Coronavirus
Los curas y las hermandades hablan: “La penitencia de la Cuaresma es no salir de casa”
La suspensión de la Semana Santa atañe directamente al mundo cofrade. Sus juntas de Gobierno trabajan a diario para ayudar a sus fieles y darles apoyo moral y recomiendan seguir la iniciativa de #Yorezoencasa, desde donde las hermandades cuelgan vídeos y plegarias para sus hermanos
La Cuaresma no se suspende y el fervor católico sigue vivo. El sentir del pueblo feligrés en estas fechas de incertidumbre ante la crisis epidemiológica no se apagará. Las restricciones obligadas aprobadas por el Gobierno y por las autoridades eclesiásticas no impedirán que la Iglesia siga velando por su comunidad cristiana. El pasado 15 de marzo vivimos el primer día de cuarentena oficial tras que el Ejecutivo decretara el Estado de alarma, pero no solo se palpó la soledad en las calles, sino también en los templos sagrados, donde el silencio imperaba en las capillas mayores donde se resguarda el Santísimo. Los fieles, según el anuncio del Obispado, quedaban dispensados del precepto dominical mientras dure la crisis del Covid-19. Desde la televisión pública, se podía seguir, como cada domingo la misa del Señor, pero, en esta ocasión, el templo parroquial no estaba abarrotado de fieles. En Madrid, el arzobispo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Osoro, celebraba la Santa Misa a puerta cerrada, junto al párroco de la Iglesia de San Romualdo de Madrid, José Ramón Fernández Aranda. Ambos transmitieron un mensaje de tranquilidad y unidad para superar unidos la crisis sanitaria.
En conversación con LA RAZÓN, el párroco titular de San Romualdo (Ciuad Lineal) resuelve las principales dudas que surgen sobre cómo actuar en el tiempo de Cuaresma en el que nos encontramos. ¿Tiene el mismo sentido este tiempo litúrgico si no se puede vivir en comunidad y en la iglesia? “En la cuaresma profundizamos el amor de Dios y vivimos la penitencia (esta impuesta por no poder salir) y aprender a echar mucho de menos la Misa y la Comunión...”, explica para después recordar, ante la imposibilidad de celebrar este tiempo en la iglesia que “la comunión de los Santos va más allá que la cercanía física”.
Desde la parroquia seguirá celebrando, junto a su equipo de sacerdotes, misa diaria “por la pronta recuperación de la situación, de los enfermos, de las familias que han perdido a alguno de sus miembros y por el descanso eterno junto al Señor de los difuntos”. A los fieles, les recuerda que “la esperanza, como transmite San Pablo, no defrauda, porque la verdadera esperanza está en la Gloria de Dios, que es eterna”.
¿Pero qué puede ofrecer la iglesia para seguir su labor de evangelización en cuarentena? D. José Ramón ha enviado a sus fieles, una invitación a leer y meditar la palabra de Dios en familia, rezar el Rosario, un mensaje a través de WhatsApp “de ánimo y de fe”; cuidar la catequesis familiar que han de seguir los catequistas; para los enfermos que así lo deseen, llevar la Comunión a cada casa, bajo las medidas sanitarias pertinentes; la recomendación de seguir la misa a diario por la televisión o youtube entre otras. Además, cuenta, que hay muchos medios telemáticos que antes no existían para “hablar de Cristo vivo, salvador y salud de los enfermos”.
LAS CONSECUENCIAS DEL CORONAVIRUS EN LAS HERMANDADES
De lleno esta situación afecta también a las hermandades de toda España, que esta semana han tenido que tomar la difícil decisión de suspender una de sus celebraciones más preciadas y que da sentido a la vida cofrade. En España, existen a día de hoy, más de 10.000 hermandades, según datos oficiales de cofradías que ponen cada año sus pasos procesionales en la calle.
Y es que, en Sevilla, por primera vez desde el año 1933 ninguna hermandad sevillana realizará su estación de penitencia en la calle. Con resignación, pero con responsabilidad ante la noticia pues “lo importante es preservar la salud”, nos atiende telefónicamente el hermano mayor de la hermandad Sacramental de los Gitanos de Sevilla, José María Flores, que tiene por titular al Señor de la Salud de Sevilla. No solo para su hermandad y sus hermanos es “muy duro” suspender la procesión de Semana Santa, lo es también para la capital andaluza. Pero tiene claro que, ante la llamada de las autoridades a los ciudadanos a quedarse en casa es fundamental. “Quedarnos en casa es la mejor manera de servir a Dios”, zanja. Reconoce que la suspensión es “imprescindible” ante los acontecimientos, y en este tiempo de Cuaresma recomienda a sus hermanos que vivan un “momento de oración, solidaridad y recogimiento” para “poner en práctica nuestros valores cristianos”. Vivirán una Semana Santa “distinta”, reflexiona, para enfrentarse a la realidad pide “rezar con todas nuestras fuerzas desde casa, para que esta situación se acabe lo antes posible, para que nuestro Señor dé la Salud que tanto se necesita en estos momentos a todas esas personas afectadas por el coronavirus o por cualquier otra enfermedad”.
