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¿Por qué se encarece la obra pública en España?

¿Por qué se encarece la obra pública en España?
¿Por qué se encarece la obra pública en España?larazon

Crear una nueva infraestructura es un largo proceso. La parte «visible», que es la ejecución de la obra, es la culminación de un proceso previo de planificación, estudio y proyecto que desarrollan las empresas de ingeniería.

La fase de construcción es la más costosa en términos económicos, pero no es la más importante. Así, la fase de planificación debe establecer y justificar la necesidad y rentabilidad de esa nueva infraestructura. La ausencia de una adecuada planificación puede llevar a construir infraestructuras innecesarias.

Después, una intensa labor de estudio de alternativas es necesaria para que la solución técnica sea la más adecuada. Hay que estudiar la solución desde todos los puntos de vista: técnico, funcional, medioambiental, social y, por supuesto, económico. Si estos estudios no tienen la suficiente profundidad, podemos proponer infraestructuras que, aunque resuelvan la necesidad, supongan un coste económico muy superior al necesario.

Definida la solución óptima, llega la fase de proyecto, que debe definir la obra en todos sus detalles. Es necesario un profundo estudio del terreno, de los posibles servicios afectados, de los condicionantes climáticos, las afecciones al medio ambiente y sus soluciones, etc. Todo ello requiere tiempo y esfuerzo de equipos formados por técnicos e ingenieros de muy distintas disciplinas. Si esta fase no se realiza con la suficiente profundidad, durante la ejecución de la obra surgirán imprevistos que, con la obra ya en ejecución, son enormemente costosos de solucionar, y que dan lugar a los famosos «contratos modificados de obra» que tanto trastornan las previsiones presupuestarias.

En España estamos sin duda a la cabeza del mundo en cuanto a la capacidad técnica de nuestras empresas de ingeniería. Nuestras empresas trabajan en los proyectos de infraestructuras más ambiciosos y emblemáticos de los cinco continentes. Entonces, ¿por qué en España se encarece tanto la obra pública? ¿Por qué todos los españoles saben que las obras cuestan mucho más de lo previsto?

La respuesta es simple: la parte «visible» del proceso es la ejecución de la obra, y en la cultura española está muy arraigada la costumbre de no gastar en lo que no se ve. El coste del conjunto de los servicios de ingeniería (planificación, estudios, proyectos y control de calidad de la obra) representa actualmente, en España, alrededor del 4-5% de la inversión en construcción, mientras que en Europa y Norteamérica supone casi siempre más del 8%. Se estima que su aumento en un 2% permitiría llevar a cabo estas primeras fases con una mayor profundidad, lo que podría ahorrar más de un 20% del coste de las obras, debido a la evitación de incidencias e imprevistos en las obras. De hecho, en los países más desarrollados existe el convencimiento de que los servicios profesionales no pueden contratarse «al más barato», sino al mejor (siempre dentro de un rango de precios competitivos). Pero eso no sucede en España.

Nadie se somete a una intervención quirúrgica importante sin haber utilizado previamente todos los medios de diagnóstico disponibles. Si se opera un tumor después de hacer una simple radiografía, la intervención se puede complicar enormemente en función de lo que los cirujanos «se encuentren» al abrir. Si esto es así, ¿por qué construimos las obras sin haber dedicado el tiempo y el dinero necesarios a los estudios y proyectos previos? ¿Por qué en España encargamos el diagnóstico a quien dice que puede hacerlo más barato que los demás? Hacernos un TAC o un escáner para identificar y localizar el tumor es costoso, pero mucho menos costoso que empezar a operar sin saber lo que vamos a encontrarnos. De igual manera, estudiar más a fondo el terreno, analizar todos los condicionantes climáticos, ambientales o sísmicos, definir procedimientos constructivos complejos, etc. también cuesta dinero, pero muchísimo menos que lo que cuesta empezar a construir sin conocer bien todos estos condicionantes y tener previstas, diseñadas y valoradas las soluciones a todos ellos.

El Ministerio de Agricultura ha identificado entre 2004 y 2012 unos «sobrecostes» del 29% en las obras hidráulicas. El ministro tiene intención de «terminar con las modificaciones de los contratos de obras». Pero, ¿cómo lo va a hacer? Una vez abierto el enfermo, no se le puede pedir al cirujano que, aunque vea varias metástasis, se limite a quitar el tumor principal que la radiografía había detectado. Tiene que seguir abriendo y limpiar todo el tejido malo. De la misma manera, ¿cómo se le puede decir a un constructor que, si encuentra arcillas en lugar de roca, no cambie la cimentación? Sin duda el puente se caerá, y la consecuencia será peor. Mientras no se invierta en hacer proyectos más detallados (un diagnóstico con TAC, escáner y analítica completa), no se le podrá pedir al constructor que ejecute la obra sin reaccionar ante los imprevistos (que elimine un tumor sin hacer caso a las metástasis).

En definitiva, es necesario cambiar la forma de contratar la ingeniería en España: valorar más la calidad, y huir de las «gangas». Lo más ventajoso no tiene por qué ser lo más barato. En época de restricciones, hagamos pocas cosas, pero hagámoslas bien. Ya llegará el momento de ejecutar obras, y cuando llegue debemos tener buenos proyectos que nos permitan saber cuánto van a costar las cosas. Sigamos el ejemplo de los países más desarrollados, planificando y proyectando con excelencia, y aprovechemos el nivel tecnológico de un sector profesional que es admirado en los cinco continentes: la ingeniería española.