Pedro Sánchez
Sánchez sin oposición
La estrategia de usar el CIS como un instrumento de propaganda ha hecho aguas
Las elecciones en Galicia y Euskadi han vuelto a poner en evidencia la poca fiabilidad de José Félix Tezanos. De un análisis comparado entre las 19 empresas demoscópicas españolas más importantes, ha sido la entidad pública que dirige, la que más se ha desviado de los resultados electorales.
La estrategia de usar el CIS como un instrumento de propaganda ha hecho aguas. Algún iluminado pensó que serviría para influir en lo que los sociólogos llaman el humor electoral, creando la opinión general de subida de apoyos al Partido Socialista.
Sin embargo, solo ha servido para que el propio Sánchez haya tomado decisiones equivocadas, como repetir las elecciones a partir de lo que le cuchicheaba al oido Tezanos, además de desprestigiar a una institución antes incuestionada.
Julian Santamaria y Rosa Conde tuvieron importantes responsabilidades políticas con los gobiernos de Felipe González, pero no fue ningún obstáculo para que le diesen los fundamentos y la arquitectura técnica necesaria al CIS para convertirlo en una herramienta objetiva, útil y de servicio público.
Los distintos sucesores en la dirección del organismo han seguido la estela con mayor o menor brillantez, pero con rigor técnico. Sin embargo, Tezanos, un hombre bien mandado pero de poca iniciativa, recibió el encargo de dirigir el CIS no como premio a su cátedra en sociología, sino porque ningún otro se hubiese prestado a estas cosas.
José Félix se ha equivocado. Es un militante socialista a la vieja usanza que antepone la disciplina a la dirección del partido sobre todo lo demás. Pero el mejor servicio al PSOE no es el que le encargaron, sino es que el CIS sea incuestionable y la institución de referencia. El Instituto es una institución política, pero no puede politizarse porque pierde su sentido.
A Sánchez no le hacen falta trampas en el solitario para ganar las elecciones, tan solo tiene que hacer bien su trabajo. Mientras que el voto de la derecha esté fragmentado entre Vox, Partido Popular y Ciudadanos, el líder socialista no tendrá que preocuparse porque no habrá alternativa.
La configuración de las circunscripciones electorales hace que, en muchas de pequeño tamaño, el PP ha sido tradicionalmente hegemónico, en tanto reparte electores con sus competidores, la obtención de escaños favorece a PSOE.
El insistente acercamiento a los separatistas y la dudosa gestión sanitaria se podrían haber evitado. Parece probable que en otoño sufriremos una nueva oleada de la pandemia que puede provocar miles de nuevos infectados, pero la sociedad española difícilmente asumirá un nuevo decreto de estado de alarma.
Es inexplicable que el uso obligatorio de mascarillas o que la gestión de los brotes que van apareciendo dependan del gobierno de cada comunidad autónoma.
La crisis económica va a ser dura, pero pueden minimizarse sus efectos. La condición previa para ello es cambiar el gobierno y los equipos de asesoramiento. No consiste en crear grupos de tecnócratas, hace falta la política, pero con solvencia técnica.
Sánchez no tiene oposición, pero eso no significa que tenga ganadas las próximas elecciones generales.
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