Historia

¿Por qué las carreteras españolas tienen el nombre que tienen?

En 1939 se aprobó el proyecto que trataba de remodelar las vías tras la Guerra Civil

Plan Peña. Fuente: Wikipedia.
Plan Peña. Fuente: Wikipedia.l.r

La carretera es uno de los lugares más reconocidos por la mayoría de la población. Así, durante años muchos han sido los que se han desplazado por ellas en coche aunque su utilidad se remonta siglos atrás. Con carros o a pie por ellas se han realizado todo tipo de desplazamientos desde antiguos imperios o reinos, España incluida.

Así las cosas, fue con la aparición del vehículo a motor cuando las carreteras empezaron a albergar grandes masas de gentes. En España, por ejemplo, han sido el mejor medio para que miles de familias regresaran en verano u otras festividades a sus lugares de origen.

Incluso, muchos todavía guardan intactos en sus memorias los largos viajes dentro de un minúsculo vehículo viajando al pueblo. Esos desplazamientos que en la actualidad se pueden realizar por medio de otros transportes como el tren o el avión fueron un clásico en muchas familias españolas que aún hoy en día continúan realizándolos.

Sin embargo, muchos de los vehículos actuales cuentan con sistemas modernos que amenizan en gran medida el viaje. Así, aquellos largos trayectos del siglo pasado para visitar a la familia o desplazarse se han convertido en una experiencia más gracias al también gran estado de la mayoría de carreteras españolas.

Autovías, autopistas o carreteras convencionales se encuentran en la actualidad en un buen estado. Gracias a ello, muchos se desplazan por ellas a diario o en ocasiones especiales para ir de un punto a otro. Algunos, incluso, se conocen los nombres de un buen puñado de carreteras, algo que se debe a un plan elaborado en 1940 y que nombró con un complejo sistema las carreteras españolas.

Plan Peña

Tras la Guerra Civil en 1939 muchas de las infraestructuras repartidas por España se encontraban en mal estado. Por este motivo, la decisión del gobierno de Francisco Franco fue elaborar un gran plan de reconstrucción de muchas de estas para que el país pudiera volver a funcionar con cierta celeridad.

El dictador encargó, así, a Alfonso Peñas Boeuf, al que había nombrado ministro de Obras Públicas de su gabinete a inicios de 1938, la elaboración de un gran proyecto para reconstruir carreteras y caminos llamado Plan General de Obras Públicas. Pese a que este llevaba ideado desde 1937 no fue hasta el final del conflicto cuando se aprobó dotando a las carreteras españolas de nuevas nomenclaturas a través de un decreto que aprobaba el nuevo Plan General de Carreteras dentro del Plan General de Obras Públicas, que vio la luz el 11 de abril de 1939. En él se preveían unas actuaciones a corto plazo (Plan Inmediato) y otras posteriores (Plan Complementario), subordinadas a las posibilidades de la hacienda y a la existencia de materiales y equipo.

Así las cosas, el Plan Peña modificó la clasificación histórica de las carreteras. Aparecieron, por lo tanto, las locales, comarcales y nacionales tan conocidas hoy en día con un sistema de nombres y códigos de tres cifras que conservan en muchas ocasiones estas distinciones. El presupuesto para la realización del Plan Inmediato se fijó en unos 1.200 millones de pesetas y el del Plan Complementario en alrededor de 2.130.

El sistema dividió, así, el territorio de la Península en seis sectores con fronteras que eran los caminos más importantes desde Madrid: N-I – Carretera que va de Madrid a Irún, N-II (Carretera de Madrid a Francia por Barcelona), N-III (Carretera de Madrid a Valencia), N-IV (Carretera de Madrid a Cádiz, pasando por Sevilla), N-V (Carretera de Madrid a Portugal), pasando por Badajoz y N-VI (Carretera de Madrid a La Coruña).

Por su parte, los dígitos que acompañaban los nombres contaban con un sistema donde la primera cifra pertenecía encuadrada a un sistema de coordenadas. El segundo debía su número a los sectores anteriormente mencionados y la tercera indicaba si el camino iba hacia la capital o era de circunvalación. Esto, además, mencionaba en el caso de ser par si era transversal o radial en los impares.

Sin embargo, más allá del cambio de nombres, cuando Alfonso Peña abandonó su Ministerio, en 1945, su ambicioso Plan que, entre otras cosas, incluía ensanchamiento de calzadas, mejoras de firme y trazado, eliminación de pasos a nivel, supresión de travesías... apenas se había llevado a efecto en una mínima parte debido a las duras condiciones de la época.