Política

Encuesta electoral

Cambio de ciclo tras la moción

El centroderecha cuenta ahora con el 52,1% del voto, 5,8 puntos más que en las generales de 2016, mientras que la izquierda baja al 40,8%, 3,0 puntos menos.

Cambio de ciclo tras la moción
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El centroderecha cuenta ahora con el 52,1% del voto, 5,8 puntos más que en las generales de 2016, mientras que la izquierda baja al 40,8%, 3,0 puntos menos.

Cuando la ciudadanía percibe situaciones de peligro reacciona de modo contundente, ya lo vimos en las elecciones generales de 1982, 1996, 2004 y 2011, en las que se registran los vuelcos políticos más importantes de la historia de la democracia española. El rechazo a un gobierno sustentado por independentistas, que privilegia a regiones ricas en detrimento de las más modestas, y que no aplica el artículo 155 para desmontar el «procés» y acabar con la fábrica de independentistas que puso en marcha Jordi Pujol, está movilizando como nunca se había visto a la derecha y al centro político, hasta el extremo que el centroderecha sumaría hoy 12,5 millones de votos, todo un récord histórico, al tiempo que el centroizquierda y la izquierda cosecharía un mal resultado, con 9,8 millones, los mismos que en 2011 cuando Rajoy arrasó con 10,9 millones de votos y 186 escaños.

El centroderecha cuenta ahora con el 52,1% del voto, 5,8 puntos más que en las generales de 2016, mientras que la izquierda baja al 40,8%, 3,0 puntos menos.

Vox es la fuerza que más crece, alcanza ya el 9,4% del voto y 2,3 millones de votantes. No obstante se observa que se desacelera su avance inicial, al tiempo que el PP contiene su caída. En noviembre Vox estaba en el 2,1% del voto y saltó en diciembre al 8,7%, pero en el último mes solo ha aumentado 0,7 puntos. Mientras que el PP frena su caída, reduciéndola a 0,4 puntos cuando el mes anterior fue de 1,9 puntos. Por lo que podríamos encontrarnos cercanos al techo de Vox y el suelo del PP.

En la izquierda se registran en un mes retrocesos de 0,6 puntos tanto en el PSOE como entre Podemos. Los morados han perdido desde 2015 entre 23 y 26 escaños. Y los socialistas llevan con este cuatro meses consecutivos de caídas.

El cambio de ciclo político propiciado por la moción de censura es ya una realidad. Los números daban para que Sánchez fuese presidente desde la misma noche del 26-J. Pero una parte del PSOE sabía de las negativas consecuencias de llegar al gobierno con el voto envenenado de EHBildu y de los independentisas, y eso que ERC y PDeCAT no habían perpetrado todavía el golpe de Estado que vivimos entre septiembre y octubre de 2017. Los socialistas habían establecido a finales de 2015 unas líneas rojas; nada de diálogo, y mucho menos negociación con los que quieren romper España. Esa parte del PSOE se sublevó en octubre de 2016 contra el secretario general cuando se tuvo constancia de contactos de Sánchez con independentistas. Fue obligado a dimitir y la gestora que se hizo cargo del PSOE abortó el pacto con los independentistas que hubiera convertido en noviembre de 2016 a Sánchez en presidente del gobierno. Al mismo tiempo facilitó con la abstención de la mayoría de diputados del PSOE la investidura de Rajoy. Ese PSOE sensato sigue existiendo pero en la pseudoclandestinidad y observa impotente cómo, desde que Sánchez volvió a la Secretaría General, se han restablecido las alianzas con los que quieren romper España y los que quieren un cambio de régimen. Prueba de ello fue la moción de censura de mayo de 2018. La implosión en el PSOE llegaría en mayo si el centroderecha conquista el poder local y autonómico y la mayoría de los eurodiputados.