Política

Convención del PP

Aguirre pierde apoyos como candidata dentro del Gobierno

La Convención Nacional de los populares arranca hoy en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid
La Convención Nacional de los populares arranca hoy en el Palacio Municipal de Congresos de Madridlarazon

En el partido, sin embargo, crecen los que la ven como cartel electoral aunque será Rajoy quien diga la última palabra en febrero.

En vísperas de que esta tarde el PP inaugure su Convención Nacional, ayer por la mañana un alto cargo del Gobierno se felicitaba por las buenas perspectivas económicas de España y se preguntaba quién hace tan sólo un año, «o menos», iba a pensar que a estas alturas de la Legislatura seríamos uno de los países que lideraríamos las perspectivas de crecimiento para el presente ejercicio, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al Gobierno se le acumulan las buenas noticias en el plano económico –aceleración de la recuperación, aceleración de la creación de empleo, gestos de confianza de inversores, más oxígeno por parte del Banco Central Europeo (BCE)–, pero ese buen escenario sigue sin conectar con las previsiones electorales y con el clima social, al menos según lo que dicen las encuestas. Es verdad que las suyas propias anticipan ya desde el arranque del año una mejoría para sus intereses, pero que aún no se corresponde con las buenas nuevas macroeconómicas. Y éste es el reto al que se enfrentan los populares, como reconocen en Génova, y al que Mariano Rajoy intentará plantar cara con el cónclave de este fin de semana.

En Madrid se materializará a partir de hoy la mayor movilización de dirigentes, cargos públicos y militantes del PP entre Congresos. Para la que Génova ha preparado una agenda que tiene como principal objetivo dar un impulso a la estrategia para recuperar votos perdidos en esta Legislatura como consecuencia, principalmente, del desgaste por la gestión de la crisis económica. Pero también por el clima general de crisis institucional y de desapego hacia la política que ha crecido al calor de los escándalos de corrupción que han ido destapándose, el «caso Gürtel» y el fantasma de Luis Bárcenas en lo que más toca al PP.

Rajoy es uno de los más convencidos de que la economía será la tabla de salvación de su partido en las elecciones. Porque bajo todo el ruido, el enfado y el voto oculto se impondrá, según sostiene uno de sus colaboradores de Moncloa, «el sentido común» y el «pragmatismo». En la dirección popular creen que en la calle están ya empezando a visualizar el cambio de tendencia y que «las políticas del PP han dado la vuelta a la situación». Y están convencidos de que esto irá a más y les ayudará también a remontar en las elecciones autonómicas y municipales. A su favor juegan con la previsión de que el PSOE seguirá en su «proceso de descomposición» y que Podemos ha tocado techo y ya no hará otra cosa que «caer», sin perjuicio de que en sus variables entre la posibilidad de que alcance a los socialistas en las generales. Y sin que esta confianza en la remontada silencie la preocupación por la pérdida de muchas mayorías absolutas.

Dicen los expertos que en un clima poco estable es cuando los candidatos a unas elecciones adquieren más importancia frente a las siglas de esa formación, y pueden tener más peso a la hora de decidir hacia qué lado se inclina la balanza. Rajoy, sin embargo, considera que ahora lo que más le conviene a su partido es hacer de caja de resonancia del mensaje de la recuperación económica por todos los rincones del territorio nacional. Y que la discusión de nombres puede esperar porque tendrá más peso en el resultado la capacidad de hacer que los ciudadanos identifiquen al PP con la única garantía de la estabilidad necesaria para culminar la travesía hacia el empleo y la bonanza.

Cada uno ha dado su opinión, distintas, y al final la decisión de esperar en la designación de los candidatos ha sido suya, del presidente del Gobierno. Esto no quita para que de puertas adentro sigan creciendo las especulaciones, sobre todo en Madrid y Valencia. Ni tampoco evitará que este asunto sobrevuele por los pasillos de la Convención Nacional. A la espera de que Rajoy resuelva y active el mecanismo para hacer oficial las designaciones, los estados de opinión apuntan ahora en una doble dirección. Curiosamente, en medios gubernamentales, incluso en el entorno de Rajoy en Moncloa, la candidatura de Esperanza Aguirre a la Alcaldía de Madrid no gana apoyos. En ese círculo no se fían de la presidenta del PP madrileño, critican sus «presiones» y advierten de que no se puede meter al «lobo en el gallinero», citando el hecho de que son conscientes de que la dirigente regional y su entorno «hablan mal por todas partes del presidente del Gobierno».

En el partido, sin embargo, cada vez se asienta con más fuerza la tesis de que al final Rajoy cederá a los deseos de Aguirre por dos razones. Porque no hay otra opción con el mismo nivel, salvo la de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente ya ha dicho que no está barajando ese escenario. Y porque la presidenta regional le ha dejado con muy poco margen de maniobra al postularse para el puesto en una coyuntura muy complicada y en la que las encuestas dicen que el PP tiene muchas posibilidades de perder la mayoría absoluta que ahora ostenta. «Con su movimiento Aguirre se ha intentado blindar. Si no la eligen, siempre podrá salir a decir que con ella los resultados habrían sido mejores. Coloca a Rajoy entre la espada y la pared y le obliga a arriesgar mucho si elige otro camino», sostienen en la sede nacional del partido.

De cara a las elecciones de mayo, Génova hará los cambios imprescindibles para apurar sus posibilidades de victoria. Mantendrá a quienes ganaron en los últimos comicios y, según sus estudios internos, «no se han quemado». Y hará renovación en aquellas alcaldías en las que quienes están, en el poder o en la oposición, no se han consolidado en estos cuatro años. Los cambios en las capitales de provincia no serán muchos, anticipan en el PP. En las comunidades autónomas, toda la atención está puesta en Madrid y en Valencia, a la espera de que el presidente del Gobierno mueva ficha. Dicen sobre la capital que el futuro de la Alcaldía decidirá también el futuro de la candidatura para la sede del Gobierno regional, porque es un «ticket» en el que el Ayuntamiento suele tirar de la Comunidad. Ignacio González cuenta con apoyos importantes en la dirección del Partido Popular y también en el Gobierno. De las demás autonomías, no hay muchas dudas, salvo Canarias y, si acaso, Murcia.