Coronavirus

Estado de alarma

Torra ningunea a ERC en la gestión del coronavirus

Quiere apropiarse de todo lo bueno y deja al pairo a sus consellers republicanos

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El presidente del Govern, Quim Torra ayer, durante una reunión telemáticaGENERALITAT03/04/2020larazonGENERALITAT

"¡Por qué no me habéis avisado!”. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Joaquim Torra, se levantó el lunes muy enfadado con el vicepresidente de su gobierno, Pere Aragonés, y con la consejera de Salud, Alba Vergès. Se acababa de enterar que un avión había aterrizado en Zaragoza con 400.000 mascarillas y se esperaba otro que elevaba esta cifra a un millón. Aragonés gestionó los pagos a través de una entidad bancaria y solo informó al presidente cuando el avión hubo aterrizado. No quería anunciar algo que podría fallar, como le sucedió a la Comunidad de Madrid. Prefirió guardar silencio y anunciarlo cuando las mascarillas fueran una realidad. Torra se pasó el fin de semana poniéndose la medalla del confinamiento total decretado por el ejecutivo central, afirmación en sí misma falsa porque no se han cerrado ni puertos ni aeropuertos. “Si ahora se decreta un confinamiento total es porque hasta ahora no existía”, afirmó sin rubor por lo que le dolió no poder ponerse una nueva medalla con la llegada del avión con material sanitario.

Esta anécdota es la constante en el Govern. Torra quiere todo el protagonismo, junto a su núcleo duro, y quiere dejar al margen a la mitad de su ejecutivo, a los consejeros de ERC. Si antes de la crisis se apropió de unos presupuestos que nunca negoció, desde el inicio del estado de alarma ha levantado tres banderas.

La primera, acusar permanentemente al Gobierno de Pedro Sánchez de menospreciar a Cataluña y de culparlo de la situación deslizando lo que algunos tuits especifican así: “Si fuéramos República y tuviéramos todos los recursos, tendríamos menos muertos en Cataluña”.

La segunda, equiparar España y Cataluña como dos estados. En este ámbito, se entiende la entrevista en la BBC exigiendo un confinamiento total. Lo lamentable es que, mientras Torra hacía esta exigencia, las imágenes demostraban la soledad de las ciudades españolas cerradas a cal y canto. Y, la tercera, no menos importante, desacreditar a ERC en la gestión de la crisis.

Un alto cargo de una consellería controlada por ERC se preguntaba “desleal con Madrid”, y se respondía al tiempo “no, desleal con su propio gobierno”. Este es el estado de ánimo que se respira en el ejecutivo autonómico. Torra quiere apropiarse de todo lo bueno y deja al pairo a sus consellers republicanos. Y no sólo a estos. El conseller de Interior Miquel Buch tuvo que plantarse ante Torra tras el fiasco del confinamiento de Igualada. Torra pretendía que se confinara Cataluña poniendo controles en Lleida, Tarragona y Francia, además de confinar dos nuevas comarcas. Una en el Ebro y otra en el Pirineo. Según cuentan a LA RAZÓN “Buch se plantó. No tenemos ni autorización del Gobierno de España ni los recursos humanos para hacerlo”, le dijo al presidente.

Ambiente tenso

El ambiente en el ejecutivo es tenso. Torra sólo cuenta con su núcleo duro, los “mosquetorras”, sus colaboradores más cercanos, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, y la consellera de Empresa, Angels Chacón. Con Chacón ha intentado, por activa y por pasiva, que las organizaciones sindicales y empresariales apoyarán su veleidad de “cierre total”. Sólo consiguió el apoyo de la Cambra de Barcelona, en manos de Joan Canadell, un hombre de la ANC y de Puigdemont. Este núcleo duro se inspira en las recomendaciones del científico Oriol Mitjà que pasó de menospreciar el virus a pedir el confinamiento total, y desde ayer solicitar el fin de este confinamiento a partir del 13 de abril.

El resto de su ejecutivo queda fuera de las decisiones y no están exentos de duras críticas por parte de su presidente. La conselleria de Sanidad ha sido vapuleada por Torra que la ha dejado al pairo en la gestión de la crisis. El presidente sólo se reservó la crítica contra el Gobierno de Sánchez. Los errores en la gestión los dejó a ERC. Justicia también fue asediada por Torra. Miriam Nogueras, la número dos de Junts per Catalunya, fue la encargada de meter presión a los republicanos cuando preguntaba en un tuit “para cuando la liberación de los presos consellera”, refiriéndose a Esther Capella ante las reuniones de la Junta de Tratamiento de las cárceles que analizarían la libertad de los políticos presos. “Que se lo pregunté a Torra”, contestaron las redes sociales, pero Torra se encargó de aumentar la presión, con carta a la ONU incluida acusando de prevaricación al Supremo. El mensaje quedó claro: si los presos no salen es por culpa de ERC.

El último ataque lo ha sufrido el consejero de Trabajo y Bienestar Social, Chakir El Homrani por las residencias. Un colaborador del conseller es muy duro con Torra “solo le interesaba saber cuántos rmuertos se habían producido en las residencias. Las cifras totales, no las de coronavirus”. Torra acabó criticando en público a su conseller. “Nosotros estamos trabajando y él sólo se preocupa de ponerse medallas”, apuntan desde otra conselleria afectada por el protagonismo de Torra.

Lo cierto es que Torra se ha apropiado de explicar las ayudas a los autónomos que son competencia de Economía, de la gestión en educación con ayudas a familias y enseñanza concertada, ha anunciado una “vacuna catalana” contra el virus -en teoría a cargo de su gurú Oriol Mitjà- y los “respiradores catalanes”, que ponía en marcha la empresa Seat y el Consorcio de la Zona Franca, entre otras empresas no todas catalanas.

Y la última perla. Junts per Catalunya intentó hacer un pleno extraordinario en el Parlament para subir el salario a todos los funcionarios. El pleno no vio la luz porque ERC se plantó “esto en plena crisis es una barbaridad”. Sin embargo, Torra ha conseguido su pequeña victoria. A ERC le temblaron las piernas y se abstuvo en el Congreso de los Diputados en la prórroga del estado de alarma. Mañana lunes, ERC tomará una decisión. De momento seguirán en la abstención en la prórroga y apoyarán las medidas sociales y económicas. Sin embargo, ERC y PSOE han intensificado los contactos y ERC podría replantearse la situación, quizás, porque están hartos de que Torra y Junts per Catalunya les ninguneen y los hayan eliminado de la primera línea en la gestión del coronavirus y los han convertido en el objeto de todas las críticas de los sectores más radicales, abanderados, como no por Joaquim Torra y el silencio de Carles Puigdemont que desde su retiro dorado critica en redes sociales a Pedro Sánchez y se preocupa, y mucho, de promocionar su nuevo libro.