Coronavirus
Otro coronavirus “amarillo”
Desde mi confinamiento en la Ciudad Condal, contemplo entre la resignación y el estupor cómo ni siquiera esta inédita y dramática experiencia que estamos viviendo cambia el chip del separatismo exacerbado. El relato supremacista parece actuar como este coronavirus y va mutando según las circunstancias: hemos pasado del «España nos roba» al «España nos mata».
Cuando aún resuena el eco de aquel tuit de la fugada a Escocía –«de Madrid al cielo»–, aparece en escena el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, afirmando que «España es paro y muerte; Cataluña, vida y futuro». Sigue la senda de su maestro y sherpa separatista Torra, que repite que una Cataluña independiente habría sufrido menos muertes, estableciendo un confinamiento estricto mucho antes que el Gobierno de España. Que los señores Sánchez e Iglesias estén gestionando esta epidemia de forma claramente negligente no avala a Torra y a su aventajado discípulo botiguer. Hablan por sí mismas sus actuaciones durante febrero: la suspensión del Mobile World Congress en Barcelona –que hubiera movilizado a más de 100.000 personas, muchos de ellos chinos– fue contra la voluntad de Sánchez, pero también suya. Y, por si fuera poco, el 29, con la epidemia en plena expansión, promovieron un multitudinaria expedición a Perpiñán para agasajar al líder supremo. Estos dos ejemplos bastan para desmontar el relato separatista, tan falaz como indigno. Este virus «amarillo», de momento, tampoco tiene vacuna.
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