Estado Islámico
Alrededor de 200 españoles son combatientes de la Yihad en el extranjero
En un año, de marzo de 2015 a marzo de 2016, las cifras de captación de combatientes extranjeros para el Daesh se han duplicado.
Tan solo en un año, de marzo de 2015 a marzo de 2016, las cifras de captación de combatientes extranjeros para el Daesh se han duplicado.
Tan solo en un año, de marzo de 2015 a marzo de 2016, las cifras de captación de combatientes extranjeros para el Daesh (mal llamado Estado Islámico) se han duplicado. Se estima que alrededor de 5,000 personas proceden de Europa, de los cuales entre 160 y 200 son españoles. Así exponía el Coronel Juan Mora Tebas, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) los datos sobre la posible amenaza que suponen los retornados que luchan en la yihad. Un aumento que tiene mucho que ver mucho con la forma de captación más extendida: a través de las redes sociales.
Durante unas jornadas en Casa África sobre el impacto del yihadismo en el continente africano y su enfoque desde España realizado en Las Palmas de Gran Canaria resaltó que uno de los mayores retos que se enfrenta es qué hacer con esos combatientes cuando quieran regresar a su país de origen. “Algunos irán a la cárcel, pero habrá que hacer reformas legales. Es necesario un compromiso de Estado para llevar a cabo programas de reintegración y desradicalización. Hoy por hoy solo se está haciendo labores de prevención (las early warning o alertas tempranas), pero el fenómeno va mucho más rápido de lo que vamos nosotros”. Para ello, dijo hay que invertir también en educación, llevar a cabo intercambio de información con otros países para ver qué están haciendo en la materia y, contar con apoyo económico proveniente de los presupuestos generales.
Según datos del Ministerio del Interior español, hasta el año 2012 el reclutamiento se hacía a través de las cárceles o lugares de culto. A partir de ese año se empieza a realizar por Internet usando las redes sociales. Una captación que no se detiene. Incluso cuando están en periodos de descanso tienen la obligación de entrar a la red y comunicarse con el exterior para hacer propaganda y sumar a sus filas nuevos integrantes. “De esos europeos combatientes, estimamos que un 47% se queda en Siria, un tercio de ellos regresa a su país de origen, un 14% muere, y de un 10% se les pierde la pista”, señaló el Coronel Mora.
Pero hay más datos sobre el origen de quienes se suman al Daesh. Más de 8,000 personas provienen de Oriente Medio; 8,000 del Magreb; 6,000 de Túnez; 1,200 de Marruecos –un país donde en el último año se han detenido a más de 150 células terroristas-; 600 de Egipto y, para sorpresa de los analistas un país como Argelia que tiene una historia añeja de combatientes, cuenta aún con menos que España.
El riesgo de que esos yihadistas retornados atenten en sus países de origen es una realidad, y así se confirmó en los atentados de París y Bruselas. “¿Por qué nos atacan en Europa? Hay un odio al sistema de occidente. De hecho la organización terrorista Boko Haram significa lo occidental es pecado. Teniendo en cuenta ese pensamiento no es improvisado que ataquen una discoteca como Bataclan durante un concierto de rock o una hamburguesería de una cadena internacional”, resaltó.
De hecho, cuando las instituciones de seguridad europea se empiezan a dar cuenta a lo que se están enfrentando es el 24 de mayo de 2014. Ese día un ciudadano francés de origen argelino entra en el Museo Judío de Bruselas con un revólver y un AK47 y mata a cuatro personas. Es la primera vez que se produce un atentado en Europa con estas connotaciones de la yihad terrorista. Así lo da a conocer el informe de la policía europea (Europol) en enero de 2015. Fue la primera alerta temprana que se emitió desde la Unión.
El coronel Mora, quien ha participado también en misiones de paz internacionales, señaló a La Razón que España mantiene un nivel de alerta alto para prevenir cualquier ataque. “Hay que recordar que la semana pasada empezó el Ramadán. Piense que siempre que es mes sagrado es cuando más atentados se producen. Estamos en alerta por no decir nivel 5 que es el máximo, le puedo decir que cerca en un 4,5. Si tenemos en cuenta el histórico de los últimos años en cuanto a ataques terroristas, la tendencia es a pensar –y esperar- un atentado mayor antes de un año en Europa. ¿Dónde va a ser, cómo y cuándo? Eso no se sabe, piense una cosa: que tampoco sabemos cuántos atentados se han evitado gracias a los servicios de información y de cuerpos de seguridad y eso no se difunde, pero ante esa amenaza real hay que estar preparados”.
