Jorge Vilches

No tenemos Gobierno

Vivimos en un país a la deriva por obra y gracia de Pedro Sánchez. España carece hoy de proyecto político como país

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Conferencia de Presidentes celebrada en Salamanca
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Conferencia de Presidentes celebrada en SalamancaManuel LayaEuropa Press

A menos de dos años de las elecciones es fácil contrastar que no tenemos Gobierno. No me refiero a que no exista un gobernante sino a que no existe dirección. Vivimos en un país a la deriva por obra y gracia de Sánchez.

España carece hoy de proyecto político como país. En su lugar hay un desesperado «aquí y ahora» del jefe del PSOE. No hay una mínima previsión más allá de que se hará lo que convenga a Sánchez para seguir en el poder y a conveniencia de sus socios rupturistas. Ni siquiera cuenta en esto el desvarío de la «España 2050», que se convirtió en un chiste al minuto después de su presentación.

Tampoco contamos con un modelo económico de recuperación del tejido productivo y de creación de trabajo, salvo las convocatorias de empleo público. El Gobierno solo aporta «palabros» como «resiliencia», «sostenibilidad» y «perspectiva de género». El único plan de Sánchez es repartir el dinero europeo para crear una red clientelar y hacer propaganda usando a las autonomías como gestoras delegadas. El resto de su modelo es freír a impuestos y gastar todo lo que pueda.

Sánchez tampoco ha sabido presentar un modelo territorial, cosa conveniente teniendo en cuenta que su mayoría parlamentaria depende de nacionalistas. La «España multinivel» destruye la soberanía nacional, la igualdad, y la cohesión basada en la solidaridad. No funciona, como se ha visto en la pantomima de la Conferencia de Presidentes en Salamanca. Urkullu chantajeó a Sánchez con éxito, Aragonès tiene su «mesa bilateral», los populares sacaron los colores al jefe del Gobierno, y los socialistas denunciaron la humillación que suponía tratarlos como «bajo nivel».

El modelo judicial de Sánchez es otra ruina. La pretensión de sustituir la mayoría reforzada de elección del CGPJ por una mayoría simple ha sido denunciada por la Unión Europea. Bruselas no quiere un sistema autoritario más en el continente, en el que el Ejecutivo se fabrique una fiscalización institucional a su gusto. Por eso, el Tribunal Europeo ha dicho a Sánchez que el CGPJ debe ser elegido por los mismos jueces, tal y como exigió Casado.

No hay modelo sanitario. La pandemia pasó por el Gobierno Sánchez como cosa ajena. Retrasó la intervención para tener su 8-M, compró material tarde y mal, no coordinó a las autonomías y no legisló para el caso. Es más, el Tribunal Constitucional ha dicho que su estado de alarma fue inconstitucional. Pero el Gobierno no aprende: solo va a dedicar mil millones a Atención Primaria, delega en las autonomías las normas a adoptar, y es incapaz de actualizar la legislación sanitaria. Otro fracaso por falta de modelo, igual que en el educativo: Sánchez ha echado a Celaá, que era quien debía desarrollar la nueva ley de educación.

La crisis de Gobierno, además, no ha creado la sensación de etapa nueva. Los elegidos carecen de peso y carisma. Tampoco el cambio de jefe de Gabinete ha funcionado: la comunicación es lamentable, véase el ridículo en la gira en Estados Unidos, donde solo se lleva una comparación con superman. De hecho, tres días después de su visita, la administración norteamericana aconsejaba no viajar a España. Además, Bolaños y López no controlan a sus socios independentistas, que ya eran lenguaraces en la etapa de Redondo.

No hay Gobierno, además, porque no hay líder. Sánchez sale mal en los sondeos y es abucheado por la calle. Es antipático sin tomar decisiones, lo peor para un político, y genera desconfianza, lo que es un lastre ante cualquier convocatoria electoral. Cada vez que habla Sánchez la oposición sube en las encuestas. Hay miedo en Moncloa, pero más entre los españoles ante un país en crisis que no tiene un verdadero Gobierno.