Casa Real
Vivir y dormir
Moncloa se ha empeñado en decir que el regreso de don Juan Carlos no tiene nada que ver con ellos y ha señalado a Zarzuela como única responsable de lo que acontece estos días. Pedro Sánchez quiere así sacudirse la responsabilidad de los negocios del anterior soberano y de las investigaciones que ha llevado a cabo su Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y pasar la pelota a Felipe VI. Pero esto no puede ser así.
Para empezar, Sánchez ha puesto en danza a sus ministros y ministras que, más o menos a coro, han exigido a don Juan Carlos explicaciones sobre lo publicado en los últimos años. Quizá sería más fácil que esa información nos lo facilitara el CNI pero esta casa no está últimamente para muchos trotes. También se ha empeñado Moncloa en que don Juan Carlos no pernoctase en Zarzuela. Y así va a ser. Pero estas dos decisiones permiten afinar un poco más en el disparate que ha sido todo este viaje. Me explico.
Si se quería que el regreso de don Juan Carlos -después de casi dos años- fuera discreto, ha sido todo menos eso. Llegar en un vuelo privado, movilizando una escolta notable, y a unas regatas donde el ambiente es el que es, no se le hubiera ocurrido ni al asesor de imagen más torpe. Pero me dicen, y con razón, que eso mismo es lo que le han permitido hacer. No le han dejado venir a Madrid a su casa, y don Juan Carlos que es listo como el hambre ha aprovechado la ocasión para, una vez más, hacer lo que le ha dado la gana.
Y la ha aprovechado porque, aunque los partidos políticos de la izquierda, han pedido una tercera República y han hablado de humillación, la gente que ha rodeado al llamado Emérito, se ha empeñado en aplaudirle y darle vivas allá por donde ha pasado. Los más de cien medios acreditados se han encargado del resto.
Y vamos con la Casa Real. Tampoco me creo la explicación de que ellos no tienen nada que ver y que se enteraron del regreso en el último momento, apenas unas horas antes. Si fuera así, don Juan Carlos habría vuelto a España hace tiempo. Y todo esto me lleva a una conclusión. Si se quería discreción en este anunciado regreso, no se podía haber actuado de forma más torpe. ¿Dónde queda la privacidad pactada en la que acordó moverse el propio ex Rey? Nadie duda que todo esto salpicará a don Felipe.
Pero también me gustaría detenerme en otro aspecto no resuelto y que seguirá dando que hablar: su residencia cuando venga a España.
Desde el primer momento defendí que el lugar donde debía vivir don Juan Carlos era el palacio de La Zarzuela. No solo había razones de conveniencia: lugar ya vigilado que no supondría un incremento ni gasto extra -como ahora hemos visto- en su seguridad; un espacio que él conoce y donde se siente cómodo; la proximidad a su esposa; el control que puede tenerse sobre su actividad y visitas… Comprendo que, una vez que su hijo le retiró la asignación, no parece conveniente que siga viviendo de los impuestos que pagan los españoles pero, créanme, ese gasto no sería ni la cuarta parte de lo que vamos a pagar en sus desplazamientos y pernoctaciones privadas. Y si se argumenta -con razón- que Zarzuela no es su residencia privada, sino la residencia oficial del Jefe del Estado, ¿Qué hace el Rey no viviendo en ella y manteniendo otra casa abierta?
Por supuesto no valdría ninguna otra residencia de Patrimonio Nacional para sustituir a Zarzuela: estaríamos en las mismas. Una pena haber vendido la casa de los condes de Barcelona en la calle Guisando de Puerta de Hierro. Por eso se me ocurre una solución que seguro que nadie me van a comprar: que cuando don Juan Carlos venga a Madrid, duerma en Zarzuela como invitado de su esposa la reina doña Sofía. Es lo que la Reina lleva haciendo con su hermana la princesa Irene desde hace años… décadas; y nadie ha pedido explicaciones por ello. Sería razonable hiciera ese favor a su esposo.
Alguien me dirá que doña Sofía no tiene muchos motivos para invitar a don Juan Carlos pero, créanme, sería una lección más de esta Reina a su marido y a toda España. Este viaje ha demostrado lo incontroladas que pueden ser estas visitas, también en el futuro. Que don Juan Carlos tenga que vivir de prestado cada vez que vuelva a España desde Abu Dabi, va a generar muchos más problemas que los que provocaría su pernoctación en Zarzuela. Alguien tiene que imponer el sentido común. El mismo sentido que ha estado ausente en este primer regreso.
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