Conferencia Política PSOE
Andalucía sale al rescate de Rubalcaba y frena la rebelión de barones
Susana Díaz pide al PSOE la defensa inequívoca de la unidad de España
Salvado por la campana, mejor dicho por Andalucía. Susana Díaz salió ayer al rescate de Rubalcaba y frenó la rebelión de barones. Varios secretarios generales se habían organizado para escenificar un frente que forzara un pronunciamiento público sobre el calendario de primarias. La todopoderosa federación andaluza pactó con el secretario general darle «protección» a cambio de que en el próximo Comité Federal de diciembre, y no durante cualquier otro, acabe con este asunto y apruebe definitivamente la fecha de las primarias. Así que cuando la presidenta de Andalucía subió al estrado y tomó la palabra ante los delegados, les pidió que se centren en los intereses ciudadanos y antepongan éstos a los del partido, incluso a los de las personas que dentro del él tienen aspiraciones en la carrera por el liderazgo. Señal inequívoca de que los andaluces no secundarían ningún órdago a la dirección durante la convención ni permitirían que ésta se convirtiera en una pasarela. Pues así fue. Los aspirantes en liza dieron la impresión de acatar la consigna, ni uno se salió del guión prefijado, lo cual permitió al «aparato» achacar los movimientos internos de la víspera a la calenturienta imaginación de la prensa y a la perversa actuación de uno sólo de los 17 secretarios territoriales. De este modo el vértigo -o la disciplina- facilitó el cierre de filas en el debate sobre la fecha de las primarias.
¿Ha otorgado Susana Díaz, la estrella emergente del PSOE, carta blanca a un Rubalcaba que da las últimas bocanadas? Nada de eso. Lo que le ha dicho es que toca cambio, pero no este fin de semana. Sus palabras literales ante el plenario: «El secretario general tiene el apoyo de Andalucía para impulsar los cambios que necesita el PSOE para volver a ser reconocible». Según las negociaciones entre bambalinas, Rubalcaba «no ha tragado» con la exigencia de algunos secretarios que querían un signo evidente de su adiós, pero sí con que de la cita de este fin de semana se salga con el convencimiento de que «las posibilidades de futuro del hoy número uno se reducirán a la nada». Rubalcaba gana la batalla de una convención tranquila y sin sobresaltos además de tiempo hasta diciembre para entrar en el debate del liderazgo. Sin embargo, las ansias previas a la convención de algunos dirigentes siguen vivas y nadie sabe qué pasará a partir del lunes. Lo que está claro es que el todavía número uno entra en tiempo de descuento, pese a aplacar las prisas de algunos territorios con el compromiso de que el calendario de primarias se fijará en diciembre. La promesa la adquirió también la noche anterior el secretario de Organización, Óscar López, en una reunión con sus homólogos de las distintas federaciones. Y por la mañana Rubalcaba quiso escenificar una imagen de unidad con Andalucía, Asturias y el PSC al llegar al cónclave flanqueado por Susana Díaz, Javier Fernández y Pere Navarro. De un café previo que tomaron los cuatro salió un acuerdo para que la conferencia no se desmadrara y respetara el guión de las ideas. El secretario general quería y lo logró contraponer esta imagen al frente de barones que impulsaba desde hace semanas la rebelión para forzar la fecha de la elección de candidato. Aplacó, por tanto, el debate sobre fechas y nombres que habían alentado, entre otros, Tomás Gómez, Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara.
Imágenes y pactos aparte, lo cierto es que la presidenta de Andalucía marcó la senda por la que debe transitar en lo político y en lo orgánico el PSOE. En lo primero, la defensa inequívoca de la unidad de España; en lo segundo, nada de personalismos ni intereses de partido, sino siempre por delante la inquietud ciudadana. Y los ciudadanos buscan, «un programa común que se llama España» donde tenemos que estar todos los socialistas, afirmó antes de lanzar un llamamiento expreso al PSC para que se una al mismo: «Sois fundamentales, os necesitamos». La mujer con más poder orgánico e institucional del socialismo español traslado su afecto, incluso «desde la discrepancia» al PSC y tras reiterar que los socialistas catalanes son fundamentales le pidió «sin dilación» que aborden «lo que nos une» que es, en su opinión, un proyecto común y solidario que se llama España. «Nadie -añadió- puede echarnos de la defensa de la Constitución y tenemos que afrontar su reforma con dos premisas fundamentales, la igualdad y la no discriminación». No en vano, recalcó que este país no se puede permitir un PSOE que genere inseguridad y desconcierto en la defensa de España y su unidad. La andaluza, que tampoco eludió el debate interno, reconoció que los socialistas no están bien, que hay brechas sin cerrar y que «malgastamos el día entre nosotros». No negó que llegan a la Conferencia con ruido mediático, pero también instrínseco, y por eso pidió «un cambio de rumbo» antes de dar apoyo expreso al secretario general para impulsar los cambios.
En resumen, que al PSOE no le bastará, dijo, hacer primarias para ganar a la derecha , sino que debe salir a la calle a buscar a miles de hombres y mujeres comprometidos con la democracia, pero que hoy no se ven representados en las estructuras del partido. «Hay que acercarse a ellos para que nos vean útiles y no tengan que refugiarse en mareas y plataformas porque el PSOE no responda al partido que ellos necesitan».
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