Editorial
No hay victoria hasta que se abren las urnas
Los socialistas, que mantienen un fuerte suelo en la región, apuestan por la mayor desmovilización posible de los votantes del centro y la derecha
Comienza la campaña electoral andaluza con la mayoría de los sondeos, incluido el CIS de Tezanos, otorgando una victoria holgada al Partido Popular, frente a un PSOE estancado, una izquierda radical dividida y desmovilizada, y una extrema derecha en alza. Panorama que, sin duda, firmaría el actual presidente de la Junta, Juanma Moreno, y actual candidato popular, si no fuera porque en una contienda electoral nunca hay victoria hasta que se abren las urnas y se termina el recuento de los votos. Por supuesto, no se trata de poner en cuestión la percepción mayoritaria de una opinión pública que tiende a considerar, ahí están las cifras, que la comunidad de Andalucía ha experimentado un notable avance en términos socio económicos bajo el gobierno de coalición de centroderecha, pese a los devastadores efectos de la pandemia, y, lo que es más importante, que ha visto en el presidente Moreno y en su junta de Gobierno una manera de hacer política, alejada de radicalismos y primando la eficiencia en la gestión pública por encima de intereses partidistas, cuando no meramente clientelares. Ciertamente, habrá espacio para la crítica, pero el camino emprendido tiene muchas más luces que sombras. Aun así, a nadie se le escapa que las próximas elecciones en Andalucía trascienden en lo político el ámbito territorial de la comunidad y no sólo porque se trata de la región española más poblada, la segunda por extensión y la tercera por potencia económica, sino porque se producen en un momento político muy complicado para España, con un Gobierno de coalición entre socialistas y comunistas con problemas internos y unos socios nacionalistas que cada vez ponen más caro el precio de sus apoyos parlamentarios. En estas circunstancias, pretender que el PSOE va a tirar la toalla en Andalucía, su principal feudo electoral, dando por descontada la victoria de los populares, es un error de libro, como se irá viendo a medida que avance la campaña. De momento, y dado que, a la luz de las recientes experiencias electorales, la apelación al voto del miedo a la ultraderecha no acaba de funcionar, los socialistas, que mantienen un fuerte suelo en la región, apuestan por la mayor desmovilización posible de los votantes del centro y la derecha, mientras confían en recuperar una parte del voto de la extrema izquierda, ciertamente, desconcertado por el espectáculo del crudo enfrentamiento de sus tres partidos en liza. Por supuesto, sin dejar de engordar las opciones de Vox, que, en su mayor parte, restan votos a los populares. Se juega mucho en Andalucía el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que ha impuesto al candidato socialista a las urnas. Pero, con todo, más se juegan los andaluces, que necesitan, como el resto de los españoles, un gobierno alejado de radicalismos, centrado en la gestión y que impulse la economía.
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