Exteriores

China dice que la visita de Sánchez fue "exitosa, amistosa y en pro del multilateralismo"

El portavoz de exteriores de Pekín apunta que ambos líderes mostraron apoyo mutuo y su voluntad de fortalecer la cooperación bilateral

Pedro Sánchez y Xi Jinping
Pedro Sánchez y Xi Jinpin. Borja Puig De La Bellacasa Agencia EFE

La visita de Pedro Sánchez a Pekín ha sido calificada este lunes como “un éxito” por el Gobierno chino, una valoración que dice más sobre los intereses de China que sobre logros reales para España. Mientras Pekín aplaude el acercamiento y habla de “profundo entendimiento”, en nuestro país crece la sensación de que Sánchez ha prestado su imagen a una operación de propaganda diplomática sin resultados concretos ni beneficios tangibles para la ciudadanía española.

Según el portavoz chino de Exteriores, Lin Jian, la reunión con Xi Jinping demuestra la voluntad de ambas partes de “defender el multilateralismo” y ampliar sus vínculos. Pero resulta difícil hablar de multilateralismo cuando se trata de un régimen autoritario que persigue disidentes, censura la información, amenaza a Taiwán y mantiene relaciones ambiguas con Rusia en plena invasión de Ucrania.

El entusiasmo de Sánchez en sus declaraciones -llegó a calificar a China de “socio imprescindible” para afrontar los desafíos globales- contrasta con la posición crítica que mantiene buena parte de la Unión Europea ante la opacidad del régimen de Xi, su control sobre sectores clave como las telecomunicaciones o su intervencionismo económico.

El portavoz chino de Exteriores Lin Jian recordó en rueda de prensa que, en su reunión con Sánchez, Xi enfatizó la importancia de "estabilizar las relaciones entre China y la UE" y que la comunidad internacional trabaje con China para "defender el orden internacional frente al proteccionismo". "España siempre trabajará para favorecer unas relaciones sólidas y equilibradas entre China y la UE (...). Una Europa fuerte contribuye también a la estabilidad y a la prosperidad mundial", dijo.

Recordó que Xi pidió al jefe del Gobierno español que Pekín y Bruselas se opongan a "prácticas intimidatorias unilaterales" y protejan "conjuntamente" la globalización.

La escena recuerda más a un acto de relaciones públicas que a un avance estratégico: Sánchez hablando de cooperación en cultura y turismo, mientras Xi lanza mensajes contra Estados Unidos y reclama oponerse al “proteccionismo”, obviando que China aplica restricciones económicas sistemáticas a las empresas extranjeras. El líder chino aprovechó también para pedir a España que ayude a “estabilizar” las relaciones con la UE, es decir, a suavizar el tono europeo mientras Pekín sigue sin dar pasos reales hacia una apertura democrática o comercial.

El viaje a China ha servido a ambos gobiernos para reforzar sus respectivos relatos: el de Pekín, como potencia global abierta al diálogo (aunque no lo practique en casa), y el de Sánchez, como líder internacional en año electoral. Ni uno ni otro parecen haber buscado el interés real de los ciudadanos.