Opinión

Caer de pie

Algunos dicen que el presidente solo tiene una pareja de ases: imponer la reforma de la Ley del "solo sí es sí" y dar un vuelco al Gobierno, sector PSOE

Pedro Sánchez, ayer en Valladolid, junto al alcalde de la ciudad, Óscar Puente
Pedro Sánchez, en Valladolid, junto al alcalde de la ciudad, Óscar PuenteNACHO GALLEGOAgencia EFE

Pedro Sánchez siempre cae de pie. Ayer, sin ir más lejos, la Ley de Bienestar Animal fue aprobada en el Congreso. Con tormenta entre los socios, pero aprobada, y con trágala incluido de Podemos. El PSOE no iba a ceder con los perros de caza y Podemos hincó la rodilla, frustrando al PP que veía como se desvanecían sus esperanzas de ver al presidente revolcado en el lodazal. Por si fuera poco, el Constitucional tumbó el recurso de los populares sobre la Ley del Aborto. La de hace 13 años pero respaldando, de facto, la actual.

El presidente busca caer de pie también con la Ley del «solo sí es sí». Ha enviado a Félix Bolaños y María Jesús Montero como embajadores-negociadores. Con Podemos, aunque todavía sangran las heridas y a decir de Irene Montero no hay conversaciones, y con los socios que se miran los toros desde la barrera esperando que el temporal amaine. Con el PP solo se hablará, no se negociará, dicen desde el PSOE, lo que se traduce en tener a los populares en la recámara para evitar que todo empeore todavía más, si eso es posible.

Mientras, el presidente sigue en sus cábalas sobre la crisis de Gobierno. Carolina Darias insiste en dejar Sanidad porque hacer la campaña en Las Palmas desde Madrid es harto difícil. Reyes Maroto hace campaña en Madrid desde Madrid, pero eso en sí mismo es ya difícil. En sus ministerios está todo parado y ni sus equipos saben cuando será el día D. De hecho, solo lo sabe el presidente. Sus más cercanos cuentan que el martes estaba todo atado para que se produjera este fin de semana. Pero el martes, la ministra de Justicia sacó los pies del tiesto en una entrevista en la SER.

Cuentan que se ganó una sonora bronca del presidente y algo tuvo que pasar porque el miércoles, tras otra imposible entrevista en «El País», iba con cara de ir al patíbulo, paseándose por televisiones y radios. La pusieron de fusible y el fusible estalló. La incógnita es si será también damnificada y si otros/as la acompañarán. La prueba del algodón pasa porque Pilar Llop ya no negociará nada. Ha pasado de nuevo al banquillo, forzada por unos socios que la han puesto como un trapo y un partido, su partido, que le ha sacado la piel a tiras. La sustituyen el tándem Bolaños-Montero.

El presidente, que siempre cae de pie, buscaba el día más idóneo para hacer efectiva la remodelación anunciada. El fin de semana pasado fue descartado, aunque estaba previsto, por la crisis desatada. Este fin de semana se ha torcido porque si la crisis es más amplia no parece que cesar a la ministra de Justicia con la proposición de ley en marcha sea lo más adecuado, aunque cosas veredes amigo Sancho. Carmen Calvo fue cesada un sábado cuando el martes iba a presentar la ley de Memoria Democrática, su proyecto estrella.

En el PSOE hay incomodidad. Las cosas –léanse encuestas– no pintan bien y vuelve el discurso de poner a ministros/as con mayor peso político. Se dijo en julio de 2010 y no parece que la cosa haya funcionado. De hecho, el presidente perdió en este movimiento su principal trinchera defensiva. Ahora va a cuerpo. En los ministerios se respira intranquilidad y los titulares miran de reojo el teléfono. Si no suena mejor, deben pensar.

Los que no sonarán son los de Montero y Belarra porque sería tanto como romper la coalición –la única forma de ganar de la izquierda– y poner en la picota el proyecto de Yolanda Díaz que debería abandonar su papel de «casco azul» y mojarse en la batalla. ¿Aceptaría la vicepresidenta este movimiento y quedarse en el ejecutivo? Algunos dicen que el presidente solo tiene una pareja de ases: imponer la reforma de la Ley del «solo sí es sí» y dar un vuelco al Gobierno, sector PSOE. Solo así caerá de pie. Tiene las cartas en la mano, lo que se agota es el tiempo.