Editorial

Hacia el cambio en España vía Andalucía

Moreno Bonilla es por méritos un referente del PP, el artífice de esta administración solvente y honrada

Dada la encrucijada que atraviesa el país, los actores políticos, pero también la ciudadanía, deben ser conscientes que cada oportunidad en la que se teste la opinión de los españoles despejará un tanto el horizonte de la nación. Hemos entrado en un ciclo político que ya ha recorrido pasos en los que se ha manifestado el hastío de la gente con La Moncloa. La secuencia ha sido implacable. Con cada ocasión que los españoles han podido manifestarse en las urnas, Pedro Sánchez, sus aliados y esa gobernanza corrosiva que patrocinan han sentido el desapego popular. Andalucía es la inminente estación en esa ruta llamada a acelerar el cambio que para España es urgente. En los comicios autonómicos precedentes los andaluces fueron los primeros en plantarse frente a socialistas y comunistas, la izquierda que había conducido a una región de enorme potencial a la mediocridad en Europa, y avalar un volantazo con un resultado concluyente para el centroderecha por primera vez en casi cuatro décadas. Esta primera legislatura del presidente Moreno Bonilla pasará ahora la reválida de un electorado que ha conocido que otros usos y prácticas son posibles, y que Andalucía no estaba maldita, sino controlada por un régimen, el del PSOE, clientelar y corrupto que colonizó todos los resortes para amarrar un voto cautivo y desactivar la alternativa. El trabajo de la coalición PP-Cs ha recibido en los estudios de opinión una valoración positiva. La Andalucía liberal conservadora ha dejado en evidencia la aciaga etapa pasada. El PIB crece a un ritmo de casi el 7%, mientras que el empleo también sigue disparado con cifras superiores al 6%, con más empresas y autónomos que nunca, y los sueldos aumentan. Suma además la mayor inversión en hospitales y centros de salud, la tasa de abandono escolar más baja de la historia y el recorte a la mitad en el número de personas que están en la lista de espera de dependencia, entre otros hitos. Todo ello cimentado en una eficiente y sobria gestión, con reducción de impuestos, libertad empresarial y seguridad jurídica. Se ha abandonado el furgón de cola para engancharse como locomotora de la nación. Moreno Bonilla es por méritos un referente del PP, el artífice de esta administración solvente y honrada. Sin el sectarismo de otros tiempos. La meta legítima del aspirante popular, sobre la que gravitan sus esfuerzos, es conseguir una mayoría suficiente para gobernar en solitario que relaciona con incorporar más escaños que toda la izquierda junta, como sucedió en Madrid con Isabel Díaz Ayuso. Según la encuesta de NC Report de hoy, está cerca de ese objetivo. El PP alcanzaría los 45/47 parlamentarios frente a los 42/46 de socialistas y el resto de marcas comunistas. El predominio del entero centroderecha andaluz sería incontestable con 63/67. El vuelco sociológico parece afianzado y resulta espectacular. En todo caso, nada está escrito hasta que el escrutinio no ha finalizado y la cautela nunca sobra. Puede que Andalucía sea el principio del fin de Sánchez. Está por ver. Si algo ha probado, es su resistencia y su determinación de seguir en el poder a cualquier precio.