Editorial
Madrid, espejo del fracaso del Gobierno
Las cuentas madrileñas son una enmienda a la totalidad del discurso gubernamental contra el «dumping» fiscal de Madrid.
Tras la rebaja de los tipos de IRPF en el tramo autonómico, que opera fundamentalmente sobre las rentas más bajas, la Comunidad de Madrid ha ingresado 900 millones de euros más que en el ejercicio precedente, confirmando que hay otra manera de gestionar los ingresos públicos que no pasa por asfixiar con la carga impositiva a los trabajadores y las empresas, que son los que mueven la economía de un país. Las cuentas madrileñas son una enmienda a la totalidad del discurso gubernamental contra el «dumping» fiscal de Madrid, que lejos de actuar como una «extractora de recursos» de otras comunidades –en indignada expresión del presidente socialista asturiano Adrián Barbón– es la región que más aporta, con diferencia, a la caja común autonómica y a los ingresos generales del Estado.
No es de extrañar que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se haya convertido en la bestia negra del sanchismo, por cuanto sus políticas son el espejo donde se refleja el fracaso de un gobierno incapaz de entender que las fórmulas de la izquierda, mil veces ensayadas, nunca funcionan. Porque los datos de la contabilidad nacional y los análisis de las instituciones financieras dejan poco espacio a la duda. Mientras la OCDE advierte de que el peso del impuesto sobre la renta y las cotizaciones sociales se han disparado en España por encima de cualquier otro país, la deuda pública española ha vuelto a crecer en otros 13.000 millones de euros con respecto al trimestre anterior, hasta marcar un nuevo récord de 1.626 billones de euros, y el déficit público ha cerrado julio con 37.000 millones de euros, es decir, un 8,9 por ciento más.
Aumenta el gasto social, cierto, aunque son las pensiones las que se llevan la parte del león, pero las partidas inversoras, las que generan condiciones de futuro para el crecimiento económico, como las mejores infraestructuras, pierden peso. Las dificultades ferroviarias y el pésimo estado de la red de autovías son realidades que ningún equipo de propaganda puede ocultar. Nunca un gobierno había conseguido tantos ingresos fiscales y nunca tantos ciudadanos se habían visto obligados a recurrir a la asistencia pública para llegar a final de mes.
Las fórmulas de Ayuso no ocultan secreto alguno puesto que se basan en una ortodoxia económica de corte liberal que establece que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los trabajadores, que cuanto más libre es una sociedad más activa se conduce, que las empresas no son el enemigo y que el gasto público –el que, por ejemplo, mantiene los servicios de la Sanidad madrileña como los mejores de España– tiene que recortar las partidas superfluas. Que Madrid se haya convertido en la locomotora de la economía española no se debe al azar, sino al marco favorable económico, social y cultural creado por las políticas del centro derecha que representa el PP.
✕
Accede a tu cuenta para comentar