Mentoring

El éxito profesional comienza, desde pequeños, con la decisión de hacer bien la cama a diario

Dos expertas en educación y coaching explican la importancia del mentoring, o acompañamiento en la toma de decisiones en los niños y jóvenes

El mentoring es un acompañamiento para ayudar a los jóvenes en su toma de decisiones
El mentoring es un acompañamiento para ayudar a los jóvenes en su toma de decisionesCEDIDACEDIDA

Vivimos un momento de cambio constante en muchos aspectos. El avance de la tecnología es imparable. Consecuencia de este continuo y constante cambio es que entre el 75 y el 85% de los puestos de trabajo más demandados en 2030 aún no existan, según el Foro Económico Mundial. En este contexto, los alumnos que cursan hoy estudios de Secundaria o Bachillerato tienen un gran reto por delante: decidir correctamente el camino académico y profesional que van a seguir. El mentoring se presenta, así, como un elemento imprescindible dentro de la formación que reciben nuestros alumnos.

Sin embargo, el mentoring no es únicamente una ayuda profesional o académica. “El objetivo es formar a los alumnos para que aprendan la habilidad de tomar decisiones. No se trata de ayudarles en la toma de decisión, sino formarles para esa responsabilidad personal que es dirigir su vida”, explica Laura Castro Artal, Psicóloga, Executive Coach y HR Manager de RICOH Spain. Por su parte, Sonsoles Gallo Martínez, Psicóloga general sanitaria y Coordinadora de Proyectos Académicos del área de Colegios CEU, afirma que, como adultos, nos “corresponde acompañar a los jóvenes en el desarrollo de esta competencia a nivel integral, pues ellos se enfrentan cada día a un sinfín de toma de decisiones, desde levantarse puntuales por la mañana hasta el estudiar o no para un examen. Por lo tanto, formarles en el ejercicio de la toma de decisión es fomentar su madurez psicoafectiva”. Laura Castro apunta que los niños “necesitan aprender a tomar decisiones de manera integral, como competencia personal, ya que no tiene impacto tan solo en el ámbito profesional sino también privado”.

El objetivo es formar a los alumnos para que aprendan la habilidad de tomar decisiones. No se trata de ayudarles en la toma de decisión, sino formarles para esa responsabilidad personal que es dirigir su vida

Laura Castro Artal

La manera en que una persona se enfrenta a esas decisiones cotidianas que, a priori, pueden parecer nimias puede determinar el futuro de una persona. “Delante de una toma de decisión se activa de manera clara la sensación de incertidumbre y miedo a equivocarte junto a la expectativa de triunfo. Desde nuestra perspectiva de trabajo con el alumno, no hablamos de enfrentarnos a una decisión, sino a establecer una metodología concreta para dialogar con uno mismo y la realidad de manera que el grado de incertidumbre se reduzca a un nivel asumible para una decisión en la que debo ser perseverante”, comenta Gallo.

Cuanto antes mejor

Tanto Gallo como Castro coinciden en que la toma de decisiones es una capacidad que puede ejercitarse desde pequeños. Como se ha comentado anteriormente, no se trata solo de decisiones importantes. “El hecho de tomar decisiones a una edad temprana, hace que te acostumbres a decidir de una manera activa. Seremos más ágiles, nos acostumbraremos y nos costará menos”, apunta Castro. Y continúa, “Es cierto que el tener una cierta madurez, es imprescindible para una toma de decisión que influya en tu trayectoria profesional”.

“Corresponde al adulto acompañar a los jóvenes en el desarrollo de esta competencia a nivel integral. Formarles en el ejercicio de la toma de decisión es fomentar su madurez psicoafectiva"

Sonsoles Gallo Martínez

Gallo explica la importancia de diferenciar el contenido de las decisiones a tomar: “Si tenemos en cuenta el desarrollo de la autonomía en las diferentes etapas educativas, hay que empezar este acompañamiento desde la educación infantil. Ahora bien, si ponemos delante el escenario de la elección del itinerario postobligatorio, corresponde iniciar este acompañamiento en la etapa de secundaria. Y más activamente desde 4º ESO donde el alumno ya elige entre asignaturas optativas”.

Proceso conjunto

No se puede olvidar que el protagonista de la toma de decisiones es el propio sujeto, y que los adultos deben ser un mero acompañamiento. En concreto, en la decisión sobre qué camino tomar en los estudios postobligatorios, este acompañamiento debe ser conjunto de padres y profesores, siendo su figura la de “facilitadores del proceso de aprendizaje del alumno y compañía en su toma de decisión”, matizan Gallo y Castro. Los objetivos de este acompañamiento académico-profesional son: ayudar al alumno en la concienciación del momento académico en el que se encuentra; acompañar al alumno para que conozca su realidad personal, académica, laboral y social; guiar al alumno con herramientas específicas en la búsqueda de información para la toma de decisión y, por último, sostener al alumno en su toma de decisión.

Soft skills

Las soft skills, o habilidades blandas, son un conjunto de capacidades sociales y emocionales que permiten desempeñarse y adaptarse a entornos personales y laborales. A diferencia de las hard skills (Habilidades y conocimientos técnicos y específicos adquiridos a través de la formación académica y la experiencia profesional), las soft skills se aprenden a lo largo de la experiencia vital y profesional en un proceso de práctica y error, por lo que necesitan de mayor tiempo para desarrollarse.

Empresarialmente, El 77% de las empresas afirma buscar mucho más que atributos técnicos cuando alguien se sienta para una entrevista. El 62% afirma haber priorizado la contratación de alguien que demostró tener soft skills superiores a un candidato que, por el contrario, tenía desarrolladas mejores hard skills. Frente a estos datos, Castro destaca que “ambas habilidades se complementan entre sí y cuanto más se dominen mejor trabajo se podrá realizar. Ahora bien, las soft skills, son una ventaja competitiva para cualquier trabajador/a y para cualquier organización. En igualdad de hard skills, lo que hará decantar a las empresas por un candidato, son las soft skills”. Hoy en día, las tres habilidades más buscadas y valoradas por las empresas son el pensamiento crítico, resolución de problemas e innovación, la capacidad de gestionar la ambigüedad y entornos complejos y la agilidad de aprendizaje.

Por su parte, Sonsoles Gallo apunta que “, no es adecuado dividir las soft skills de las hard skilss. Sería como disociar a la persona y dejar una dimensión sin desarrollo, pues es importante buscar el desarrollo de una madurez tanto intelectiva, volitiva como afectiva. Ahora bien, el desarrollo de unas y otras, requiere de un esfuerzo por parte de la persona”, concluye.

Sin embargo, vivimos actualmente en un entorno cambiante e inestable que ha llevado a múltiples modificaciones tanto en el mercado laboral como en el resto de ámbitos. Las soft skills que se valoran hoy en día podrían ser diferentes en un breve tiempo y, por ello, “debemos estar en constante aprendizaje”, concluye Castro.

Laura Castro y Sonsoles Gallo son autoras del Programa Mentoring vocacional y profesional 2023/2024 de Colegios CEU.