Pero ¿quiénes son estos combatientes y cuál es su perfil? Aunque para muchos es difícil ajustarse a un patrón, el Instituto Español de Estudios Estratégicos señala que suele ser un hombre, musulmán, de entre 18 y 35 años, recién convertido al Islam y que no es fanático. Proviene de una segunda o tercera generación de emigrantes, nacidos en Europa, con cierto nivel educativo, y que presentan un claro rechazo social después del 11S. A partir de esa fecha, en 2001, esos jóvenes empiezan a sentir que viven un conflicto entre dos culturas: dentro de casa se vive de una manera y fuera de ella de otra. Al mismo tiempo se sienten decepcionados con occidente, por ejemplo la precariedad laboral o el desempleo y, un dato más: más del 20% tienen problemas sicológicos y más del 80% cuenta con antecedentes penales.
Pero por qué esos combatientes regresan. Una de las causas que arrojan es el trauma que viven cuando llegan a Siria e Irak y ven lo que pasa en realidad. “La guerra no es agradable para nadie. Se sienten decepcionados porque creían que iban a salvar el mundo y no sucede así. Algunos se sienten engañados; otros simplemente se arrepienten. Pero, ojo, también regresan para cometer los ataques en sus países porque conocen muy bien las ciudades y saben moverse en ellas”.
Al respecto, Anna Teixidor, periodista de TV3 en Cataluña y autora del libro “Combatientes en el nombre de Alá”, donde recoge un trabajo de investigación de más de un año que la llevó a entrevistar a varios yihadistas españoles, expuso que ésa precisamente es una de las sugerencias que el Daesh les hace: atentar en Europa.
“Cuando conocí a Abdul y me contaba la forma de entrar a Siria, me dijo que en el campo de entrenamiento donde están tres semanas les hacen llenar un cuestionario y entre las preguntas personales de a qué se dedican, dónde tienen a la familia, etc, están las preguntas de si quieres ser combatiente o quieres inmolarte para llegar antes al paraíso. De 20 personas nos decía que solo 3 o 4 preferían inmolarse. Ahora, un año después ya hay una tercera opción en ese cuestionario, y es volver a Europa a atentar. Por tanto vemos cómo ha evolucionado ese discurso”.
En las jornadas realizadas en Casa África también estuvo el politólogo Bakary Sambe, fundador del Observatorio de los Radicalismos y Conflictos Religiosos en Africa en el Instituto Timbuktu quien señaló que el Islam se ha convertido en una especie de “sindicato general de los desfavorecidos del planeta después de que desaparecieran ideologías de izquierda como el comunismo y el maoísmo. De esa manera las nuevas generaciones han incorporado el Islam como una forma de oponerse al sistema capitalista”. Por eso, añadió, en las sociedades occidentales hay jóvenes teniéndolo todo, aún así se quejan del sistema y se van a Siria a combatir.
El profesor senegalés resaltó que hay una crisis de valores en medio de la cual el Islam parece ser una vía para luchar contra todo eso y alertó de que esté siendo una coartada para que occidente caiga en el intervencionismo militar, de lo que los terroristas se nutren para seguir su violencia y captando nuevos integrantes.
Hoy se habla del Daesh, pero no se puede olvidar a esos otros grupos que desde el 11S no han dejado de estar presente. Se refirieron a Al Qaeda en el Magreb islámico; Boko Haram en Nigeria o Al Shabaab en Somalia. “Ahora la estrategia es distinta a la de Afganistán. Ahora estos grupos están diseminados, con lo que se dificulta mucho más su control. Pasa exactamente lo mismo que con los cárteles de narcotráfico donde los han pasado a estar peleados entre ellos disputándose territorios como en América Latina. De hecho, la sucursal de Al Qaeda en Siria se está pegando y matando con el Daesh; es decir, ellos también tienen su propia lucha interna para sacar pecho sobre cuántos han matado unos y otros y salir en la primera página de los periódicos”.
Entre algunas de las soluciones que los expertos plantearon está, no solo echar mano de la prevención, sino de aplicar verdaderos programas de desradicalización. “Naciones Unidas ya lo ha recomendado para frenar la violencia, pero son programas que tardan en montarse y que no solo deben contemplar la respuesta policial. Pero no podemos llegar con retraso y para ello los políticos tienen que mentalizarse sobre su carácter urgente”, insistió el coronel Juan Mora. Y para él, una fundamental tiene que ver con la contranarrativa. “Una idea se combate con otra idea. Y ¿quién puede ayudar a eso? Los musulumanes moderados tienen que tomar un papel más activo. Si tengo arrepentidos entre esos retornados, llevarlos a lugares donde empleen la lucha de ideas. Luchar contra una idea usando otra”.