Coronavirus

Sánchez no tiene estrategia de vacunación

«El presidente debe comparecer para explicar el fiasco de su plan de inmunización»

Rueda de prensa de Pedro Sánchez para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020
Rueda de prensa de Pedro Sánchez para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020Luis DíazLa Razón

Conviene realizar un ejercicio continuado de memoria de proximidad para fiscalizar el grado de cumplimiento de los compromisos del Gobierno, y muy especialmente del jefe del Ejecutivo en esta crisis descomunal. Su retirada de la primera línea política y mediática, su ínfima exposición de las últimas semanas, que coincide con el intenso ascenso de la curva de contagio en esta tercera ola, contrasta con su exhibición a finales de noviembre del pasado año cuando vendió a los españoles que, junto a Alemania, el nuestro sería el primer país de la Unión Europea en tener un plan completo de vacunación que se aprobaría de inmediato en el Consejo de Ministros. Según Sánchez, la estrategia se preparaba ya desde septiembre, era «única» para todo el Estado, con 13.000 puntos para su administración, básicamente los centros de atención primaria, que se beneficiarían con el aumento de 10.000 plazas de formación sanitaria que adelantarían la incorporación a los servicios de salud. Sánchez fue más allá en sus promesas a la ciudadanía y habló de que su plan permitiría que una parte sustancial de la población española pudiera estar inmunizada en el primer semestre de 2021. Hoy, tan solo dos meses después de aquellas triunfantes y grandilocuentes palabras ya sabemos que Sánchez habló a humo de pajas, sencillamente guiado por la enfermiza querencia de este Ejecutivo por mantener a pleno rendimiento la maquinaria de la propaganda. El paso de los días ha refrendado que la manida estrategia que nos situaba en la vanguardia de Europa junto con Alemania era una quimera solo real en el imaginario de La Moncloa en el continuado jolgorio con que festeja la pléyade de aciertos en la lucha contra la pandemia y la erradicación del error. Esa fábula, en realidad, es el caos que envuelve hoy a la logística de las vacunas contra el covid, al que, sin duda, no ha ayudado que el laboratorio Pfizer haya limitado los envíos, aunque es una pega de muchas. Como en todo lo relacionado con las actuaciones del Ejecutivo en la crisis del coronavirus, se ha pecado de descoordinación e incapacidad, cuando no desistimiento, de liderazgo. Abordar con frivolidad y ligereza la opción del avance más notable contra esta enfermedad letal como son las vacunas resulta desoladora por dramática e irritante. Cada territorio ha sido conminado por la inasistencia de Moncloa a buscarse la vida por su cuenta, y el resultado es un desbarajuste notable con falta de suministro, índices de administración muy dispares, polémica y enfrentamiento por la segunda dosis, que estén por decidir los nuevos grupos de inmunización y los medios para ello o que, bajo este despropósito, se vendan 30.000 dosis a Andorra. Con estos datos, Sánchez, cuando decida reabrir el Congreso, está obligado a dar cuenta del escándalo sobre su imaginario plan de vacunación.