Barcelona

Anarquistas usan técnicas de «kale borroka» en Barcelona

Buscan crear alarma con la mayor violencia posible

Un grupo de agentes custodia a un detenido
Un grupo de agentes custodia a un detenidolarazon

Los servicios de información encargados de investigar los graves incidentes ocurridos en los últimos días en Barcelona, tras el desalojo de un local «okupado» en el distrito de Sants, han detectado la presencia de elementos anarquistas de otras partes de España, entre ellos de Madrid y el País Vasco, que colaboran activamente en que los disturbios se desarrollen con la mayor violencia posible, con la consiguiente alarma social, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

Asimismo, se tiene constancia de que los promotores de estos incidentes mantienen una relación fluida con grupos similares de Italia y Alemania.

Entre los 36 detenidos que se han producido en los últimos días, figura un súbdito colombiano y otro de Bangladesh. Los abogados que asisten a estos individuos han denunciado a los Mossos d'Esquadra por haber propinado, según ellos, golpes a los arrestados. Se trata de una estrategia destinada, según fuentes próximas a este cuerpo policial, a criminalizar a los agentes y a que no actúen si se producen nuevos incidentes por el temor a ser denunciados.

Durante los incidentes, los miembros de la Policía Autónoma habrían encontrado lanzaderas y material explosivo para ser disparado desde estos artilugios, aunque, en la mayoría de los casos, los extremistas se dedicaron a la quema y destrucción de material urbano; ataques a sedes de partidos políticos y cajeros de entidades bancarias y, en general, todo lo que consideran, dentro de su fanatismo, que representa al «capitalismo opresor».

Este tipo de grupos, como lo demuestra lo ocurrido en los últimos años en la Ciudad Condal y en otros lugares del resto de España, están siempre preparados para aprovechar cualquier ocasión que se presente y poder «justificar» así sus protestas, siempre de carácter violento. Es decir, la finalidad de las movilizaciones, independientemente de cuál sea la chispa que aprovechen para encender la mecha, es la desestabilización del régimen democrático.

De lo que se trata es de lanzar el mensaje a la sociedad de que, si no se desea que haya violencia y alarma social, hay que negociar con ellos, cuando en ningún momento se han sometido al veredicto de las urnas y la única «representación» que ostentan es la que se deriva de los incidentes que provocan. Por ello, según expertos consultados por este periódico, no se debe caer en la trampa de entrar en conversaciones con ellos porque, ocurra lo que ocurra al final, se les da carta de naturaleza y, aunque no se quiera, se viene a justificar la violencia.

Los citados expertos, según informes que ha conocido LA RAZÓN, advirtieron que durante 2013 se había producido un «notable aumento de la capacidad ofensiva» de estos movimientos y los métodos violentos que utilizaban durante los incidentes que provocan. Lo ocurrido en los últimos días en Barcelona responde a los manuales de «kale borroka» (terrorismo callejero), con la quema y destrucción de cajeros, mobiliario urbano, ataques contra sedes de grandes empresas, etcétera, que nada tenían que ver con la orden de desalojo del local «okupado», sino que representan el capitalismo al que pretenden abolir de forma violenta.