El Euroblog

Dinamarca o el euroescepticismo pragmático

Dinamarca o el euroescepticismo pragmático
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Tras pasar a Chipre el testigo de la Presidencia de turno de la UE el 1 de julio, Dinamarca se muestra satisfecha por el trabajo hecho. Y eso que la tarea no era fácil. El 1 de enero Copenahague asumió las riendas de una Europa en crisis en la que algunos incluso dudaban de la pervivencia futura del euro. Para Lars Peter Levy, portavoz de la Presidencia danesa, "la concesión del estatuto de país candidato a Serbia, la recapitalización de la banca, la patente europea o la eficiencia energética"son algunos de los mayores hitos de un semestre dominado por los asuntos económicos.

Pero de lo que el país nórdico se siente especialmente orgulloso es de haber organizado la primera Presidencia europea sostenible. Todos los grandes eventos han sido escrupulosamente respetuosos con el medio ambiente. Se ha ahorrado en regalos, se han utilizado materiales reciclables, se han elegido lugares a los que se puede acceder en transporte público y se ha alojado a los invitados en hoteles ecológicos. Incluso en las reuniones mantenidas en Dinamarca se ha sustituido el agua embotellada por agua de grifo. Además el Gobierno danés ha demostrado que ser "green friendly"no tiene que ser necesariamente más caro, pues su Presidencia ha sido más barata que sus antecesoras.

Este acento verde es motivo más que suficiente, según su portavoz, para defender la vigencia de las presidencias europeas. "Necesitamos las presidencias porque la UE necesita recibir el aire fresco que aportan otros puntos de vista y son una forma de vincular a los ciudadanos de cada país con el proceso de construcción europea y demostrar que no todo se hace en Bruselas". Con todo, Levy reconoce que a diferencia de la anterior, celebrada en 2002, que pasó a la historia del proceso de construcción europea por la firma del tratado de adhesión de diez nuevos socios, ningún acontecimiento ha marcado la del primer semestre de 2012, lo que hace más difícil comunicar sus resultados a la opinión pública.

Fuera del euro por voluntad propia desde que los daneses rechazaron sumarse a la Unión Económica y Monetaria (UEM) en un referéndum celebrado en 2000, el país nórdico, cuya población apenas representa el 1% de la población de los Veintisiete, es el primer interesado, sin embargo, en que la eurozona recupere su estabilidad. Los recientes sondeos muestran que sólo el 25% de la opinión pública es favorable a sumarse a la monede única y abandonar la corona, que se ha convertido en una divisa refugio en medio de las turbulencias de la eurozona. El responsable de comunicación de la Comisión Europea en Copenhague, Michael Vedso, nos explica que "los grandes partidos y la patronal están a favor del euro, pero nunca lo adoptarán sin que los ciudadanos se pronuncien en un referéndum". "Para los daneses -añade Vedso- la moneda es un símbolo de su soberanía nacional al que no quieren renunciar".

Aunque rechaza hablar de euroescepticismo, Levy reconoce que "los daneses no están especialmente interesados en los asuntos europeos". "Dinamarca está a favor de la cooperación europea y, si se le pregunta, la mayoría de la población considera positiva su pertenencia a la Unión. Los daneses son muy pragmáticos. Apoyan a la UE cuando está se centra en temas concretos y cotidianos que pueden beneficiarlos, pero no están tan interesados cuando se dedica a asuntos más abstractos, como la reforma de los tratados".

Este pragamatismo es lo que llevó al Gobierno de la primera ministra, Helle Thorning-Schmidt, a apostar por las políticas de crecimiento mucho antes de que se convirtieran en un mantra europeo enarbolado por el presidente francés, François Hollande. Dicho esfuerzo se vio recompensado con la aprobación del Pacto de Estabilidad, dotado de 120.000 millones de euros durante el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio, con el que concluyó la séptima Presidencia danesa de la UE. En opinión de la líder socialdemócrata, "La Unión Europea sigue afrontando grandes retos que pondrán a prueba su unidad en el futuro. Sin embargo, los pasados seis meses me han confirmado en mi apoyo al proyecto europeo. Creo en nuestras instituciones, en nuestra cooperación y en nuestra responsabilidad común. Más acción común -no menos- es el único camino para que Europa salga de la crisis".

pgarcia@larazon.es