmos que le ayudan a optimizar los servicios», explican estas fuentes. Con todo ello, añaden, podría barrer a la competencia. «Y a partir de entonces, comenzar a operar en condiciones de subasta. Como me he cargado a los rivales, el que quiera trabajar, deberá hacerlo según mis condiciones», concluyen estas fuentes.

Aunque han sido pocos, Uber ha contado como aliado en esta batalla con uno poderoso, la CNMC. Su postulado es sencillo: cualquier barrera al libre mercado va en detrimento de los usuarios, pues limita la competencia y la posible bajada de precios que introduce. Uber afirma que una liberalización completa de las compañías VTC conllevaría un abaratamiento de la tarifa media ponderada de los servicios de estos vehículos y de los taxis del 35% en Madrid y Barcelona, según un estudio que presentó en mayo del año pasado.

Músculo financiero

La cuestión, reiteran los expertos, es que para sobrevivir económicamente a una rebaja tan drástica de precios hay que tener un músculo financiero del que sólo dispone Uber. A finales del pasado ejercicio, la app tenía en caja 6.000 millones de dólares –casi 4.900 millones de euros al tipo de cambio actual–. Su conclusión, volviendo a retomar su argumento inicial, es que barrerían a la competencia. Como, según advierten, ya han hecho en los países donde operan sin corsé. Yellow Cab Co-op, la mayor compañía de taxis de San Francisco, se declaró en bancarrota en enero de 2016 por la imposibilidad de competir contra Uber. En otras importantes ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Chicago o Filadelfia, el precio de las licencias de taxi se ha desplomado y la supervivencia del sector está en entredicho. Lo mismo que ocurre en Colombia, donde el sector declara que está «al borde de la quiebra».

«Antes de haberse posicionado tan abiertamente a favor de la liberalización total, tal vez la CNMC debería haber visto qué ha ocurrido en aquellos países en que esta actividad no está contingentada por la administración», dicen otras fuentes del sector. Es, insisten, el único modo de proteger no sólo al sector del taxi, sino a aquellas compañías VTC que no disponen de recursos tan abundantes como los de Uber. «Con su forma de proceder, lo que Competencia ha logrado es crear un problema donde no lo había. Aquí se ha logrado que Uber trabaje perfectamente legislado», concluyen estos expertos.