A pesar de no poder ir a visitar a sus titulares, trata de mandar un mensaje esperanzador a sus hermanos y asegura que saldremos “más reforzados” de esta crisis. “Estamos viviendo una Cuaresma distinta a todas, pero que precisamente por ser distinta está contribuyendo a reforzar nuestra fe”. En estos días en los que es fundamental quedarse en casa, anima a los más devotos a unirse en “oraciones virtuales”, a compartir fotografías y vídeos de sus titulares “para lanzar un mensaje de fe, de esperanza y de aliento”. Bajo la etiqueta #yorezoencasa, anima a sus hermanos para lo propio. “Seguiremos haciéndolo hasta que podamos abrir de nuevo las puertas de nuestro Santuario”.
No solo en Sevilla se siente el dolor cofrade por las restricciones que deberán tomarse de cara a la Semana Santa. Desde Madrid, en la Sierra Norte, en Torrelaguna, una joven hermandad se encuentra a la espera de tomar la decisión cuando el Obispado de Alcalá de Henares así lo indique. La Antigua Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Perdón, María Santísima del Rosario al Pie de la Cruz y San Juan Evangelista se enfrenta a una Cuaresma con un final diferente, pues, en palabras de su Hermano Mayor, D. Alberto García Ávila, la estación de penitencia es el “mayor acto de fe público que una hermandad pueda hacer, y la mejor manera que tenemos de tocar el corazón de quienes acuden a ver una hermandad en la calle”. En conversación con LA RAZÓN, medita que “poner un paso en la calle es muy difícil y no debe tomarse como un simple acto más”, pues, resume “es sacar la fe a la calle y cumplir con uno de los mandatos de Nuestro Señor Jesucristo, “Id y proclamad el Evangelio””, asegura. En estos momentos de incertidumbre, este cofrade quiere redirigir el foco al significado profundo de las hermandades. “No poder celebrar nuestra estación de penitencia es una tristeza que inunda nuestros corazones, pero no por ello la hermandad se acaba. Lo somos 365 días al año y tratamos de ayudar a nuestros hermanos y servir a Dios”. Según reflexiona, ese es el fin de una hermandad. “La estación de penitencia es el broche a todo un año de hermandad, pero no el único acto de fe”, zanja.
Superar la crisis sanitaria actual es otra forma de penitencia, asegura, “una penitencia que haremos a través de la esperanza en nuestros Sagrados Titulares y que será fructífero para todo nuestro pueblo”. Es, para él, “otra prueba en esta cuaresma”, asume. Como consejos para sus hermanos recomienda que “en estos días que parece que las horas no pasan encerrados en casa, reposemos en el pecho del Señor, como hizo San Juan, escuchemos lo que él nos dice y empleemos las horas en estar con Dios. Dediquemos tiempo a nuestra familia, no nos olvidemos de que Dios no nos abandona”. A todos estos hermanos se pone a su disposición pues, recuerda “las hermandades servimos para la ayuda del prójimo”.
Desde Madrid también recogemos el testimonio de la Muy Ilustre Hermandad Sacramental y Penitencial Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, más conocida como “La Borriquita” de Madrid. Su hermano Mayor, Carlos Malarría Urbano, pone el foco en que, de esta crisis sanitaria, la comunidad cristiana puede salir reforzada pues “estamos viendo durante todos estos días la capacidad del hombre para crear vínculos de unión, a pesar de las distancias y nuestro vinculo es, la fe”. Cree que “cuando todo esto acabe”, los templos “se llenarán en señal de agradecimiento a Dios”. Al igual que José María Flores y Alberto García, explica que suspender sus actos de hermandad supone “una grandísima tristeza el no poder cumplir nuestras promesas para con Dios” y explica que, su junta de hermandad trata de “reconfortar el espíritu” de sus hermanos, y destaca el uso de las redes sociales de su institución, con las que “llevamos a casa las oraciones y plegarias tan necesarias en estos momentos”. Por ejemplo, explica, “nuestro párroco nos envía vídeos con el Santísimo expuesto y reflexiones para poder enriquecer y alimentarnos de la palabra del Señor. Al igual que el resto de hermandades, apoya la iniciativa #yorezoencasa.
Carlos Malarria comenta también otra situación importante que afecta las hermandades. “En el nivel económico deberemos evaluarlo también, pues las hermandades se sostienen de las cuotas de hermanos, papeletas de sitio para la salida penitencial y algunas donaciones entre las que se encuentran los cepillos. En Madrid, no se recibe ningún tipo de ayuda. Es una situación complicada y difícil sin duda alguna”, pone el acento.
¿Y qué sentido puede tener la Cuaresma para estas hermandes sin propagar el sentir cofrade en las calles? “Claro que lo tiene”, responde. “Si bien es cierto que para los que somos cofrades se nos hace muy extraño vivir una cuaresma sin todo lo que supone, no podemos olvidar que ante todo somos Hermanos en cristo”. La Cuaresma, prosigue “es un tiempo que se nos da para la reflexión, para nuestra propia purificación y sobre todo, de preparación para lo que ha de llegar”- En su opinión “esta manera nueva de vivirla, será un condicionante para meditar mucho más y acercarnos más a Dios, conoce a Jesús y una grandiosa oportunidad para encontrarnos a nosotros mismos con Dios y para con nuestra familia”.
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