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Abascal, el vuelco de los dos millones de votos
Las estimaciones demoscópicas le dan un papel determinante en el juego de mayorías en el Congreso
Las estimaciones demoscópicas le dan un papel determinante en el juego de mayorías en el Congreso.
ORIGEN DEL VOTO DE VOX
En la encuesta de NC Report para LA RAZÓN del pasado 7 de diciembre se atribuía a Vox 2.079.000 votos en el ámbito nacional. El 46,7% eran exvotantes del PP, otro 26,4% procedían de personas que no habían votado en las elecciones generales de 2016. Otro 14,5% llegaba desde Ciudadanos. Las filas de Unidos Podemos era el origen del 2,6% y del resto de partidos políticos, el 9,8%.
UN VOTO TRANSVERSAL
En esta primera fase de crecimiento, recibe de forma muy repartida el voto en función de la edad, sin que ninguna franja predomine, aunque si presenta un sesgo masculino, al tener el 57,3% de votantes hombres y el 42,7% mujeres, con un censo que, a nivel nacional, está compuesto de 48,4% de hombres y un 51.6% de mujeres.
GIRO A LA DERECHA
Vox puede ser el factor determinante para que España cuente con la estabilidad parlamentaria que no tiene desde 2015. El centro derecha (PP + Cs) sumó en las elecciones generales de 2016 la cantidad de 11 millones de votos, frente a los 10,5 de la izquierda (PSOE + Unidos Podemos). Ahora el centro derecha, con Vox, alcanzaría los 12,2 millones de votos, y la izquierda bajaría a 10,5 millones. El centro derecha traería la mayoría parlamentaria para garantizar la gobernabilidad.
SIN DISTINCIÓN DE CLASES
En el mes de octubre, cuando Vox se hallaba en unos 400.000 votantes a nivel nacional, su composición social, era muy elitista, ya que el 39,1% de sus votantes se podían considerar clase alta o media-alta y otro 26,2% de clase media y un 26,9% de clase trabajadora.Con los datos de la encuesta de diciembre, con 2.079.000 votantes, su estratificación social se ha popularizado, las clases altas y media-alta bajan en porcentaje al 22,3%. Porcentaje similar al actual de Cs. Las medias suben al 40,4% así como la trabajadora que alcanza el 37,3%. Más en consonancia con el actual electorado del PP.
Por lo tanto el votante de Vox cada vez se asemeja más al votante medio nacional, lo que enciende las alarmas entre la izquierda, ya que como ha sucedido en el resto de Europa, el avance de la nueva derecha es a costa de los votantes de los antiguos anillos o círculos rojos de las áreas metropolitanas francesas o italianas que pasaron de votar a socialistas o comunistas a hacerlo directamente a las nuevas derechas.
DERECHA, NO EXTREMA
Utilicemos correctamente la denominación de derecha y extrema derecha, así como la de izquierda y extrema izquierda. Vox es derecha, dura y auténtica, pero derecha. Si quemasen el Congreso de los Diputados como sucedió en Alemania con el Reichstag en 1933, habría que llamarles extrema derecha.
En la izquierda tenemos un caso idéntico, Podemos e IU. Son organizaciones de izquierda que algunos llaman extremistas. Las consideran «radicales» por compararlas con la «domesticada» socialdemocracia. Técnicamente el PSOE es centro izquierda, no izquierda, y los de Iglesias y Garzón son la auténtica izquierda. La izquierda de toda la vida, como lo era el PSOE en los años setenta del pasado siglo. La moderación del PSOE hace que sus primos de Unidos Podemos parezcan unos extremistas, pero UP encarna la izquierda tradicional. Son los socialistas los que se han moderado.
Eso no quita que, por motivos propagandísticos, y de mera supervivencia política, Unidos Podemos haya llamado a tomar las calles andaluzas para frenar al «fascismo». O hayan rodeado o pretendido tomar el Congreso, en otros momentos ya pasados. O que algunos de sus cargos públicos hayan tenido problemas con la justicia por violencia «política».
Lo mismo sucede con el concepto derecha y extrema derecha. A Vox hay que encasillarlo en la derecha, y al PP en el centro derecha. La moderación de los populares, llevada al máximo bajo la Presidencia de Rajoy, ha hecho irreconocible para muchos la ideología derechista del PP, invadiendo el centro derecha y abandonando la derecha. Vox ocupa ese terreno abandonado por el PP. No hay dos millones de franquistas que han permanecido dormidos todos estos años; lo que hay son dos millones de ex votantes del PP con Aznar y que, incluso, votaron a Rajoy en 2011, pero que durante estos ocho años han ido distanciándose del PP, o mejor dicho, el PP de Rajoy ha ido distanciándose de ellos, convirtiéndoles en huérfanos políticos.
EL EJE IZQUIERDA/DERECHA:
La ubicación ideológica de un partido político es muy difícil. Baste con la referencia a ello en el último barómetro del CIS, concretamente las preguntas 28 y 29, relativas al eje izquierda/derecha. Los votantes del PP se autoubican en el punto 6,8 de la escala de 0 a 10, mientras que el conjunto de la sociedad sitúa a los de Casado en el 8,3, muy cerca del 10 que es la extrema derecha.
En cuanto al PSOE, sus votantes se colocan en el 3,7, mientras que la media de todos los participantes en la encuesta lo sitúan en el 4,2, a sólo 8 décimas del centro político.
Pero más pintoresco es el electorado del PDeCAT y el PNV, ambos partidos de derechas, conservadores y democristianos, y que sus votantes también de derechas, siempre lo han escondido y se manifiestan en público de forma palmariamente falsa como que son de centro o de centro-izquierda. En el referido CIS sus votantes se ubican en 3,9 y 4,5 puntos, respectivamente, lejos de la verdadera realidad ideológica propia, la derecha.
CRECER POR LA IZQUIERDA
Pero todo parece indicar que la segunda fase de crecimiento de Vox, una vez reflotado el voto más conservador de ex votantes del PP que se había quedado en la abstención, pasa por abrir un frente transversal, seguirá buscando apoyos en la derecha y centro derecha, pero su gran «mercado» es el electorado clásico de la izquierda, las clases baja y media-baja; amas de casa, parados, jubilados y trabajadores con escasa cualificación profesional y nivel de estudios e ingresos medio-bajo. Y especialmente en aquellos municipios o distritos de ciudades en los que son acusados los problemas causados por la falta de asimilación de la inmigración y la competencia de los inmigrantes con los españoles por los escasos recursos sociales y laborales existentes. Las banderas a enarbolar por Vox para que caigan los baluartes de la izquierda española son la inmigración y el peligro de ruptura de España. Lo ha ensayado con éxito en Andalucía.
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