Opinión

Con el paso cambiado

Feijóo tiene sencillo, gestionar la crisis energética no será fácil

El Gobierno a pesar de todos los pesares ha convalidado, y con nota, el decreto de medidas de ahorro energético, la ley del solo «sí es sí», la reforma de las cotizaciones de los autónomos y la ley de Ciencia. Ha sido un pleno al 15. El Ejecutivo, sin Sánchez de viaje por Sudamérica, sabía que se la jugaba. La importancia del pleno de ayer se podía ver con el despliegue mediático de ministros en todas las cadenas televisivas y en algunas de radio. En todas, los ministros acusaban al PP de dar la espalda a los ciudadanos que se verán beneficiados por el decreto: desde transportistas hasta estudiantes.

El Partido Popular se ancló en el «no» porque no se aceptaron sus enmiendas aunque el decreto se tramitará como proyecto de ley en apenas un mes, exigencia de varios partidos para dar su voto afirmativo. Alberto Núñez Feijóo sabe que está con el paso cambiado ante unas medidas que apoyan sus correligionarios del Partido Popular Europeo y que él mismo hace unas semanas propuso. Sin embargo, la hostilidad de la Comunidad de Madrid y la ultramontana posición de Vox ha propiciado el no radical de los populares. Ahora su presidente quiere que Pedro Sánchez le llame para negociar. Escaso botín para Feijóo que cada día que pasa se le antoja más complejo no estar presente en el Congreso de los Diputados.

Hacer oposición requiere firmeza sin ambigüedades y apoyar al Ejecutivo en aquellos temas en los que los intereses de la ciudadanía están por encima de los réditos electorales. A Feijóo las encuestas le van bien, muy bien diría yo. No necesita de salidas de tono para consolidar una posición que mejora día a día porque el desgaste está en el Ejecutivo. En todos los ejecutivos europeos. Que Cuca Gamarra diga que las medidas son un parche y no hay plan energético es tanto como decir que en Europa todos aplican parches y no hay planes energéticos. Sus afirmaciones son excusas de mal pagador.

La debilidad de la posición es aprovechada por el Gobierno para meter el dedo en el ojo de Feijóo ensalzando al otrora vilipendiado Pablo Casado. Feijóo acusa el golpe y son muchos en el Partido Popular que se quejan, o ven con preocupación, la actitud de Díaz Ayuso que con sus «boutades» y salidas de tono marca el camino al líder nacional, aunque éste intente no seguirlo. Que ahora Madrid recurra al Tribunal Constitucional el decreto cuando no será seguida por ninguna otra comunidad gobernada por los populares es un indicativo de cómo el Partido Popular se cuece en sus propias contradicciones, cuando no tiene el problema porque éste es propiedad del Ejecutivo.

A pesar de que el decreto entrará en un nuevo marco de negociación al ser tramitado como proyecto de ley, Feijóo se escuda en una exigencia: que el presidente le llame. Si realmente al líder popular le interesara esta negociación no buscaría esta salida y daría instrucciones al grupo parlamentario. Pedro Sánchez le ha ganado la partida. Ciertamente, de una forma hosca, con la amenaza del fracaso hasta el último minuto, pero ha ganado y se ha dotado de argumentos para erosionar al adversario. Feijóo lo tiene sencillo. Gestionar la crisis energética no será fácil porque no hay bálsamo de fierabrás que tenga todas las propiedades para curar todas las heridas. Enredarse en pequeñas batallas, sobre todo cuando los beneficios son más bien escasos, es jugar a baja política. Alberto Núñez Feijóo eso se lo debe dejar a Vox que no sale de las ideas trasnochadas. Y no se lo debe dejar a Ayuso porque con su actitud parece que el líder del PP vive lastrado por la presidenta madrileña.

Para las elecciones queda un mínimo de un año y medio. Al ritmo de la política española, toda una eternidad. Pedro Sánchez no avanzará elecciones porque las encuestas le van a la contra. Por tanto, en el Partido Popular el peor enemigo son las prisas. Paciencia es la mejor receta y no caer en las trampas de propios y extraños.