La izquierda

Díaz y Unidas Podemos: un año sin coordinación interna

Los morados e IU suplen la carencia de la convocatoria de la mesa confederal con reuniones alternativas. Si bien la interlocución interna no se retoma, la vicepresidenta y la ministra Ione Belarra refuerzan su interlocución en Moncloa para aprobar la agenda legislativa con el PSOE

El 12 de mayo de 2021, la vicepresidenta reunió a sus ministros y diputados para inaugurar la nueva era tras la salida de Pablo Iglesias de Moncloa
El 12 de mayo de 2021, la vicepresidenta reunió a sus ministros y diputados para inaugurar la nueva era tras la salida de Pablo Iglesias de MoncloaZipiAgencia EFE

Un año sin interlocución formal en los órganos correspondientes, en un espacio de tiempo clave para el futuro de la izquierda, que se sumerge en la indefinición ante el alumbramiento sobre las alianzas que deben definirse para presentarse unidas con la vista puesta en las elecciones de 2023.

Desde el 4 de octubre de 2021 llevan la vicepresidenta Yolanda Díaz y Unidas Podemos, espacio que ella misma lidera, sin sentarse en la mesa confederal. Este espacio fue creado en su momento por la dirección de Podemos, con Pablo Iglesias al frente, con el fin de mantener una mesa de análisis político para estrechar y coordinar las relaciones entre las diferentes organizaciones: Podemos, Izquierda Unida, Comunes, y Galicia En Común. Una cita que se producía hasta hace un año con asiduidad, con representación de los ministros y diferentes cargos de las formaciones y que servía para definir la hoja de ruta y el argumentario de la confluencia para que no resultase contradictorio entre fuerzas distintas.

Tras la salida de Iglesias del Gobierno es Yolanda Díaz quien debería mantenerla, pero solo la ha reunido en dos ocasiones. La falta de tiempo, debido a las obligaciones de liderar una vicepresidencia y un ministerio son uno de los factores que han hecho distanciar estas citas organizativas y que, a día de hoy, deriva en un lastre a la hora de comunicación a nivel orgánico en la confluencia, más en un momento clave en el que la vicepresidenta ha iniciado su «proyecto de país», bajo la incógnita de si se presentará a elecciones. Además, Díaz siempre ha tratado de aislarse de la vida orgánica de los partidos y de evitar hablar de las cuestiones que atañen a estas formaciones. De hecho, la vicepresidenta no cuenta con el carnet de Podemos y tan solo conserva el de la militancia del PCE.

Las tensiones entre ambas partes siguen patentes, sobre todo ante el convencimiento de la vicepresidenta de que los partidos deben ser una pieza secundaria en la política. No es ningún secreto que esta apuesta por superar las siglas de Unidas Podemos, mientras que desde el espacio morado se sigue apostando por la vigencia del proyecto y reforzando la idea de que son imprescindibles para las transformaciones del país. Por parte de las direcciones de Unidas Podemos echan en falta este tipo de citas para coordinar los movimientos, a la par que lamentan no conocer en profundidad Sumar con el fin de trabajar en un mismo camino. Aunque, eso sí, respetan los tiempos de Díaz y se preparan para acudir a las próximas elecciones con Sumar como «aliado» principal. Así lo refrendó esta semana la líder de Podemos, Ione Belarra, en una entrevista en la Cadena Ser, tratando de esquivar la polémica por la falta de conocimiento sobre Sumar. “Quien busque en mi cizaña, no la va a encontrar”, zanjó. Esa misma noche, la vicepresidenta, en la noche 24 horas alejó la idea de lianzas electorales. “Los problemas no se resuelven con alianzas electorales. Tenemos que generar esperanzas, no se trata de ganar a la derecha, sino de ganar el país”.

Paralelamente a esta mesa confederal, el grupo parlamentario se cita cada dos semanas para marcar organizar el trabajo en el Congreso de los Diputados. Una reunión a la que, por ejemplo, acude la ministra de Igualdad, pero no la vicepresidenta. La primera vez que está reunió a sus diputados reivindicó un liderazgo tranquilo.

Ante la falta de un foro de debate en el que legitimar posiciones políticas –según se quejan desde el espacio– Podemos e IU han creado una mesa alternativa, con el visto bueno de Yolanda Díaz. De manera paralela, ambas direcciones también se sientan en otras mesas de estudio con carácter electoral, desde su batacazo en Andalucía. Fue precisamente, en la primera reunión donde ambos acordaron que la marca Unidas Podemos no tenía que ser condición indispensable para la creación de alianzas para las elecciones de mayo.

A pesar de esta nula coordinación de partidos, lo que sí funciona más o menos cohesionada es la interlocución gubernamental en el espacio morado, aunque este escenario ha tardado en llegar.El estallido de la guerra en Ucrania hizo que las costuras de Unidas Podemos reventaran. Fue entonces cuando Díaz trató de rebajar la tensión con sus ministros para evitar una crisis en la coalición y convocó a todos los ministros bajo la premisa de que se reuniesen de manera periódica, algo que no ha ocurrido.

En Unidas Podemos sí reconocen que la relación a nivel gubernamental funciona mucho mejor que antes. En concreto entre Díaz y la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra. Ambas mantienen reuniones más dinámicas para gobernar con el PSOE. Esta coordinación se ha puesto de relieve en la negociación presupuestaria donde ambas han trabajado al unísono. En el espacio se celebra este extremo, a pesar de desear recuperar la mesa confederal.

¿Funciona la «escucha»?

¿Qué es el «proceso de escucha» de Yolanda Díaz?
La vicepresidenta del Gobierno de coalición busca construir un «proyecto de país» en base a las percepciones y aportaciones que está recogiendo en su «gira» y gracias al equipo de coordinadores que se divide en 35 equipos sectoriales con expertos que abarcan todas las materias.
¿Para qué sirve?
Tienen dos vertientes, con las que se busca «conseguir visibilidad mediática e identificar los temas que durante la campaña electoral van a conectar mejor con la audiencia objetiva a la que te diriges», explica Pedro Marfil, profesor en la Universidad Camilo José Cela y miembro directivo de ACOP.
¿Está funcionando el proceso de escucha?
Es pronto para saberlo, pero los expertos tienen sus primeros análisis. Según Eduardo González Vega, experto en Comunicación Política en la UCJC, el proyecto comenzó bien porque se trataba de algo nuevo que «genera curiosidad y vende informativamente», pero, le falta, a su juicio, «una fase de continuidad». Además, explica el experto, Sumar cuenta con dos inconvenientes. «¿Qué va a pasar con el voto y los partidos a la izquierda del PSOE?», se pregunta. «Se esperaba que el proyecto diera solución a esta incertidumbre y a día de hoy, eso no ha cambiado». Según Marfil, «hay que dar tiempo» a la escucha de la vicepresidenta. Cuando finalice, dice, veremos «si ha sido un proceso de escucha o ha sido una campaña de visibilidad». Para González Vega, resta ver cómo Yolanda Díaz está «más pendiente de su proyecto que de la gestión en el Gobierno. Es una percepción negativa, que la perjudica». Piensa que «dedicarse a la gestión de Gobierno le daría más apoyos en el futuro si presenta su proyecto político».