Entrevista
¿Quién es Alvise, el ciberazote de la izquierda?
Este joven sevillano de 31 años es denostado e idolatrado a partes iguales en las redes sociales y se ha convertido en un controvertido “influencer político”. Acusado de publicar bulos, nos reunimos con él para desvelar qué hay detrás de la maquinaria que pilota y las luces y sombras que le rodean
En su mesilla de noche reposa un libro que le ha regalado “mi amigo Toni Canto”, “La mente de los justos”, y en su banda sonora diaria suena “música instrumental que me inspira para crear relatos”. Luis Alvise Pérez es, sin duda, un personaje controvertido, denostado por muchos y admirado por otros tantos. Un “influencer” (aunque él rechaza este apelativo) político para muchos jóvenes que le siguen por las redes, donde acumula miles de seguidores. En Twitter, por ejemplo, suma más de 220.000 followers y en Instagram, 180.000. Hay quien le acusa de ser una fábrica de “fake news”, mientras otros admiran sus posts donde publica polémicas informaciones: “Yo no me debo a nadie, ni a mis lectores”, asegura. Pero, ¿quién es realmente Alvise? ¿Quiénes son sus informantes? ¿Cómo ha llegado a convertirse en un movilizador de masas? ¿Quién hay detrás de él?
Quedamos con el joven sevillano en una céntrica terraza de Madrid. Comienza relatándonos que abandonó su Sevilla natal “cuando la crisis del paro juvenil llegaba al 68%”, así que presto a buscarse un futuro miró a Reino Unido y atracó en una localidad de Leeds, al norte de Inglaterra, donde comenzó a estudiar y trabajar. “Había empezado Ciencias Políticas, pero lo dejé al año y medio. A los 22 me matriculé en Filosofía Política y Economía en Reino Unido, pero tampoco lo terminé porque pronto comencé a trabajar. Allí realicé algún trabajo para los liberal demócratas y fui delegado de la Federación Internacional de Juventudes Liberales (IFLRY). Hice buena fama y un día recibí una llamada de recursos humanos de Ciudadanos y me eligieron para ser jefe gabinete del grupo parlamentario en Valencia con Toni Cantó”, relata.
Y así comenzó su periplo político, también como jefe de campaña de este partido en las elecciones autonómicas. Sin embargo, el giro que dio el partido a finales de 2019, le llevó a presentar su dimisión: “Siempre he tenido un desprecio absoluto hacia los partidos políticos porque, creo que son aglutinadores de votos basados únicamente en conseguir más apoyos para poder enchufar a más gente”. Su relación directa con los partidos terminó en ese momento, pese a que con Cantó todavía conserva, según afirma a este diario, una exquisita relación. De hecho, él tuvo mucho que ver en la decisión de Alvise de mudarse a Madrid: “Siempre me hablaba maravillas de la ciudad, de la vida cultural que hay aquí. Esto, sumado a que un hermano mío reside en la ciudad, me llevó a trasladarme a la capital en 2019, con 29 años”.
Fue entonces cuando llegó su “vena tuitera”. Sus 280 caracteres pasaron de ser, según él mismo reconoce, reflexiones filosofales a “otros más cortos, directos, con cierto efectismo y datos. Voy afinando hasta lo que hoy tú llamas “agitador”, dice. En Madrid comenzó de cero a buscar trabajo y “un día me llamo una consultora política de mucho éxito. Estuve con ellos cuatro meses, hasta que dimití durante la pandemia, luego comencé a realizar campañas por mi cuenta para diferentes lobbies”. Una de las que le catapultó a la fama fue la de los carteles de Pedro Sánchez donde cambiaba el mensaje oficial de los socialistas. Insiste en que él no ha recibido “ni un solo duro” de partidos políticos en este tiempo para financiar sus trabajos. Entonces, ¿quiénes son sus pagadores?
“El nombre de las empresas para las que trabajo no los quiero decir porque estoy siendo tan atacado, que cuanta menos información pública sobre mí facilite a los malos, mejor. Ellos me han hecho que me centre en mi autoconservación. Cada dato que doy lo utilizan en mi contra”. Lo que sí nos confiesa es que ha colaborado en una ocasión con Hazte Oír: “Me ofrecieron financiar los gastos de una campaña que hice a cambio de poner su logo al final y una web de recogida de firmas”.
“Red de informadores”
Pero, ¿cómo funciona su empresa Resistencia Popular S. L.? “Yo soy autónomo y tengo la suerte de tener un buen sueldo. A través de mi empresa es como se gestiona todo, tengo miles de informantes que de manera altruista me suministran información y luego somos un equipo de cinco personas que estamos en el día a día. Hacemos de todo, sobre todo asesoría de comunicación”, apunta.
Sin embargo, su salto a la fama llega cuando, a través de las propias redes que él utiliza para subir sus dosieres de escándalos, muchos niegan la veracidad de los mismos y le tachan de “generador de bulos” virtuales: “Conscientemente no he lanzado ningún bulo. No soy un loco. De hecho, tengo varias demandas interpuestas contra personas que lo han afirmado”, asevera. ¿Y el caso de la falsa PCR positiva de Salvador Illa? “Yo no subí aquella información, solo me hice eco de ella y cuando me di cuenta de que el documento era falso lo eliminé. De hecho, la clínica que aparecía en el documento ha desmentido que me hayan demandado porque yo no he manipulado ni publicado ese informe”, se defiende. De hecho, Alvise ya tiene experiencia en los tribunales. En este momento, cuenta, tiene dos demandas abiertas contra él, y, por su parte, él asegura que tiene interpuestas más de 30 contra “quienes me acusan falsamente”.
Lo que sigue sin encajar, y por ello se le insiste, es cómo y de quién le llegan las informaciones que publica en sus redes: “Yo me reúno con mucha gente y tengo una cuenta de correo protegida a la que me envían las cosas. Tengo una gran red de informadores cuyo objetivo es ver ilegalidades. La mayoría de mis informadores son voluntarios, pero no pueden aparecer por razón de quienes son. La discreción es muy importante. Soy yo el que decide éticamente lo que se publica. Hay informaciones que me llegan de ciertos diputados contra otros diputados que sé que tienen un interés detrás, yo valoro si es necesario publicarlo o no”. Ante las múltiples acusaciones de “kamikaze” asevera que “soy consciente de los errores que puedo cometer, pero intento hacer autocrítica cada día”.
De hecho, Alvise dice que es él quien asume todo “el peso” de lo que publica: “Por ello luego hay gente que me insulta por la calle, incluso me escupen. Al principio mis amigos me decían que por qué hacía esto, ahora me apoyan”. En cuanto a sus ingresos confirma que no obtiene ninguna compensación monetaria por las redes‚ “es más, mi peor enemigo es el propio Twitter, que ya con el ’’shadow banding’' me están haciendo censura encubierta, hay algún técnico iluminado que pulsa el botón para limitarme”.
¿Cuál será su siguiente paso? ¿Fundar un medio de comunicación? “No puedo responder a eso. Lo que tengo claro es que no tengo miedo a perder mi poder adquisitivo. Me compensa lo que hago por una cuestión histórica, porque hemos sido un gran país, no me considero un cainita acomplejado”, sentencia. Eso sí, confiesa que dentro de unos años le gustaría verse “con una familia, varios hijos y con “más paz espiritual”.
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