Irak
Coronel Julio Salom: «Ayudamos a Irak a resolver un problema que nos afecta»
«Nuestro objetivo ha sido demostrar al Ejército iraquí que somos una fuerza amiga, que viene a ayudar»
Tras seis meses entrenando al Ejército iraquí para luchar contra el Estado Islámico, ensalza la «determinación de España»
Tras seis meses entrenando al Ejército iraquí para luchar contra el Estado Islámico, ensalza la «determinación de España»
¿Cuáles han sido los cometidos de su misión?
–Los derivados de nuestro compromiso de instruir a las Fuerzas Armadas iraquíes. España ha liderado en Besmayah uno de los centros de adiestramiento más importantes de la misión «Apoyo a Irak», en la que no nos hemos limitando a instruir a los soldados iraquíes, sino que también hemos tenido la tarea de coordinar todo lo relativo a entrenamiento en nuestra zona, y para ello hemos trabajado coordinados con nuestros camaradas americanos y portugueses.
–¿Cómo ha sido el día a día?
–La jornada es muy intensa y manda mucho la climatología. Los entrenamientos empezaron siendo a las 7:00 en invierno, pero ahora con los calores del verano están comenzando a las 5:00. El duro sol manda... Los entrenadores realizan sesiones de entrenamiento con la explicación de los fundamentos teóricos y les siguen las prácticas. Ahora, metidos en pleno verano, suelen tener la tarde libre, pues respetamos el cumplimiento del Ramadán. Lo cierto es que en estos momentos es imposible sacar más partido al trabajo de campo. Por la tarde llega el proceso de planeamiento, de remisión de informes, de preparar las sesiones del día siguiente y de las reuniones. Un poco de gimnasio o carrera, cenar y a la cama. Como bien se sabe, para nosotros aquí no hay fines de semana... Se trabaja todos los días.
–¿Qué ha supuesto el adiestramiento de la Brigada 92?
–Cuando llegamos pensábamos que el turno de brigadas sería más fluido y se instruirían en periodos de seis semanas. Pero la realidad se ha impuesto y nos hemos adaptado a lo que nos hemos encontrado. La Brigada 92, que llegó bastante baja de forma, ha sido el objetivo de adiestramiento principal de nuestra actividad en Besmayah. Se trataba de una Brigada que quedó totalmente desmantelada en junio de 2014. Con los restos de la propia 92 y de la 93 la hemos conseguido reconstruir de nuevo como Unidad. El reto de poner en orden de combate a la Unidad, conseguir que sus hombres se integren, cohesionen y que sepan ejecutar misiones de adiestramiento ha sido nuestra motivación diaria.
–¿Qué tipo de soldado encontraron y cual ha sido el resultado?
–No existe un «soldado tipo». Hay soldados, «jundis», con mucha experiencia en combate, resueltos y con mucho potencial, pero hay otros que, aunque con buena disposición, llegan carentes de la instrucción básica y hay que formarlos casi desde cero. Entre ambos extremos contamos con un amplio abanico de edades, procedencias, religiones... una buena amalgama que nos exige todas las dotes posibles de liderazgo para contagiárselo a sus jefes y que se den cuenta y transmitan el sentimiento de Unidad.
–¿Es cierto que se encontraron con una unidad que carecía de personal, de material, de motivación y voluntad de lucha?
–Es cierto. A la Brigada 92 le faltaba de todo menos la motivación y la voluntad de vencer. El personal que integra esta unidad procede de las provincias del norte, de zonas en las que el Daesh se ha hecho fuerte, por lo que muchos de ellos han tenido que huir y sus familias viven como refugiados en zonas seguras como Kerbala, Najaf o Bagdad. Por ello su motivación es total, ya que el conflicto les toca a la propia familia. Con los soldados hay que actuar más en aspectos logísticos y organizativos que en la motivación.
–¿Se ha alcanzado un alto grado de operatividad?
–Sí. El nivel Compañía está alcanzado y consolidado. Sobre esa base se puede construir lo que queda. El veredicto final lo dirá la lucha, los propios combates con el Daesh. Nosotros cruzamos los dedos y rezamos para que la Brigada sea capaz de demostrar todo lo que sobre ella hemos volcado. El éxito en el campo de batalla lo da la experiencia y una buena instrucción.
–¿A qué tipo de combates y de enemigo se van a enfrentar las tropas a las que entrenan?
–Eminentemente un combate urbano o «periurbano» y con gran confluencia de artefactos explosivos improvisados y francotiradores. El escenario es difícil y requiere la motivación que tienen de recuperar sus ciudades, sus casas, sus vidas...
–¿Cómo ha sido la relación con los soldados iraquíes?
–Una relación de mucha confianza y camaradería. Nadie como los legionarios para tejer ese estilo de trabajo y de contacto. Una anécdota que ayuda a desengrasar el conflicto en el que vive el país es que nosotros podemos dividirlos en dos grupos: los que son del Barça y los que son del Real Madrid. Se conocen las alineaciones y los resultados mejor que nosotros... el fútbol, una vez más, ha sido un importante nexo de confraternización. Tampoco la religión ha sido motivo de desencuentro.
–Comenta un general americano, para quien ésta ha sido la primera vez que ha tenido que trabajar con los legionarios, que con instructores así el trabajo en Irak se acabaría antes de lo previsto... Todo un piropo para sus hombres...
–No soy quien para hablar de nosotros mismos, pero nuestro objetivo ha sido demostrar al Ejército iraquí que somos una fuerza amiga, que viene a ayudar y a colaborar a que sus fuerzas armadas sean capaces de resolver un problema de seguridad que nos afecta a todos. En la coalición nos hemos querido presentar como una fuerza con capacidad de actuación, con mucho empuje y determinación, avalados por la experiencia adquirida en más 20 años de misiones. Hay que tener en cuenta que nuestro núcleo duro lo forman 70 entrenadores, oficiales y suboficiales, muy bregados en Afganistán y en otros teatros. Pocas naciones han puesto sobre la mesa una capacidad de entrenamiento tan poderosa.
–¿Cómo ha sido el trabajo de la Fuerza de Protección formada por legionarios de la X Bandera?
–Sinceramente, ejemplar, con la misma alegría y firmeza con que empezaron han acabado sus últimos servicios. No hay actividad de entrenamiento que no sea protegida por un destacamento de la Unidad de Protección y ya se puede imaginar la cantidad de actividades a las que se han visto sometidos los «ángeles de la guarda». Si a eso le unimos la guardia de la Base y el que todos sus servicios se hagan con chaleco, placas balísticas, casco y armamento, podremos comprobar el sacrificio a que han sido sometidos.
–¿Dónde van a combatir las tropas a las que han entrenado?
–Los planes están todavía abiertos y no es fiable hacer una estimación sobre las futuras acciones de las tropas que hemos adiestrado. Acaben donde acaben, espero que demuestren el poso que les hemos dejado y que nuestro Cristo de la Buena Muerte o Alá les ayude.
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