Elecciones generales

Rajoy: «Somos la primera fuerza y voy a intentar formar gobierno»

El PP se impone por más de 6 puntos al segundo más votado y se queda a una distancia de 33 escaños del PSOE. El presidente empezará desde hoy a buscar apoyos de investidura

Rajoy acompañado de su esposa, Elvira Rodríguez, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal (d), la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (2ªi), y el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo.
Rajoy acompañado de su esposa, Elvira Rodríguez, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal (d), la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (2ªi), y el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo.larazon

El Partido Popular logró ser ayer la fuerza mayoritaria y la preferida de los españoles. Los populares ganaban los comicios tras una difícil legislatura aunque sin la mayoría suficiente.

El presidente del Gobierno y candidato del PP a la reelección salía al balcón de la sede del partido y agradeció a todos su apoyo. «Este partido sigue siendo una vez más la primera fuerza política en España», dijo. A pesar de la incertidumbre aseguró que va «a intentar formar gobierno y creo que España necesita un gobierno estable». Incidió en que se han hecho muchas cosas a lo largo de estos cuatro años y «ahora necesitamos perseverar». Buscará un «gobierno estable con el único objetivo de servir a los intereses generales de todos los españoles» porque, insistió en que España necesita seguridad, estabilidad, certidumbre y confianza. Rajoy reconoció que se inicia una etapa «que no va a ser fácil», pero subrayó que en las dificultades es cuando se ve a los políticos de verdad, y «será necesario hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y acuerdos y lo voy a intentar» e insistió en que no tiene más norte «que la defensa de los intereses de España».

Ante las elecciones más inciertas de la democracia, el PP mantuvo en todo momento su «optimismo» y convencimiento de que ganarían, aunque auguraron una noche «larga», con muchos escaños bailando que podrían ser determinantes donde, finalmente las urnas les dieron 123 diputados, siete por debajo de los 130 que se habían fijado como objetivo en la campaña. El PP aseguraba que lo importante era la distancia que les separaba de la segunda fuerza política, un total de 33 escaños.

Aunque al PP le pasaba factura el desgaste de ser el partido del gobierno, sus políticas reformistas o los casos de corrupción, a diferencia de los socialistas el trasvase de votos al partido emergente más próximo, Ciudadanos, no fagocitaba a su electorado y los populares se impusieron de nuevo aunque perdieron 63 escaños con respecto a 2011.

En el cuartel general de los populares se concentraban los vicesecratarios Fernando Maillo, Pablo Casado y Javier Arenas antes del cierre de los colegios electorales a los que se incorporaron la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, el portavoz de los populares en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons y el director de campaña Jorge Moragas. Más tarde se incorporaron Javier Maroto y Andrea Levy. Mariano Rajoy llegaba acompañado de su mujer, Elvira Fernández, unos minutos después de que se cerraran los colegios electorales.

A lo largo de la campaña, los populares mantuvieron un ritmo constante con tendencia al alza. Para el partido que lidera Rajoy su mejor escenario era llegar al 30 por ciento, aunque finalmente se quedaron a un 28,7 por ciento, como ya vaticinaban muchas de las encuestas

Mariano Rajoy tienen difícil gobernar y sólo podrá hacerlo a través de la política de pactos aunque el escenario se antoja difícil a pesar de ser la fuerza más votada. Revalidaría en La Moncloa sólo si no lo impide un pacto postelectoral entre distintas fuerzas. A pesar de que Albert Rivera se posicionara el último día de campaña asegurando que podría abstenerse ante la investidura del partido más votado necesitaría también la abstención de Pedro Sánchez para poder formar gobierno. El reto al que se enfrenta Rajoy comienza hoy en la administración postelectoral con un hemiciclo completamente fragmentado donde los populares es difícil que encuentren apoyos y sólo le quedaría una gran coalición.

Los populares se sentían satisfechos con la campaña «positiva, optimista y haciendo propuestas», sin entrar en el «regate corto ni en las descalificaciones» algo que consideran que los españoles han sabido valorar.