Atenas
Tsipras deja al país a un paso del «corralito»
El BCE puede cortar la liquidez
La temeraria actitud del Gobierno griego en las negociaciones con el Eurogrupo pone al país al borde del abismo. En caso de no alcanzar un acuerdo esta semana, la economía helena penderá de un hilo, tan sólo sujetado por la benevolencia de las instituciones europeas, de las que depende Grecia desde la firma del primer rescate en 2010. El Banco Central Europeo (BCE) podría cortar las líneas de liquidez a la banca griega en un momento en que los bancos del país atraviesan problemas de solvencia. Esa decisión desencadenaría el temido «corralito», tal y como sucedió en Chipre. Debido a la inestabilidad política de los últimos dos meses, los depositantes retiraron unos 4.000 millones de euros en diciembre y unos 12.000 millones en enero. Esa fuga de depósitos obligó a las cuatro principales entidades griegas pedir al BCE el acceso a la línea de asistencia de liquidez de emergencia (ELA), que la semana pasada fue ampliada en 5.000 millones, hasta el máximo de 65.000, debido a los persistentes problemas de la banca griega. Los problemas de liquidez del Banco de Grecia se han agudizado debido a la baja recaudación del mes de enero, 1.000 millones menos de lo previsto, pues muchos griegos dejaron de pagar impuestos tras el anuncio de elecciones anticipadas. El Gobierno griego debe hacer frente al primer pago de 2.400 millones por el programa de rescate el 28 de febrero y se le concentran vencimientos de la deuda de 20.000 millones entre febrero y julio. Por mucho que Atenas se niegue a aceptar ultimátums del Eurogrupo, su futuro pasa por Bruselas y sobre todo por Fráncfort, sede del BCE.
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