Elecciones generales
Aznar vuelve y entierra a la "derechita cobarde"
Se le ha hecho un hueco con la justificación de que puede recuperar voto que se ha ido a Vox, pero líderes territoriales advierten de que pueden perder el centro y «movilizar a la izquierda»
Se le ha hecho un hueco con la justificación de que puede recuperar voto que se ha ido a Vox, pero líderes territoriales advierten de que pueden perder el centro y «movilizar a la izquierda».
«Nos hemos obsesionado con la derecha cuando también tenemos un problema en el centro. Cada centímetro que se pierde por el centro es muy difícil de recuperar. Y movilizar a la izquierda es un grave error». La afirmación es de ayer de un destacado dirigente territorial, y la comparten otros señalados «barones» autonómicos, aunque guarden silencio en público. Porque nadie se va a mover en la foto cuando el partido está en plena faena electoral y quienes discrepan de la línea estratégica de la dirección tendrán su propio examen en las urnas en mayo.
La campaña ha arrancado ya oficialmente y en el PP sigue viva la discusión sobre la estrategia con la que mejor hacer frente a la fragmentación del voto de centro derecha. Sobre todo después de que se haya confirmado que el ex presidente José María Aznar tiene un hueco en la campaña con la justificación de que quieren utilizarle para recuperar voto que se les ha ido a Vox. Ayer Aznar fue la estrella mitinera junto a la candidata al Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, en Barcelona,
Dentro del PP hay opiniones para todos los gustos, y la discusión está abierta en canal porque hasta ahora no han conseguido que funcione el voto útil a favor del PP dentro del bloque de la derecha. Al contrario de lo que sí parece que está ocurriendo en la relación entre el PSOE y Podemos. Aznar puede ser un elemento atractivo para el votante de Vox que tiene dudas sobre su decisión final. Pero también es un claro movilizador de la izquierda. «Al final el PSOE está utilizando a sus satélites mediáticos con el tema de las “cloacas del Estado” para evitar que se les hunda del todo Podemos, y nosotros les echamos otra mano desde fuera ayudándoles a que agiten el espantajo de que viene la derecha más dura y más rechazada por la izquierda», reflexionan en el partido. En la cúpula no lo ven así, sino como la vuelta al «verdadero» PP que por diluirse ha facilitado la división del voto.
Éste no es el único debate que se mueve dentro del PP. Dentro de la dirección conviven dos almas. La más conservadora e identificada con el PP «duro» o de las esencias, y que está representada por los colaboradores de Pablo Casado más vinculados al «aznarismo». Al frente, su director de Gabinete, Javier Fernández Lasquetty. Pero dentro del núcleo de dirección también hay una sensibilidad más moderada con la imagen que proyecta ese PP al que regresa Aznar.
Por otra parte, los debates internos han suscitado la reflexión de que Cataluña y la dureza frente al independentismo puede que no les sea tan favorable ni conveniente. Resulta que si Pedro Sánchez ha conseguido hasta ahora hacer una buena campaña es porque ha tenido éxito en forzar los extremos, sirviéndose para ello de fotos como la de Colón con el PP, Cs y Vox juntos contra la negociación del Gobierno con los soberanistas. En el tema catalán la competencia del partido de Santiago Abascal les ha descolocado y el PP tiene la sensación de que con la gestión de Rajoy tan cercana, siempre van por detrás.
En parte por eso Génova se ha marcado como objetivo revertir la agenda electoral para intentar introducir con más potencia el tema económico. Como factor diferenciador frente a Cs y Vox porque ellos son «los únicos con experiencia de gestión y de gobierno». Y creen que su marca sigue siendo potente como referente de eficacia económica.
En el PP creen que su baza pasa por lanzar un mensaje claro y que resalte que solo el voto a Casado puede blindar un cambio de gobierno. Las diferencias sobre si el perfil del partido es el acertado se resolverán en el primer examen electoral del 28 de abril. Si los resultados acompañan, Casado tendrá manos libres para mantener su estrategia de buscar el cuerpo a cuerpo con Vox. Si el voto no responde como desean en las generales, Génova se fracturará con la revisión de su estrategia, aunque el líder popular tenga garantizado que no habrá ninguna rebelión interna contra su dirección.
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