Memoria Histórica
Quince familias piden que se busque y entierre a sus «caídos» en el Valle
De 808 reclamaciones que hubo en su día únicamente se atendieron 202. Hay contabilizadas 1.400 peticiones «solo en Salamanca» para un último destino en Cuelgamuros
Tras intentarlo en su momento, quince familias vuelven a reclamar que los restos de sus antepasados sean enterrados en el Valle de los Caídos. Ante la imposibilidad de lograr éxito hace décadas, ahora pretenden que se les busque en los mismos campos de batalla donde cayeron sus deudos. La Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC) va a pedirlo «legalmente» en su nombre a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, según ha sabido LA RAZÓN, al amparo de la nueva Ley de Memoria.
La ADVC cuenta con un listado de 1.400 familias que reclamaron ese último destino para los suyos, aunque los directamente interesados son «solo de momento» de la provincia de Salamanca. Fuentes de la entidad explican que «documentando todos los traslados al Valle» comprobaron que «Salamanca fue donde en su día mejor se portó el Gobierno Civil, y más taxativa y exhaustivamente hizo las averiguaciones con las familias», pero «nos encontramos con documentos en los que estas daban su visto bueno y luego miras en el Valle y resulta que no están allí. Entre otras cosas porque muchas familias se agarraron a eso como un clavo ardiendo: “No sabemos dónde está, vamos a decir que lo lleven al Valle y así lo buscan”, pero no lo hicieron o no se les pudo encontrar».
Por este motivo, la ADVC va a hacer la solicitud al Ministerio de la Presidencia, «ya que si el deseo de otras familias está primando por encima de cualquier otro, pues que estas también seantenidas en cuenta, se destinen partidas presupuestarias y que asociaciones especializadas se encarguen de exhumarlos, identificarlos por medios forenses y moverlos al Valle». Alguna familia «se ha emocionado, porque 70 años después, en cinco de esos quince casos, aún hay hijos de aquellos caídos “desaparecidos”, que por cuestiones obvias rondan hoy los 85 y 90 años. Hay quienes se han quitado de en medio, pero otros están de acuerdo y han dicho que adelante».
El origen de todo se remonta a las prospecciones que en 1952 y 1958 llevó a cabo el Gobierno Civil de Salamanca en cada uno de los pueblos de la provincia, incluyendo la capital, para localizar de modo fidedigno a aquellas familias que «hubieran tenido la desgracia de perder a alguno de sus seres queridos» en la Guerra Civil, «fuera cual fuera el bando en el que combatieron y dándoles la oportunidad a cada una de trasladar los restos de sus caídos al Valle de los Caídos», explican desde la ADVC.
EN 1952 fueron 1.286 las familias que respondieron al ofrecimiento, de las cuales 730 lo hicieron afirmativamente. Seis años después fueron 574 las que dieron su visto bueno, muchas de ellas coincidentes con las de 1952, aseguran las mismas fuentes.
«Hay que tener en cuenta que del resto de las familias muchas dijeron que no, pero otras muchas no expresaron su decisión ni en un sentido ni en otro porque en gran parte [los restos] no pudieron ser localizados a pesar del encomiable empeño puesto por el entonces gobernador civil de la provincia, y de los anuncios insertados en la prensa local y los repetidos bandos dados a conocer en cada uno de los ayuntamientos» con ese objetivo.
Una gran mayoría de quienes se hicieron eco del ofrecimiento de las autoridades de Salamanca «vieron una oportunidad difícilmente rechazable para que se pudiera buscar los restos de sus familiares que yacían desde la guerra en lugares desconocidos de toda España. De este modo, y gracias a la construcción del Valle de los Caídos se pudo localizar a un número importante de aquellos fallecidos, una vez más, recalcamos, de uno y otro bando, que se encontraban enterrados en los mismos campos de batalla donde en su día encontraron la muerte». Sin embargo, «y es esta una circunstancia muy poco comentada, porque no interesa», lamentan desde la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, «no se pudieron satisfacer los deseos de todas las familias, ni mucho menos». En sus indagaciones, la ADVC ha «examinado minuciosamente la documentación primaria generada en su día por el Gobierno Civil de Salamanca», que consta de «varios miles de documentos», y ha obtenido «unas conclusiones verdaderamente llamativas: de 808 peticiones de traslado al Valle de salmantinos fallecidos a consecuencia de la contienda tan solo se atendieron en su día 202 de ellas».
En la entidad, dicen, «nos preguntamos el porqué de este hecho cuando era más que evidente que todas estas peticiones se ajustaban al protocolo exigido en su día para poder ser merecedores de este traslado», que consistía en tres requisitos:
–Ser caído en la guerra.
–Ser católico o al menos estar bautizado.
–Ser español.
De todas las solicitudes recibidas «se desecharon 7 peticiones de familias que habían perdido a sus hijos muertos en combate en Rusia, enrolados en la División Azul». A partir de entonces, la ADVC comenzó a buscar a las familias de aquellos caídos que en su día no fueron buscados ni localizados para ser llevados a Cuelgamuros y que «por lógica aún estarán enterrados en los campos de batalla», incluso en algún caso «en un sitio muy concreto, con indicaciones precisas».
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