Fernando Cancio
Turquía confirma, 15 años después, que enterró la pierna de una víctima del Yak-42
Defensa pide la Audiencia que verifique su existencia
Defensa pide la Audiencia que verifique su existencia
A principios de este año, los padres del sargento del Ejército del Aire Francisco José Cardona Gil (fallecido en 2003 en el accidente del Yak-42) preguntaron al Ministerio de Defensa si podía confirmar que en Turquía, donde se estrelló el aparato con 62 militares a bordo, ya no quedaban restos mortales de efectivos españoles y, si aún hubiese alguno, intentar repatriarlo. El departamento que dirige María Dolores de Cospedal trasladó esa pregunta al Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía, que confirmó, a través de la Embajada española, que el 24 de
julio de 2003, apenas dos meses después del siniestro, enterró en el cementerio de Maçka, «una extremidad inferior cuya identificación no pudo determinarse en su momento». Por ello, Defensa ha pedido a la Audiencia Nacional que abra un proceso de cooperación judicial con Turquía para verificar la existencia de esos restos y, si es así, iniciar las labores para su localización y posterior identificación.
Fue la semana pasada cuando se confirmó la noticia, por lo que el Ministerio de Defensa comenzó a informar por teléfono a los familiares de las 62 víctimas del hallazgo, pero hasta hoy no pudo confirmárselo a los padres del sargento Cardona, pues al ser los que hicieron la pregunta, querían explicárselo en persona a través de un oficial de la División de Apoyo al Personal, dependiente de la Subsecretaría de Defensa. Además, las autoridades turcas también confirmaron que tanto los restos mortales como los biológicos de los familiares usados para las identificaciones han sido destruidos, según marca su legislación. El Ministerio asegura que desconocían la existencia de estos restos enterrados. Nada más conocer la noticia, las familias de 10 víctimas reclamaron una comisión de investigación en el Parlamento ante lo que calificaron como «el culmen a la película de terror que vivimos desde ese maldito 26 de mayo». Reunidos a título personal al haberse disuelto la asociación el pasado año, hablan de «maltrató continuado» por parte de Defensa, señalando que «nos llaman para solicitarnos pruebas de ADN 15 años después», un punto éste que el Ministerio desmintió, aclarando que, únicamente se les llamó «para explicarles el hallazgo» y recalca que lo único que se pide ahora a las autoridades turcos «vía judicial es si conocen la localización de la pierna». Las labores de identificación sólo se realizarían cuando «nos verifiquen que está localizada».
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