El desafío independentista
Crisis en CiU poco antes de aprobar el texto soberanista
UDC reta a CDC a revisar sus pactos después de culpar a Duran de frenar el independentismo
Desde que a Artur Mas se le metió entre ceja y ceja convocar una consulta sobre la independencia de Cataluña, la tensión entre Unió y Convergència ha ido en aumento. Al margen de alguna declaración aislada, democristianos y nacionalistas siempre habían limpiado los trapos sucios en casa. Pero el pacto con ERC, tras el inesperado tropiezo electoral de Mas, amenazaba con hacer perder la compostura a alguno de los socios de la federación.
Horas antes de que CiU y ERC firmaran el pacto de legislatura, Josep Antoni Duran Lleida auguró que el acuerdo traería tensiones entre Unió y Convergència. Lo que nadie sospechaba era que las costuras que unen la federación saltaran antes de que Mas cumpliera un mes al frente del nuevo Gobierno, la víspera de que el Parlament apruebe la Declaración de Soberanía. Hacía tiempo que los sectores más soberanistas presionaban para arrinconar a Unió, a la que ven como un freno a sus aspiraciones para lograr la independencia. Pero lo que hasta ahora eran habladurías, la federación de Barcelona de CDC lo puso anteayer negro sobre blanco. Aprobó por unanimidad una resolución en la que se responsabiliza a Duran de la debacle electoral al generar «confusión» y «frustración» al electorado con sus declaraciones contra la independencia. En un solo folio, la federación de Barcelona de Convergència se despacha con sus socios. Denuncia que «las posiciones políticas de Duran afectan a la cohesión interna y estropean la imagen de la federación de CiU», porque «diluye y desdibuja el compromiso de la federación refrendado por los ciudadanos en las urnas ante el reto de convocar una consulta que dé salida al derecho a la autodeterminación de los catalanes. La resolución todavía va más allá y reclama al partido que tome medidas «urgentes» para evitar el desprestigio y la desafección que provocan declaraciones como las de Duran.
Da la casualidad de que anteayer hubo consejo nacional ejecutivo de CiU y que ante la Prensa comparecieron Duran y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, la cara más reconocible de la federación de CDC. La cordialidad entre ambos no presagiaba el conflicto que estallaría pocas horas después, durante el consejo de la federación de Barcelona en el que, pese a no tener derecho a voto, estaban Oriol Pujol y el secretario de organización de CDC, Josep Rull.
Tras hacerse públicas las críticas a Duran, Unió contó hasta diez antes de hablar. Al principio relegó la disputa a la federación local del partido y esperó a que reaccionara Mas. Pero el president no respondió como esperaban sus socios. Mas no defendió públicamente a Duran ni tampoco censuró la declaración de la federación local de CDC. Se limitó a regañar a los suyos por meterse en conflictos «secundarios» en un momento de «máxima trascendencia», horas antes de que el Parlament apruebe la Declaración de Soberanía con la que despega el proceso del derecho a decidir. Mas quitó hierro a las acusaciones de los nacionalistas a Duran tras reclamar que la declaración «no se lea como un problema grave».
Unió, que no esperaba esta reacción de Mas, respondió con toda su artillería. La portavoz de UDC, Marta Llorens, utilizó Twitter para ajustar cuentas. «¿CDC quiere hundir al president (Mas)? ¿Para presentar a quién? Más valdría que se preocuparan por el embargo de su sede», dejó ir, consciente de que apuntó donde más daño le puede hacer a sus socios, a su honorabilidad. CDC ofreció como fianza su sede para hacer frente a la demanda judicial por el saqueo del Palau de la Música.
Más políticamente correcto, aunque no menos duro, fue el secretario general de Unió, Josep Mª Pelegrí, quien publicó una nota de Prensa donde tacha de «inaceptable», «gravísima» y «sectaria»la declaración de CDC. Tras reprochar a Mas su descafeinada reacción y exigir a la dirección nacionalista que reconozca públicamente que no comparte la resolución de la federación local, Pelegrí retó a revisar los pactos entre Unió y Convergència. Duran siguió desde Chile lo que en Twitter bautizaron como #guerracivil.
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