«El mayordomo»: Criados y señores

Si bien es cierto que el cine español tiene en la guerra civil una inagotable, y para muchos ya cargante, fuente de inspiración, también resulta innegable que el de Hollywood recurre asiduamente y también con mejores o peores resultados al denigrante asunto de la lucha por los derechos civiles de los ciudadanos de color en aquel país. Y sí, con una vuelta de tuerca a dicha cuestión se topará el espectador de esta cinta inspirada en una historia real, la de Cecil Gaines, mayordomo de la Casa Blanca desde el mandato de Eisenhower hasta el de Regan. Nacido en un campo de algodón, y cuando sólo era un niño, el protagonista asiste impotente al absurdo asesinato de su padre por el disparo de un blanco, lo que lo convirtió en «negro domesticado», o sea, un criado de la casa. A partir de ahí, y con la solidez que lo caracteriza, Forest Whitaker pergeña un ajustado retrato de Gaines, impecable trabajador acostumbrado «a no ver ni oír» nada por doloroso que sea hasta que, ya anciano, comprende que quizá ha vivido en el error. Una entregada y sorprendente Oprah Winfrey encarna a la esposa del protagonista, una mujer fuerte que sin embargo casi acaba alcoholizada cuando comprende que debe aprender a vivir con la ausencia de Gaines, totalmente volcado en su labor de servir a los sucesivos mandatarios de EE UU. Las luchas sociales se suceden (de hecho, el director ha insertado escenas reales), las palizas, la opresión, los crímenes, las vejaciones, mientras el país, aunque muy lentamente, va madurando hasta la apoteosis final, en otras palabras, hasta el triunfo de Obama en las urnas, el tramo más previsible y lacrimógeno de esta correcta película. A la que, por cierto, y aunque tampoco aporte demasiado nuevo a la filmografía sobre esta época de la historia americana, le vaticinamos desde ya mismo que obtendrá varias nominaciones para los Oscar. Unos con muchos motivos (pienso en los que pueden obtener los dos protagonistas) y otros con menos. Pero es su tema, es su historia y Barack sigue siendo presidente. «Criadas y y señoras», recuerden.