Polonia
Un escándalo 100 veces mayor que el de las «tarjetas B»
La apuesta de Novacaixagalicia y Catalunya Banc por el ladrillo provoca la investigación de operaciones irregulares por 1.500 millones
Un escándalo cien veces mayor que el de las «tarjetas Black» vuelve a salpicar a las extintas cajas de ahorro. En total, 1.500 millones de euros dilapidados en operaciones inmobiliarias y societarias «sospechosas» realizadas mayoritariamente entre los años 2005 y 2008 en dos entidades: Caixa Catalunya (Catalunya Banc desde 2011, tras la fusión con otras cajas catalanas), y Novacaixagalicia. A buen seguro, no será el último agujero que se destapará. En febrero de este año, el FROB anunció que revisaría con lupa la gestión en las cajas rescatadas. A tal efecto encargó los denominados informes Forensic para «velar por el resarcimiento del daño causado por operaciones ejecutadas por los antiguos gestores de dichas entidades de una forma no ajustada a las normas que resulten aplicables».
El organismo, que rebusca desde mayo de 2013 en la basura de las cajas, en particular en las operaciones con un impacto significativo en la entidad realizadas en los años del «ladrillazo», detectó 90 operaciones susceptibles de ser investigadas, que incluían pago de comisiones, modificaciones de contratos de los directivos (retribuciones, planes de jubilación y otros conceptos) y préstamos dudosos vinculados al sector inmobiliario. Veintitrés de estas 90 operaciones sospechosas (16 de Caixa Catalunya y 7 de Novacaixagalicia) han sido ya remitidas a la Fiscalía para que determine las eventuales responsabilidades de administradores y directivos, así como la de terceros beneficiados por las mismas.
El rescate de Catalunya Banc ha costado más de 13.000 millones de euros, de los que no se recuperará más que una cantidad testimonial. Desde su creación, la segunda caja catalana necesitó ayudas públicas por 1.250 millones. Tras suspender las pruebas de estrés, el Estado tuvo que inyectar otros 1.718 millones a los que se añadirían 9.084 provenientes de los fondos de ayuda europeos y otros 1.000 millones del Fondo de Garantía de Depósitos. Además, el Estado se vio forzado a meter otros 572 millones para que la entidad se deshiciera de 6.400 millones en hipotecas tóxicas. Tras un primer intento fallido de venta, el Gobierno logró adjudicar Catalunya Banc a BBVA por 1.187 millones. Su plataforma inmobiliaria, que gestiona un volumen de 9.000 millones en activos entre inmuebles y préstamos vinculados al ladrillo, fue vendida al fondo Blackstone por 40 millones. Ninguna entidad ha resultado tan cara para el contribuyente en relación a su volumen de activos. ¿Por qué? Primero, por su desaforado interés en competir en tamaño con La Caixa y expandir su red. Segundo, por sus ruinosas inversiones inmobiliarias, en forma de préstamos y de sociedades conjuntas con promotores, que llenaron a su división inmobiliaria de propiedades sin vender en España y hasta en Portugal y Polonia.
En lo que fue Novacaixagalicia, hoy vendida a Banesco por 1.003 millones de euros, hay fiascos que contribuyeron a su quiebra. El más clamoroso es su entrada en la inmobiliaria Astroc, en plena burbuja inmobiliaria. Caixa Galicia compró un 5% en la salida a bolsa (a 6,4 euros por acción). Llegaron a costar 75, pero terminaron por hundirse con la crisis. El problema no está en la pérdida de valor de este paquete de acciones, sino en el hecho de que impulsó la financiación del ladrillo a la antigua Caixa Galicia.
Buena prueba del entusiasmo que puso la caja de ahorros gallega en el sector es que tuvo que «comerse» junto con otras tres entidades financieras más de 2.300 viviendas del promotor Francisco Hernando «El Pocero», en Seseña.
Pescanova ha sido otro de los gatillazos. No tanto por su participación accionarial (llegó a tener el 30% del capital, sino por ser el prestamista de referencia. La salvación de la empresa ha pasado por una quita de la deuda (3.300 millones), de entre el 70 y el 90%, que asumirán media docena de bancos españoles, entre ellos NCG heredero del negocio bancaria de las dos cajas gallegas que cavaron su tumba con la fusión.
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