Méritos e infamias

Puta y putañero

Ábalos con su afición por la prostitución masacra la máscara impoluta, feminista y falsa con la que llegó el PSOE al Gobierno.

El exministro José Luis Ábalos realiza declaraciones a los medios de comunicación
El exministro José Luis Ábalos realiza declaraciones a los medios de comunicación Ana EscobarAgencia EFE

El presidente se pone triste porque no come y son las cinco de la tarde; no se ha llevado nada a la boca y los periodistas le siguen preguntando. Los plumillas también tendrán hambre, pero el “number one” sólo repara en su estómago, le cuesta ver más allá de un metro cuadrado de distancia. Ni cayendo ácido desde el cielo contra el Gobierno que maneja, ni achicharrando al partido que pilota, logra superar su narcisismo. Al final, aunque a las conmilotonas del PSOE cada vez se les atraganta más esta madeja de corrupción, se someten fielmente a lo que diga el chulito de la pandilla. “Sí, Pedro”, como antes hacían lo mismo frente a Santos Cerdán y José Luis Ábalos, los tipos que se repartían el botín. Decían que entre los socialistas españoles no cabía el machismo ni se aplaudía la prostitución, pero ninguna ministra ni alto cargo del partido da el portazo. Nadie, al contrario, continúa el aplauso al macho alfa en la bancada. Ahora, para sacar adelante la ley contra las putas dependen de Ábalos, exiliado y cobijado en su escaño del Grupo Mixto. El “señoro” y “machirulo” que confesaba que no le daba placer pagar por sexo y que jamás lo necesitó. Qué tiempos aquellos de virginidad sanchista, cuando todos, blancos e inmaculados, creíamos que este jovenzuelo venía para ampliar un horizonte limpio, de progreso y feminista; acompañado de unos discípulos que propagarían su evangelio con hechos y no sólo con palabras. Lo que contenía el disco duro que la “actriz” Letizia Hilton trató de sacar de la casa de José Luis cuando la registraba la policía aún no se conoce con claridad, pero parece que guardaba conversaciones con el presidente. Qué gran metáfora, eludir a la Justicia con la ayuda de una figura del cine porno, para que no te pillen las charletas con el jefe del cotarro. Ay, esa jeta de cemento armado en camiseta, sonriente en el portal: la eterna España de puta y putañero.