Política
La hora decisiva para el PP
Ni un respiro en Génova 13. Desenmarañado el laberinto de la investidura y ya con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias instalados en La Moncloa, el PP se afana estos días en engrasar su estrategia de oposición en el Congreso de los Diputados. Pero el ciclo electoral en España no da ni una tregua y parecen inminentes ya las citas en el País Vasco, Galicia y Cataluña.
Como si de un dominó se tratara, las tres comunidades van a convocar a sus ciudadanos a las urnas. Con el independentismo y sus cuitas internas marcando la política nacional –como hemos visto este pasado jueves con Sánchez rindiendo pleitesía a Quim Torra–, el lendakari Íñigo Urkullu ha decidido mover ficha para evitar que la estrategia del PNV quede «contaminada» por la deriva de la guerra que se avecina entre JxCat y ERC, con sus consecuencias en la política nacional.
Por mandato de la Ley Electoral, Urkullu ha cumplido con el trámite preceptivo de consultar a sus consejeros y previsiblemente va a anunciar en las próximas horas la convocatoria de las elecciones autonómicas el 5 de abril. Así empezarán a correr los días que deben mediar entre la disolución del Parlamento y la jornada electoral. Parece seguro que ese efecto dominó va a llevar a Alberto Núñez Feijóo a hacer lo propio. Como Urkullu, el presidente de la Xunta quiere una campaña en clave regional, sin que el debate catalán, nacional por tanto, «secuestre» y «desvíe» la explicación de los logros de una buena gestión que en Galicia nadie discute.
De los movimientos gallegos en esta nueva «hora Feijóo» van a estar muy pendientes en la sede nacional del PP. El reloj de Pablo Casado está ajustado al minuto con el de su emblemático barón, por muchas y variadas razones que ya están en los dossiers de los estrategas populares. Galicia es el gran baluarte electoral del Partido Popular, su gran caladero de votos. Todo un símbolo a nivel nacional. Y en las urnas se va a dilucidar la única mayoría absoluta que ahora mismo pueden presentar. Además, pasa un nuevo examen Alberto Núñez Feijóo, el eterno tapado, el hombre al que muchos esperaban en el Congreso Nacional del que Pablo Casado salió victorioso, y el líder que representa un modelo de partido en el que se mira buena parte de los votantes del centroderecha. Y eso el líder nacional del PP lo sabe bien.
En el nuevo ciclo electoral, Casado va a ir de la mano de Feijóo, único presidente regional popular que ha conseguido (por méritos propios) mantener a raya a Cs y Vox. En buena medida, las citas en el País Vasco y en Galicia van a ser otra prueba para el «nuevo PP» tras salir airoso de las municipales y autonómicas gracias a sus pactos con los naranjas, manteniendo algunas de las joyas de la corona, como el ayuntamiento de Madrid o los gobiernos regionales de Madrid, Castilla y León o Murcia.
Dado que las expectativas para Casado en el País Vasco y, cuando llegue el momento, en Cataluña, no pintan halagüeñas, en Galicia, y con Feijóo al frente, se la vuelve a jugar. Y en la cúpula nacional muchos admiten que si se logra retener la Xunta –y se revalida la mayoría absoluta–, la figura de Feijóo se alargará. Y su voz, como siempre ha ocurrido, tendrá que ser escuchada todavía más.
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