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Los apuros sentimentales del «presidente normal»

Los apuros sentimentales del «presidente normal»
Los apuros sentimentales del «presidente normal»larazon

Aparcar la vida privada y centrarse en los problemas de Francia. Ésta es la estrategia elegidar por François Hollande para responder a la tomenta desatada tras conocerse sus amores con la actriz Julie Gayet. "Cada uno, en su vida personal, puede atravesar por crisis. Es mi caso. Son momentos dolorosos, pero tengo un principio y es que los asuntos privados se tratan en la intimidad. No es pues el lugar y el momento de hacerlo", aseguró el presidente francés en la macroconferencia de prensa con la que cada año inicia su curso político. Y es que después de un 2013 marcado por las malas noticias económicas y los bajos índices de popularidad, el líder socialista tenía la intención de coger el toro por los cuernos y recupear la iniciativa política con una bateria de medidas que le reconciliara con los franceses. Sin embargo, el "affaire Gayet"parece haber dado al traste con la "hoja de ruta"de Hollande.

A diferencia de sus antecesores, el inquilino del Elíso se ha visto en el punto de mira de un escándalo personal en un país en el que la vida privada de los políticos tradicionalmente queda fuera del debate político. Conocidos son los ecarceos amorsos del ex presidente Jacque Chirc y la familia oficiosa que François Mitterrand, apodado el "Paseante de los jardines de Marte", había formado con una restauradora del Museo Orsay. Sin embargo, este respeto de los medios y de la opinión pública por la vida sentimental de sus líderes se rompió abruptamente bajo el quinquenio de Nicolas Sarkoy (2007-2012). El hiperpresidente no sólo se divorció de su esposa Cecilia, sino que en medio de una rueda de prensa oficializó en 2008 su relación con la modelo y cantante Carla Bruni con una frase que se ha hehco célebre: "Lo mío con Carla va en serio".

Ahora, el "presidente normal", que como cualquiera de sus compatriotas del Hexágono vive su más y sus menos amorosos, se enfrente a la batalla de proteger su intimidad mientras ocupa la presidencia del país. Algo que medios sensacinalista como la revista "Closer", propiedad de Silvio Berlusconi, se lo harán muy díficil. Cierto es que los amoríos de Hollande eran "vox popoli"en los pasillos políticos de París, pero se habia corrido una discreta cortina para obviarlos. Si bien una mayoría de franceses, un 77%, cree que la infedelidad es un asunto que afecta exclusivamente a sus protagonistas y un 84% no ha cambiado su opinión sobre el inquilino del Elíseo, el caso pone sobre la mesa los puntos débiles de la seguridad del jefe de Estado galo. Si un sagaz "paparazzi"puede saltarse el cordón policial para inmortalizar al amante a la llegada a su encuentro amoroso en el número 20 de la rue du Cirque, ¿qué podría hacer un terrorista? Ésta es la cuestión de calado a la que debe responder el Gobierno de Jean-Marc Ayrault, un primer ministro menguante al que, por otra parte, no le quedan demasiados meses en el cargo. Si los socialistas sufren una fuerte revés en las elecciones municipales y europeas de primavera, como anticipan las encuestas, la cabeza de este profesor de alemán será la primera en caer. El ambicioso ministro del Interior, el barcelonés Manuel Valls, no perderá entonces la oportunidad de desempeñar un cargo que le puede catapultar a las presidenciales de 2017 o, si no llega pronto la recuperación económica, al mayor ostracismo político. Al fin y al cabo, el mandato de Hollande aún no ha llegado siquiera a su ecuador.

pgarcia@larazon.es