Pensiones
Un colchón para la jubilación
El problema de viabilidad que afecta a las pensiones públicas, como consecuencia del envejecimiento de la población, obliga a buscar alternativas complementarias. Los expertos auguran que en 2043 la prestación máxima será de 900 euros mensuales, frente a los 2.560 euros actuales.
«Carpe diem, quam minimum credula postero». Está bien aprovechar cada momento como si fuera el último, como si no hubiera un mañana, aunque también todo el mundo sueña con disfrutar de una jubilación dorada. Tras una larga etapa laboral, repleta de martirios y sacrificios, muchos contribuyentes apenas consiguen ahorrar, ya sea por el desconocimiento de su necesidad o por la imposibilidad de hacerlo. ¿Cobraré pensión cuando me jubile? ¿A cuánto ascenderá mi prestación? Al soplar las 65 velas, las preguntas son numerosas y las respuestas, inquietantes. La hucha pública se resquebraja. Demasiadas grietas para un material tan endeble. Y la preocupación es máxima.
El vaciado del Fondo de Reserva de la Seguridad Social o el problema demográfico derivado de la brusca caída de los nacimientos y de la cada vez mayor esperanza de vida conllevarán una «bajada inexorable de las pensiones» si no se complementan con planes privados. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, considera que la irritación que despierta esta advertencia «no está justificada» porque los españoles deben saber lo que pueden esperar del sistema actual.
Disfrutar de una jubilación holgada y sin sobresaltos sólo estará al alcance de los más precavidos, de los que ahorren regularmente y desde edades tempranas. Los cuatro cotizantes que había a finales de los años 70 para mantener a cada pensionista se han reducido hasta los 2,29. Y los expertos creen que la ratio continuará a la baja, por lo que el sistema vigente podría materializar los peores presagios. Sin embargo, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, reiteró que el sistema público de pensiones «está garantizado en el presente y para el futuro» y que, debido a la recuperación del empleo y a la reforma que se aprobó hace dos años, se evitará que ningún Gobierno pueda reducir las nóminas de los jubilados. Además, recordó que entre 2013 y 2014 los pensionistas han ganado más de 2.000 millones de euros de poder adquisitivo gracias a las revalorizaciones anuales y a la baja inflación.
Descenso drástico
Cuando se haya jubilado la generación del «baby boom», las pensiones públicas habrán disminuido de manera radical. Por ello, debe favorecerse el desarrollo de la previsión social complementaria, tanto del ahorro individual como del generado por las empresas para sus empleados. Álvaro Monterde, director de Previsión Social de March JLT, vaticina que la pensión pública máxima en el año 2043 será de 900 euros mensuales frente a los 2.560 euros actuales.
La Seguridad Social se comprometió a informar a millones de contribuyentes sobre el importe de sus futuras pensiones y la edad estimada a la que podrían jubilarse, pero el Ministerio de Empleo ha pospuesto el envío de esa carta. Conocer la situación personal en la que nos encontraremos cuando alcancemos la edad de jubilación resultaría de vital importancia para realizar una correcta planificación financiera. Monterde afirma que para fomentar el ahorro se debería informar cuanto antes de las expectativas reales respecto a la cuantía de las pensiones y que «es responsabilidad de los actores sociales explicar los efectos del envejecimiento de la población en la reducción de las pensiones públicas».
La inversión de la pirámide poblacional representa el problema estructural más grave al que se enfrentan las arcas públicas, y la situación de las cuentas de la Seguridad Social continúa siendo bastante delicada. ¿Resulta inviable el régimen vigente? Según algunos cálculos, en 2020 más del 20% de la población española tendrá más de 65 años y, aunque los expertos insten a concienciarse de que «papá Estado» no será tan generoso como años atrás se preveía, los españoles no terminan de dar el paso para solucionar el problema.
Pese a que el número de afiliados a la Seguridad Social se haya incrementado en más de medio millón, Monterde explica que el déficit de las pensiones está aumentando en 2.500 millones de euros al año. Hasta la fecha se ha financiado mediante el Fondo de Reserva, pero en pocos años se agotará y las pensiones tendrán que bajar porque nadie prestará dinero sistemáticamente para pagarlas. El director de Previsión Social de March JLT no cree que el sistema actual vaya a colapsar, aunque advierte que «el poder adquisitivo de las pensiones se reducirá drásticamente».
La Seguridad Social se financia a través del sistema de reparto, basado en que los ingresos por las cotizaciones sociales de cada año se destinan a pagar las pensiones de ese mismo ejercicio. El problema es que como cada vez hay más pensionistas por cada cotizante se va aumentando el desequilibrio entre gastos e ingresos. Monterde alerta de que este tambaleo no es coyuntural, sino que se mantendrá en el tiempo, dado que España es el segundo país, tras Japón, con mayor esperanza de vida.
Prestaciones insuficientes
El sistema público de pensiones, tal y como está diseñado en la actualidad, «tendrá graves problemas de viabilidad en el futuro». Manuel Álvarez, director del Observatorio Caser Pensiones, reconoce que durante los últimos años se han realizado reformas, pero lamenta que no hayan sido las suficientes, ni tampoco las necesarias.
