Lucha contra ETA
«Tenemos claro quiénes son nuestros héroes»
Ertzainas crean la asociación «Mila Esker» para homenajear a los compañeros víctimas de actos terroristas
Han pasado 25 años desde que el ertzaina Jon Ruiz Sagarna recibiera el impacto de un cóctel molotov que unos encapuchados lanzaron contra la furgoneta en la que viajaba junto con sus compañeros. «Con el aspecto que tengo, no creo que pueda hacer en los próximos años una vida normal» relató en 1996 después de sufrir quemaduras de hasta el 55 por ciento de su cuerpo. Por él y por muchos otros compañeros un grupo de ertzainas han constituido la asociación «Mila Esker» (Mil gracias) con la que se pretende desactivar el olvido, recabar los datos de ertzainas víctimas de actos terroristas y en actos de servicio y mirarlos a los ojos para decirles «mil gracias». El presidente de dicha asociación y miembro de la Brigada Móvil, Julio Rivero explica que se trata de una «necesidad imperiosa dentro del colectivo para no caer en el olvido y agradecer a muchos compañeros su buen trabajo y sacrificio».
¿Y cómo le cómo les explican a los jóvenes lo que fue ETA y la kale borroka? No hay aulas ni clases, es el día a día la escuela del pasado. Los ertzainas más veteranos son los encargados de despertar la memoria. «Se lo explicamos desde el máximo respeto y a nivel policial, por su propia seguridad. Tienen que conocer a qué riesgos se exponen». Será a través del material de protección que ahora tienen desde donde seguirán las huellas. «Es de justicia que sepan el por qué tenemos un buzo ignífugo que nos permite estar protegidos si nos lanzan cualquier tipo de coctel molotov; porque hubo un compañero que resultó quemado en el 55 por ciento de su cuerpo. También la mejora de los elementos de dotación personales tiene nombres y apellidos y «siempre hay un sufrimiento detrás, también familiar». Los chalecos antibalas de ahora llevan implícitos el recuerdo de Javier Mijangos o Ana Arostegui» tras su asesinato a tiros por la banda terrorista o los blindados de ahora por los atentados; «porque que antes falleció nuestro compañero Totorika».
Rivero asegura que a los nuevos ertzainas «se les nota en sus ojos la admiración, el orgullo y las ganas de querer conocer aquello que vivimos».
También, los ertzainas de la asociación «Mila Esker» están dispuestos a explicar a aquellos jóvenes que no saben ni quien era Miguel Ángel Blanco lo que supuso para la sociedad y para la policía vasca cuando se liberaron aquel día de sus pasamontañas. «Si podemos contribuir también para que la sociedad y los más jóvenes se conciencien y sepan que hay cosas que se vivieron en este país y que no se tienen que repetir, es una buena experiencia de dedicación, cultural, y de reconocimiento».
Desde el Gobierno vasco aún no se han puesto en contacto con la nueva asociación, pero han pronunciado sus respetos por la misma. Dice Rivero que serán ellos los que lo hagan para presentarles su proyecto.
¿Existe esa sensación de impunidad en el País Vasco cuando se les convierte en héroes a los que han salido de prisión? «Nosotros tenemos claro quiénes son nuestros héroes y por eso hacemos un reconocimiento y agradecimiento a los que lo fueron y por eso les damos las “mil gracias”. Cada uno sabe quiénes son sus héroes que no pueden ser otros que aquellos que velaron por proteger la seguridad, los derechos de todas las personas y los que no vulneraron ningún derecho humano; y no hay derecho humano más importante que el derecho a la vida. Creo que la sociedad tiene también claro quiénes fueron los villanos».
Rivero recuerda que ejerció siempre su labor «sin miedo» pero tomando medidas de autoprotección como no colgar la ropa a la vista, no decir los destinos en los que estaban, proteger a la familia... «La discreción te salvaba la vida», recuerda.
¿Le preocupa el regreso de la kale borraka? «La verdad que tenemos una preocupación porque sí que parece que estos movimientos -que se han producido durante la pandemia- de rebelión están orquestados» y, destaca, «emplean técnicas y tácticas que nos recuerdan a aquellas épocas». Además, «tenemos una preocupación de que esto no vuelva a ocurrir y también como sociedad. Creemos que la sociedad vasca es madura y no permitirá que se produzca esa lacra de la violencia que vivimos aquellos años en las calles».
¿Y qué le parecen que Bildu no lo condene? «Cada uno se retrata como quiere».
Ahora, la asociación prepara nuevos homenajes: a compañeros emboscados en un enfrentamiento armado en el que uno perdió un ojo. «La idea es llegar a todos ellos y que sientan el calor y darles las gracias. No los olvidamos».
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