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Viviendas y bancos

La Razón
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El saneamiento de los balances de la banca en España está siendo notable. Desde que el año pasado, y a causa del Decreto Guindos, las entidades tuvieron que hacer frente a provisiones extraordinarias de elevada cuantía para cubrir el riesgo de los activos inmobiliarios, el proceso de eliminación de activos tóxicos y de mejora de sus ratios de balance ha continuado sin pausa y se ha extendido también al negocio básico de los bancos en el que se siguen reduciendo los créditos de peor calidad y se rebajan los intereses pagados por los depósitos, siguiendo recomendaciones del Banco de España.

Esta restricción del crédito que los bancos se ven obligados a llevar a cabo para cumplir los requisitos mínimos de capital y solvencia impuestos por las autoridades económicas en los últimos años, no ayudan en absoluto a la recuperación de la economía.

Aunque los resultados recientemente publicados muestran un aumento considerable con respecto al año pasado, la actividad central del negocio bancario sigue reduciéndose por imperativos del guion. Estos beneficios, en gran parte provienen de resultados de operaciones financieras –cartera de renta fija– y de ventas de activos no estratégicos.

Los grandes bancos ya han emprendido el proceso de liquidación de inmuebles, una vez asumidas las pérdidas en las provisiones del año pasado y habiéndose traspasado a la Sareb los activos de este tipo en manos de la banca con problemas.

Aunque es cierto que al principio se notó cierto parón en esta actividad –en gran parte para no producir un colapso en el precio de estas viviendas–, en los primeros tres meses del año se vendieron 14.000 viviendas con descuentos de hasta un 51%, muchas de ellas segundas viviendas en zonas de costa. Estas ventas no están teniendo ningún impacto en la cuenta de resultados, ya que su minusvalía está asumida en las provisiones y la probabilidad de que los precios de estos activos repunten sigue siendo extremadamente baja, habida cuenta de que la Sareb mantiene una cartera 100.000 viviendas a vender y, sobre todo, porque mientras el crédito no se reactive, y esto no depende únicamente de los bancos, la demanda seguirá siendo nula.