La crisis ha pasado factura y ha cambiado las reglas del juego para recibir la prestación del Estado, lo que obliga a buscar alternativas complementarias. De algunas encuestas se desprende que uno de cada tres españoles cree que no percibirá una pensión suficiente y el 60% desconoce cuánto recibirá al final de su vida laboral. La fijación de la edad de jubilación legal en 67 años para los nacidos a partir de 1960, el incremento del periodo de cotización a 37 años para percibir el 100% de la prestación o el aumento del periodo para realizar el cálculo de la misma (alza progresiva hasta alcanzar los 25 años en 2022) obligan a buscar un «plan B».
Alargar la edad de jubilación, congelar las pensiones, fomentar la natalidad o aprobar incentivos fiscales al ahorro privado son algunos ingredientes de la receta que, según algunos expertos, debería aplicar el Gobierno. No obstante, y aunque Mariano Rajoy haya reconocido la necesidad de estimular los instrumentos de previsión social complementaria, la fórmula de las pensiones públicas apunta a varios años de alza mínima del 0,25%. Y es que la creación de empleo puede considerarse el mejor antídoto frente a los achaques de la Seguridad Social. La nómina de pensiones contributivas de junio alcanzó los 8.238 millones de euros y el crecimiento interanual del gasto fue del 2,9%. La pensión media de jubilación se sitúa en 1.020,80 euros, un 2,1% más respecto del mismo periodo del pasado año. La pensión media del sistema, que comprende las distintas clases –jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y a favor de familiares–, se situó en 886,46 euros al mes, lo que supone un aumento interanual del 1,8%.
Lejos de decantarse por un producto u otro, los expertos abogan por diversificar tanto los instrumentos como las entidades. Al margen de los planes de pensiones privados, existen alternativas como los Planes de Previsión Asegurados (PPAs) o los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS). En cualquier caso, el primer factor que debe condicionar la elección es la edad. A los más jóvenes suele recomendarse contratar productos más agresivos, de renta variable, para obtener una mayor rentabilidad. Sin embargo, a los trabajadores que se aproximan a la edad de jubilación les convienen los productos conservadores porque lo más importante es recuperar el máximo de la inversión. La reforma fiscal introdujo productos nuevos, como los Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo (SIALP) y las Cuentas Individuales de Ahorro a Largo Plazo (CIALP), y permite hacer líquidos sin penalización los fondos de pensiones a los 10 años.
Perfil del ahorrador
El prototipo del ahorrador habitual en España responde a un hombre de 45 años, con trabajo a tiempo completo y unos ingresos anuales medios de 26.000 euros. Por su parte, el ahorrador aspiracional se identifica con una mujer de 37 años, con trabajo a tiempo completo y unos ingresos anuales medios de 16.300 euros. Éstas serían las principales conclusiones del Estudio de Preparación para la Jubilación de Aegon 2015. Marta Acebo, directora de Comunicación de Aegon, remarca que el gran reto pasa por lograr que los ahorradores aspiracionales, en su mayoría jóvenes y mujeres, pasen a ser habituales. No existe ninguna correlación directa entre ahorrador habitual y alto nivel de ingresos, por lo que «es importante que los ciudadanos entiendan que, aunque sea mediante cantidades pequeñas, lo fundamental es dotar de periodicidad al ahorro de cara a la jubilación».
Pese a que la creación de un contexto que fomente el ahorro habitual es responsabilidad de todos –particulares, empresas y gobiernos–, la cultura financiera en España resulta bastante deficitaria. Acebo revela que la clave de la preparación para la jubilación es empezar a ahorrar desde joven. Mientras que las personas deben tener una actitud favorable al ahorro, compañías e instituciones juegan un papel esencial a la hora de fomentarlo. La directora de Comunicación de Aegon asegura que apoyar el desarrollo del mercado de las pensiones privadas a través de modificaciones esenciales en la política pública –como la inclusión automática en planes de pensiones facilitados por la empresa o su aumento automático, como sucede en otros países europeos– ayudará a impulsar los cambios necesarios.
«La hucha pública se vaciará en cinco años»
Si bien hasta hace cuatro años la «hucha de las pensiones» no hizo más que incrementar su envergadura, ahora se ha vaciado hasta su nivel más bajo desde 2011. La pérdida de fondos durante este periodo ha escalado hasta el 40,8%. O lo que es lo mismo, unos 27.200 millones de euros. El Gobierno se vio obligado a meterle mano para pagar la extra de julio a los pensionistas. Además, según diversos estudios, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social podría agotarse en cinco años. Las previsiones de March JLT no resultan nada halagüeñas. Estiman que el proceso de vaciado se agudizará en el futuro más inminente hasta que en 2020 la «hucha» se haya agotado por completo. Monterde recuerda que en el ejercicio pasado se sacaron más de 15.000 millones de euros y que el Fondo de Reserva a principios de este año ascendía a 48.000 millones (valorados a precio de mercado. Es decir, incluyendo las plusvalías originadas por la bajada de tipos de interés).
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